INCOMPLETE II

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No sabría como comenzar este relato, supongo que por el principio, pero la historia es muy larga,así que comenzare o mas bien contare el lejano final de la relación de Jake y Jade, pero esta vez por parte de ella, cuando Jake marcha y ella reconoce el sonido del coche.

Sabor a galleta en la boca y tras abrir la ventana un viejo y fresco olor a recuerdos alegres y lejanos. La piel se le erizo y su boca dibujo una sincera aunque efímera sonrisa.

Llovía, llovía  a mares, cercanos y estruendosos relámpagos iluminaban la noche, no se oía un alma en la calle, solo se escuchaba un ligero y suave viento que hacia bailar las copas de los frondosos arboles.

Jade busco con la mirada entre las bastas y negras nubes del cielo a su amiga, su cómplice, su brillante compañera, la luna, pero ella no aparecía. Su corazón callo ante la ausencia del astro, pues era ella la única que escuchaba sus mudas palabras, quien secaba sus duras lágrimas.

Aquella noche era distinta y no sólo porque la luna no estuviera, sino por el sonido del coche que hacía ya dos horas había escuchado y porque el olor que flotaba en el húmedo ambiente había azotado con fuerza a ese avergonzado y cobarde corazón.

Sin luna, el alcohol parecía la única solución para aplacar ese torrente de nostálgicos recuerdos.Hacia ya tres años que no recurría a ese amargo sabor, pero aquella noche... sabia perfectamente que la resaca dolía menos que rememorar lo sucedido, esa misma noche hacia ya tres años.

El alcohol pasaba grácil y veloz por la joven aunque desgastada garganta de Jade, como si fuera agua pero, con un efecto devastador.

Las lágrimas se fueron acumulando en sus azules ojos como rocío en una flor. El olor seguía infestando de momentos su mente, el vodka no parecía hacer lo que ella esperaba de el, al contrario.

Esos fuertes abrazos, esas alegres carcajadas, esas manos siempre unidas y por ultimo esas terribles y dolorosas discusiones en las que el alcohol y un reciente y devastador desamor fueron culpables.

Su fina y delgada mano temblaba mientras alzaba la botella, ni siquiera se había molestado en echarla bebida en un vaso; la miro con desprecio y le grito mientras la lanzaba con fuerza contra la pared "¡Es todo culpa tuya!".

Como las incontables gotas que caían con fuerza sobre el arcén de la calle, las lágrimas fueron brotando incansables hasta impactar se contra el suelo.

Borracha e impotente, Jade se puso una vieja y enorme chaqueta azul que guardaba de Jake y salio a la calle.

Con tan solo esa chaqueta y unas zapatillas, la joven sin pantalones se encogía de frío, la gente desde sus ventanas la miraba extrañada y susurraba "Mira ya ha vuelto a beber" "Siempre borracha que penita de muchacha", pero a ella parecía no importarle.

Tras un largo paseo hasta la estación de tren, Jade se sentó bajo el porche de ladrillos, justo debajo del antiquísimo reloj que marcaba once y media de la noche, el tiempo se había parado para ella desde que decidió quedarse sola antes de seguir haciendo mas daño forzando a existir a un amor deseado por tantos, pero...su alma estaba tan vacía...

Prendió un cigarro y el humo que exhalaba de su boca parecía contarlo todo, todo eso que su voz necesitaría dos o tres eternidades para explicar.

De nuevo levanto la mirada y por muy oscuras y densas que fueran las nubes ella sabia donde se escondía la luna, aunque a distancia acompañara ese sentimiento triste y solitario, ese vacío frío y duro, aunque la luna entendiera la melancolía y la culpa que invadían y convertían el interior de la chica en un zarzal, Jade sabia que esa noche la luna no era suya, esa noche Jake era su dueño y estaría donde estuviera el, pues era su mirada la única capaz de iluminar la mas sombría y lúgubre de las noches.

Pero en un suspiro agotador el viento que hasta el momento había parecido mas quieto se levanto,empujando a la muchacha, guiándola hasta la no tan lejana playa,donde un claro iluminaba la orilla. Allí estaba la luna, tan brillante, tan serena, tan elegante...

Quitándose las zapatillas Jade Podía sentir cada granito de arena, como las plantas de sus pies se hundían en un terreno húmedo y agradable, mientras su cabeza se preguntaba donde estarían las promesas que escribió sobre la arena de esa misma playa, quizás al igual que su boca se había vuelto muda,quizás el paso del tiempo había olvidado esas palabras. De modo que se sentó frente a las murmurantes y constantes olas del mar que se rompían al convertirse en espuma. En esa misma arena, tan mojada y cercana al agua volvió a escribir por si algún día el mar se lo quisiera contar o para escribirlo y de alguna manera hablar "Fui Como una botella que el mar pudo romper, navegue sin rumbo y no supe volver".

  Late De LutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora