Capitulo 12

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En lo días que estuvo cautivo en aquel sótano pudo estar unas pocas ocasiones con Bill aunque esto último no sabía si tomarlo como algo bueno o malo. Parecía demasiado cansado en esos días, a lo que dedujo que al tener que cargarlo desde el bosque hasta llevarlo aquel lugar oscuro y con humedad le había dejado hecho polvo; no era tan fuerte como alardeaba. También debía de notar que desde aquella marca que le había hecho no lo había maltratado; al contrario, le había curado a modo de prevenir alguna futura infección- no quiero que mueras rápido, fue su excusa- y también le daba comida y estaba al tanto de sus necesidad básicas.

Pero era solo eso, solo estaba por esos motivos y luego le dejaba solo en aquel lugar, parecía que no podía soportar estar mucho tiempo en ese lugar y aunque tenía aún más curiosidad por saber que le había sucedido en aquel lugar pero nunca le hablaba, parecía que estaba muy inmerso en sus pensamientos ¿Qué estaría pensando en esos momentos? ¿Qué pensaba hacer? Suponía que en esos momentos se tomaba el tiempo necesario para descansar y después seguir con su venganza sin sentido alguno. Y él ahora no hacía nada, sintiéndose inútil.

Tal vez si lograba hablar con Bill, podría hacerlo desistir a seguir con esa locura. Sabía que él no era malo, solo estaba demasiado herido y eso no lo hacía reaccionar de buena manera, tenía solución, aunque bueno eso lo veía desde su punto de vista. Si tan solo tuviera una mínima oportunidad de hablar con él.

Era una noche helada, la más fría desde todos los días que estuvo ahí. No esperaba que Bill bajara, hacia una hora le había servido la cena- una sopa caliente que le había aliviado un poco-; de hecho fue demasiado rápido, ni siquiera tomo la importancia que le había desatado las muñecas para que pudiera comer por su propia cuenta. En contra de todo pronóstico, Bill regreso. Encendió la antorcha y bajo de forma torpe las escaleras. Usaba un gran abrigo de color negro, al parecer no era el único con que tenía frio.

— ¿Tienes frio?— pregunto el rubio algo titubeante y en un tono bajo.

—Sí, demasiado—contesto extrañado. No se veía como siempre, parecía que no podía coordinar bien sus pasos y sus mejillas totalmente rojas. Claramente estaba totalmente ebrio, pero ¿Cómo podía saber eso?

—Que mal, aunque este lugar es el más frio de esta casa— dijo para irse de nuevo, dejando la puerta abierta dejando incluso más confundido ¿Qué le pasaba? No tardó mucho en regresar con varias cobijas junto con una botella de color verdoso.

—Bill...

—No quiero que te enfermes— dijo para ponerle las cobijas en su cuerpo, dándole calor poco a poco. Dipper se fue acostando y Bill se sentó a su lado empezando a tomar algo de aquella botella, parecía que no era algo bueno por las muecas que hacía, además ahora que lo tenía cerca su aliento le daba un ligero mareo.

—Dipper ¿pensaste que algún día estaríamos así?— pregunto mirando algún punto en la pared— a veces quería verte, no puedo negarlo, olvidarme de todo y simplemente regresar. Aunque eso sería demasiado estúpido ¿no te parece?

—Por supuesto que no— negó— ¿Por qué no lo hiciste?

— ¿Regresar? Ya dije que es estúpido además sería una traición para mi John, se fue recostando en el lomo del medio ciervo— estoy haciendo esto solo por él.

—Lo amabas demasiado ¿verdad?— se echó para atrás, para hacerlo separarlo pero Bill se apegaba más a él.

—Demasiado, quería pasar mi vida a su lado— tomo un respiro— me gustaría que fuera mi primer amor, pero no lo fue. Fuiste tú ¿tonto, no? Tú me salvaste, cuidaste de mí.

En el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora