INCOMPLETE I

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Era una tarde cualquiera en la que Jake iba a hacer la compra, no sabía porque, pero esa tarde su corazón parecía apático, latía por latir, sin razón ninguna, no triste ni alegre, simplemente estaba ahí. Salía del súper, cansado y cargado de bolsas, cuando en una esquina del aparcamiento le pareció ver a una pareja de jóvenes, sentados en el bordillo, cogidos de las manos, apoyados el uno en el otro; sugerían ser sombras de la realidad, fantasmas, grises y parcialmente alegres.

¿Sabes?, eres lo más importante que tengo en mi vida, mas que mi novia, mas que mi mejor amigo, mas ahora mismo que mi madre, no te separes de mi.- Dijo el joven algo apagado.

Te prometo que siempre voy a estar contigo Jake.- Le sonrió la muchacha.

"Un segundo"-pensó Jake.Conocía a esos dos adolescentes, era un recuerdo de un ayer no tan lejano, esa chica morena de ojos azules era Jade, su...
"Que le den por culo" - Susurro Jake hacia sus adentros. Lo cierto era que aquella escena había despertado su corazón, que latía melancólico como un reloj averiado.

Puso las bolsas de la compra en el maletero del coche y se montó en el para irse a casa, pero por mas que quisiera, no podía evitar dejar de pensar en Jade, la veía allí,a su lado, en el asiento del copiloto, disfrutando de la brisa que la poca velocidad del coche hacia volar su larga cabellera. Jake se sentía cómodo y completo, una sonrisa quería escapar de sus gruesos labios.

El sol no parecía amigo, parecía más bien despedirse del día en tonos cálidos, se escondía tras las lejanas montañas azules, dejando tras el una luz naranja y azul que se clavaba con fuerza en sus grandes ojos verdes.

La ilusa compañía de su antigua amiga le hacia sentir un escalofrío y un sentimiento difícil de describir, entre melancolías, alegría y rabia. Miraba sus brazos cubiertos de tatuajes y entre ellos uno muy especial en el cual Jade Colocó su mano, era una muñequita de papel, situada en la muñeca,ella tenia también un muñequito en el mismo sitio. Al querer mirarle a los ojos, Jake se perdió en el océano azul de sus iris, mientras estos iban desapareciendo como la espuma del mal al llegar a la arena.

Harto de rabia, el joven apretó los dientes y fruncío el ceño dirigiendo la vista agresivamente a la carretera gris, no entendía porque se acordaba de ella y porque especialmente ese día le dolía el alma; quizá fuera que su corazón se hubiera levantado extraño, o quizás es que ese día en concreto había sido especial una vez y que su subconsciente lo recordará.

Una vez en casa no hizo caso a nadie, no escucho a nadie, no vio a nadie, aunque toda su familia estuviera hablándole y mirándole; el sin mas dejo las bolsas de mala manera en la encimera de la cocina y bajo al garaje; ese garaje que había sido testigo de tantas cosas, de tantos momentos llenos de risa, llantos, golpes y sobre todo sufrimiento.

En una esquina de ese mugriento y húmedo garaje pudo volver a verse llorando, agazapado, tembloroso,dolido y a Jade gritándole unos pasos mas atrás, de pie, exagerando un motivo y haciéndole daño. Quiso mirar a otro lado, la vieja y enorme televisión, allí había puesto tantas películas de terror, tantos videojuegos que podía verse de nuevo junto a ella riendo y picándose el uno al otro. El sofá; cuantisimas veces habrían dormido en ese sofá, abrazados, aun con frío felices, el la observaba dormir mientras acariciaba su pequeña carita de porcelana. El rincón de el abuelo, lleno de bebidas alcohólicas, ahora llena de botellas vacías,ella bebía mucho, mucho mas que el, es mas, ella le enseño a beber.La nevera llena de bollos, llena de golpes que un día el propino,cabreado o impotente ante una situación, y la puerta del baño ya sin cristal, rota por ella, recordaba muy bien aquella noche que borracha, fumada y cabreada con quien le hacia sufrir golpeo el cristal, que cayó en pedazos al suelo mientras su mano se desangraba. Un carro de la compra, pintado de azul, en fiestas simulaba ser un coche de policía y ellos disfrazados vagamente de ser agentes, se tiraban cuesta abajo o corrían simplemente por la ciudad montados en el... Cuantos, cuantisimos recuerdos, en su mayoría buenos había encerrados en aquel pequeño lugar, era un sitio como he dicho antes, húmedo y frío, con la pintura desconchada, los sofás roídos y el suelo cubierto de restos de tabaco y cannabis, oscuro y tétrico pero... cuando estaba ella todo relucía, no parecía tan mustio.

Cansado de ver la misma dulce cara riendo y bailando por allí se sentó en el sofá mas cercano que había, un sofá verde y amarillo que parecía tener mas de cincuenta años, ella volvía a estar sentada a su lado, hablándole, pero el no la entendía.

¡Callate y larga te de aquí!-Grito exhausto.

Se puso su gorra de los yankees y se saco del bolsillo un cigarrillo de la risa y ella, asustada,volvió a desaparecer como si de polvo se tratase.

A la primera calada, suave y profunda, cuando aquel verde y denso humo se deslizo por su garganta hacia los pulmones y estos devolvieron ese humo al exterior, su corazón lloro, pero sus ojos no quisieron seguirle el paso. Ahí,sentado recordó como el reloj que lentamente recorría su vida, ese reloj que le diría si todo volvería a ser lo mismo, si ella regresaría se freno. Sentado en ese mismo cruel sofá había esperado durante cuatro largos meses a que ella cruzara la puerta de nuevo,cosa que jamas hizo, cosa que hizo que el reloj de la distancia se frenara de golpe para siempre. Jake no entendía porque no regresaba, no sabía que estaba haciendo, si, discutieron tras intentar ser algo mas, pero habían vuelto a ser amigos, ¿porque al tercer día no fue a verlo como de costumbre?, le prometió estar siempre a su lado y...falló.En esos cuatro horribles meses en los que Jake intentaba meterse en la cabeza que había perdido su mitad sin ser su culpa, sin entender nada, no quiso salir ni un segundo fuera de esa insufrible garaje,pues su corazón seguía teniendo esperanza. En esos cuatro meses,sus únicos compañeros, los únicos amigos que quiso tener a su lado fueron, el reggue, el alcohol, el cannabis y sus innumerables lágrimas.

Agobiado por aquella situación que lo aplastaba y lo hundía cada vez mas en el recuerdo y en la energía de ese momento, Jake se levantó y con el coche marcho sin tener en un principio ningún sitio pensado para ir. La noche y la luna se adueñaban por completo del cielo, el aire se había parado por completo, todo estaba en calma, todo apático, menos su corazón que echaba chispas, descontrolado e impulsivo lo primero que hizo fue ira parar a casa de Jade, en un principio con intención de gritarle ,pero una vez allí, viendo su delgada y voluptuosa silueta tras las cortinas, no pudo, el corazón se freno de golpe y se dispuso a mirar la real Jade, ¿se acordaría de el después de tres años? ¿tendría buena o mala reputación sobre el?... se quedo unos instantes ahí quieto mirándole como un lobo mira la luna, como la flor al sol.

Antes de romper a llorar enchego el coche y salió disparado, ¿a donde?, a la playa, donde cuando siempre que podía la llevaba. Sabia que era el lugar favorito de Jade del mundo entero, allí se sentía cómoda, como sirena en su hogar. Sin Preocuparse por manchar sus anchos y bajos pantalones se tumbo en la orilla a escuchar la bruma y el piano sonar.

  Late De LutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora