Capitulo 9

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El regreso a casa había sido en total silencio. Bill de vez en cuando miraba al cazador que se suponía hacia poco había perdido a su hermano pero su rostro no mostraba absolutamente ningún sentimiento de dolor. Quería saber que pensaba en esos momentos, preguntar dónde estaba el cadáver de John, saber si también lo extrañaba tanto como hacia él. No era un buen hombre, y cuando llegaron a la cabaña presintió lo peor al ver como el mayor cerrada la puerta principal con esas pesadas cadenas, asegurándolas con un candado quedando los dos sumergidos en la oscuridad hasta que el fuego que encendió de una tosca antorcha de madera hizo que viera de nuevo. Le antorcha la puso en un poste que estaba clavado a la pared y entonces se dirigió hacia él.

—Jeff...yo— retrocedido unos pasos cuando le vio acercarse. Ese modo en que lo miraba realmente no le agradaba para nada, algo dentro de su instinto le pedía a gritos que escapara lo más antes posible.

—Fue tu culpa, maldito mocoso— una rabia asesinaba cegaba al mayor, por eso aseguro que aquel chico no pudiera escapar. Si tan solo ese mocoso hubiera cooperado más, sino se hubiera separado su hermano estaría con ellos. En cambio su cadáver estaba en alguna parte de ese bosque maldito pudriéndose.

En un rápido movimiento tomo el brazo derecho del rubio, jalándole al ver que intentaría escapar. Ese mocoso tenía la culpa, tenía que pagar todo lo que había ocasionado, se encargaría personalmente de eso. Ignorando sus quejidos de dolor y sus disculpas le llevo aquel oscuro sótano donde había pasado encerrado los primeros días que paso en ese lugar. Puso un poco más de fuerza al sentir como empezaba a poner resistencia, dejando su brazo para agarrarlo de los cabellos para meterlo a la fuerza en aquella habitación oscura como boca de lobo, rodando por las escaleras.

—Fue tu culpa— susurro Bill sintiendo el sabor de hierro de su sangre por su boca ¿Cuándo comenzó a sangrar? Vio como iluminaba fácilmente ese lugar, por lo general había antorchas antes de llegar a la escalera la cual bajo con más cuidado. Ahí no había forma de escapar por lo que se limitó a sentarse en el frio suelo esperando que le sucediera. Por su suerte – por ahora- no había sido escuchado-.

—Me has desilusionado Bill, te habías portado demasiado bien, haz sido un buen chico y ahora, no sé cómo decirlo...

—Esto no fue mi culpa, solo te dije dónde estaban como me lo pediste, tú fuiste el culpable— escupió con gran odio, si le haría daño al menos quería aprovechar para decir lo que sentía.

—¡Cállate!— ordeno — este no fue mi culpa estúpido niñato— se acercó al chico y sin darle tiempo en ponerse a la defensiva pateo su rostro con todas sus fuerzas— la única culpa es darte ese jodida libertas. Asa hubieras muerto en lugar de John.

—No— apenas pudo decir, le había roto la nariz y la sangre manchaba salía a borbotones — él que debió haber muerto fuiste tú no John— se levantó con dificultad, sintiendo un horrible mareo. El golpe había sido demasiado fuerte— él no merecía morir así, él no era una basura como tú.

—Soy un ciego— dijo callando al malherido chico que trataba de controlar la hemorragia que había teñido casi todo su rostro de rojo— tu querías a mi hermano como lo hace una mujer, ahora entiendo porque actuaban demasiado raro los dos.

—Que inteligente eres— su sarcasmo no era bueno en esos momentos— solo era más amable conmigo, maldito enfermo.

—No me quieres ver la cara de imbécil— apretando su puño derecho le golpe en la boca del estómago haciendo que cayera de rodillas sintiendo que no tenía aire— tú eras la puta de mi hermano— se agacho disfrutando la cara de dolor del muchacho.

En el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora