Sin destino.

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El sol despuntaba violentamente a través de las blancas cortinas del dormitorio. El estruendoso sonido de la circulación de peatones y trafico atropellaban sin piedad la cabeza de la joven Amber. La cual abrió sus grandes y des maquillados ojos grises a altas horas de la mañana: todo parecía tener un siniestro tono gris, todo parecía ir ralentizado. Se incorporo en la cama sin tan siquiera fijarse en los que había a su alrededor, le dolía a horrores la cabeza, como si mil alfileres se clavaran a la vez en su cerebro, como si un obrero le estuviese picando en la frente. Se llevo su fina y delgada mano allí donde le dolía, queriéndose apartar el largo flequillo de la cara; pero al encoger los dedos sintió un enorme escozor en los nudillos , como si la piel le tirara quemada. Entonces abrió bien los ojos, la almohada estaba mal pintada de negro por el maquillaje y las sabanas blancas teñidas de rojo. Por su antebrazo finos y gruesos caminos de sangre ya seca ligaban con las manos que parecían pequeños lagos rojos en los que cuyo nacimiento se hundían por la falta de piel, sus nudillos quedaron desnudos y desprotegidos. Una imagen desagradable pero sin embargo familiar, no era la primera vez que Amber despertaba así.
Recorrió su cuarto con la vista, parecía haber pasado un terremoto por allí la noche anterior, los cuadros rotos por el suelo, los libros casi deshojados, las estanterías y las lamparas hechas pedazos y varias botellas de Jack Daniels esparcidas, algunas vacías, otras medio llenas.
Recordó el porque de ese caos, la noche anterior, Lucas, uno de sus mejores amigos le dijo adios, sin dar explicación ninguna y ella, tras tiempo esperándole y tras ese inesperado final rompió con todo, bebió hasta perder el control, lloro hasta quedarse sin lágrimas, derribo todo lo que se puso por el camino y cuando ya no pudo mas, cuando el sueño, el cansancio y el alcohol se hicieron sus dueños, Amber cayó redonda a la cama.
Aun con el corazón triste y rabioso se levanto de la cama, sus pasos parecían un metrónomo, los cristales de los cuadros rotos y los trastos que había por el suelo martirizaban sus pies, pero eso no le importaba, era tan el dolor de su alma que físicamente nada le dañaba.
Una vez en el cuarto de baño lavo su cara con agua y toallas pero aun así parecía recién sacada de una película de terror, su tez era blanca como la nieve, sus labios se torcían queriendo evitar un llanto y sus ojos rojos y resecos de tanto llorar, si, estaba muy demacrada. Continuo lavándose los brazos y las manos, quitando toda la sangre posible y tapando las heridas con vendas.
Camino a la cocina los crueles sonidos de la calle ya tan solo la mareaban , eran ya ecos difusos en el exterior de una prisión, estaba tan sumida en su tristeza, en la pequeña niña que se marchitaba en su interior que apenas era capaz de percibir lo que pasaba a su alrededor.
Sobre la silla de la cocina tenia ya preparada la ropa, un sencillo conjunto de jeans camiseta blanca, botas y chaqueta tejana.
Aun sin hambre se sentó, sobre la vieja mesa de madera blanca, justo a la derecha de la taza de café, astillado y casi sin batería el móvil aun seguía vivo.
Leyó el mensaje o mas bien la discusión de mensajes que ayer mantuvo con Lucas, aun no quería creerse lo, pero al releer la conversación confirmo la cruda realidad de esa situación, no lloro, pues ya no le quedaban lagrimas que derramar, tan solo dejo caer el móvil a la mesa de nuevo y miro angustiada la puerta de principal. Allí la esperaban dos maletas rosas con lo suficiente para vivir, las preparo anoche , quería marchar lo mas lejos posible y no volver.
Puede que la mayoría de los que estéis leyendo esto os pueda parecer exagerada la reacción de Amber ante esta situación, pero eso es porque no la entendéis, había pasado tanto con Lucas, la confianza mutua era máxima , el era distinto porque la miraba como nunca nadie había hecho, el tan solo con una sonrisa le iluminaba el día, el que era tan tierno, dulce y cariñoso, había sido como el hermano que nunca tuvo y que siempre quiso,el que guardaba todos y quien la ocultaba en momentos peligrosos aunque le doliera el alma. Igual ya estaba cansado de imaginar algo mas con ella, quizás se canso de esperar sentado su turno mientras veía que ella se besaba con sus amigos...quizás se canso de esperar su amor. Ella jamas quiso hacerle daño, al contrario, solo quería hacerle feliz... pero no podía ser o hacer lo que el quería, se sentía incapaz de enamorarse por mucho que lo intento su corazón no le respondió.
Cansada de pensar y pensar, intentando buscar otra explicación que no la culpara cogió sus maletas y se echo a la calle.
Una vez en las grises aceras de la ciudad, aunque brillara el sol, para ella caminaba entre densa y fría niebla. Los peatones pasaban difuminados, como sombras negras sin rostro, los coches parecían amenazarla con los graves clarsons, todo la envolvía con tonos entre el negro y el blanco.
De la misma rabia, Amber se encogia y apretaba con fuerza sus mandíbulas para no gritar entre la gente.
Cuando llego a la estación de tren se acerco a la vitrina para pedir un billete.
-¿A donde señorita?- pregunto la mujer alegre tras el mostrador.
-Lo mas lejano que exista por favor, el precio no es problema. -Contesto Amber con la voz rota y sin tan siquiera levantar la cabeza.
Esperando a su vía de escape se encendió un cigarro, el humo se hacia parte de su niebla, pareciendo para ella las palabras que su boca no diría pero que su corazón gritaba. Las personas que esperaban también algún tren no la miraban, lo la saludaban, seguían siendo difusas entre la niebla, parecía ser invisible y se sentía un alma solitaria, un fantasma, sola entre un montón de gente.
El viejo, no antiguo, sino viejo tren descolorido, entre naranjas, blancos y amarillos , aun se veía mas apagado entre las bajas nubes. Como si solo fuera para ella, las ruidosas y roídas puertas se abrieron de par en par. Amber miro de lado a lado para comprobar si alguien mas entraba o si alguien , Lucas quizás la frenaba, pero no... la estación seguía en silencio, quieta... todo parecía ser un tétrico escenario de cartón en el que ella era la única protagonista y la única entre el publico.
Al cerrarse las puertas ella siguió quieta, con la inútil esperanza de que Lucas llegara. El ruinoso tren se ponia en marcha, el pito rompió la quietud del momento y ella despertó, ya era tarde, ya marchaba, sola, ¿ donde?, Aun no lo sabia, ¿cuando llegaría a su destino? Realmente ella no quería presentarse en ningún lugar.
Sus ojos se volvieron de nuevo acuosos, aunque quisiera negar que lo seguía esperando, como una niña esperaba que como por arte de magia Lucas apareciera en el tren, con una enorme sonrisa, como si nada hubiera sido una broma pesada.
Comenzó a caminar por el pasillo , cada paso que daba era como si fuese a caerse al suelo, estaba borracha, borracha de tristeza, sus piernas ya no sujetaban apenas el peso de su alma, pero seguía ahí, de pie, aguantando como podía.
Entro en uno de esos innumerables vagones y escogió uno de esos que están cerrados y aislados de los demás, cómodos respaldos y una enorme ventana. Se sentó a desgana y con ganas. Parecía increíble que se hubiera marchado de verdad, cuantisimo le hubiera gustado que Lucas le frenara a subir a ese tren y le dijera "No te vallas". Pero no, tan solo eran falsas esperanzas de un corazón partido, soñador y mal herido.
Lloriqueando , observaba como la niebla se iba convirtiendo en un oscuro y amenazador cielo negro que advertía tormenta; que frío y triste era todo ahora que no estaba el, jamas creyó que sentiría algo así, parecía que el mundo estuviese de luto , que se vistiera con un enorme velo negro, esperando la muerte de ese iluso e impulsivo corazón.
Las vías del veterano tren seguían su camino, hasta llegar al punto en el que el suelo ya no era tierra, sino agua, agua pura y clara , pacifica y apática, fría y distante, la cual imitaba el reflejo del nubloso cielo. A la lejanía podía divisarse un antiguo y des articulado árbol gris, en el cual, en una de sus torcidas y desnudas ramas colgaba una solitaria soga, tirante, observada melancólicamente por un decrepito lobo ¿Seria un fantasma?, Quien sabe.
Que pena de escena, un animal tan bonito y a la vez tan solo, sin comida, sin compañía...
Cuanta mas rabia recogía su alma, mas se tenía el cielo de negro, mas cerca estaba la tormenta, todo se volvió violento y el tren comenzaba a subir hacia las tenebrosas nubes.
Era tal el miedo que Amber sentía a esa soledad que quiso distraerse jugando con las gotas que en ese momento comenzaban a azotar la ventana del vagón, se quiso divertir apostando con ellas como si fuera una carrera de caballos. Pero eso no duro mucho tiempo, Amber alzo la mirada y al ver su reflejo en el cristal, por un momento le pareció ser el de Lucas, era incapaz de verse a si misma, la angustia había llegado a ese punto en el que su propio cuerpo le jugaba malas pasadas. Taciturna coloco su pequeña mano en la fría ventana y como un cristal corriente , el reflejo hizo lo mismo, nuestra joven sonrió un instante , pero las gotas que caían simulaban ser lágrimas para el.
De pronto un estruendoso trueno hizo que Lucas desapareciera y las densas y casi moradas nubes recreaban una escena; podía verse a los dos amigos jugando a la consola, haciéndose cosquillas...riéndose...juntos.
Amber se pego a la ventana para contemplar esos felices recuerdos plasmados en ese algodón que simulaban ser las nubes.
El tren, tras otro trueno quedo a oscuras y así poco a poco fueron apareciendo antiguos luceros, encendidos por llameantes velas blancas, no colgaban de ningún lugar, simplemente flotaban en el aire, semejando ser una estrella que iluminaba aquella pesadilla.
La tormenta se intensificaba con cada respiración del tren , el ruido de la tormenta resonaba en cada parte de su ser , le recorría un zumbido de la cabeza a los pies, aquello la agobio hasta el punto de taparse los oídos y cerrar los ojos, no pudo evitar gritar, ni llorar, los truenos y relámpagos atormentaban mas aun su alma, agitando todos aquellos fuertes y desagradables sentimientos , pero aun así, Amber quiso volver a calmarse, a distraerse , la tormenta no iba a parar porque ella llorara.
Saco del bolsillo de la chaqueta un pequeño folio que un día su amigo le entrego , leyó y releyó sus palabras hasta quedarse atascada en una frase "Te necesito ...¿Seras capaz de perdonarme? Siempre tuyo Lucas❤" .
Comenzó a llover , ya no fuera sino dentro del vagón, la lluvia mojaba su largo y lacio cabello castaño, su nariz respingona, su ropa, sus manos y como no, la carta que empezaba a derretirse como si de un helado al sol se tratase, la chica con decisión la volvió a guardar en el bolsillo y se quedo inmóvil, viendo pasar los luceros, los recuerdos y escuchando los estallidos de los truenos.
Extrañamente alguien llama sigilosamente a la puerta, un joven botones con un paraguas ofreciéndole taparla de la lluvia, pero Amber no abrió, ni tan siquiera se fijo en que en el habitáculo de al lado no llovía, no había nadie mas y que el botones era la única persona que le veía en lo que llevaba de día.
Y hoy por hoy, ahí sigue , ahí esta, ese tren entre tormentas, lluvia y pena, vagando por el cielo, solo, sin apenas pasajeros, esperando no llegar a ningún destino.

  Late De LutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora