Mis demonios: Batalla interior por Rima Karim

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Las visiones me atacan, creo que me volveré loca. No importará dentro de poco, si algunas personas ya me consideran de ese modo. Lo he cultivado con el paso de los años, algunas veces a propósito, otras... no tanto, era imposible cuando visiones me llegaban en frente de ellas, o los tocaba accidentalmente.

Mi nombre es Ariel y soy una gitana en mi tiempo libre. Bueno no exactamente, soy gitana de sangre, pero como dije antes solo trabajo como tal por poco tiempo. Asisto a la universidad, mi tiempo libre ahora es muy corto, así que prácticamente atiendo a mis clientes con una llamada para concretar citas.

Ahora estoy sentada en mi puesto de trabajo, un pequeño local decorado a mi manera: paredes oscurecidas con imágenes de la luna en sus distintas fases e imágenes rúnicas lo complementan, frente a mí se encuentra un mazo de cartas del tarot y una veladora encendida. A mi alrededor hay frascos con diferentes contenidos y talismanes, llevo mis manos a mis sienes para concentrarme, ella quiere saber si no hay nada inconcluso, o que atormente a su hijo en el más allá. Su hijo murió en manos de un asaltante, y dejo un niño pequeño y a su esposa. Eso me enfurece, pero ya no hay nada que pueda hacer.

Mientras mi cliente espera, bajo mis manos a mi regazo y espero mientras busca por un objeto. Una vez me lo entrega, sostengo la corbata en mi mano y de inmediato imágenes difusas llegan a mí, primero son demasiado rápidas como para comprender algo y se repiten una y otra vez. Trato de calmarme para no asustarla y obligo a las imágenes a ser más lentas, lo veo con más claridad ahora. Primero un lugar solitario, un callejón sin duda, después un cuerpo tirado desangrándose, alejo lentamente la corbata de mis manos y le digo:

— Está bien, está en paz. No es rencoroso, no regresara del más allá—digo tranquilamente, es parte de mi rutina.

La señora sonríe con tranquilidad, se levanta de su lugar mientras me da las gracias y entonces saca su monedero y procede a pagarme.

Es cuando se va que hago una mueca, odio mentir, pero no le iba a decir la verdad. Las cosas que vi, no le iban a hacer ningún bien. Las imágenes siguen repitiéndose en mi mente, voy al gabinete y tomo mi única salida para ahogarlas.

Miro la hora, mi receso ha terminado tengo que regresar.

***

Camino por los pasillos con una sonrisa en el rostro, es tarde. Entro al aula, y me dirijo a mi lugar habitual. Saco mi cuaderno y escribo:

"querido diario hoy fue un día muy alucinante"

Trato de comenzar un diario, mis experiencias no son normales; así que ahora que lo pienso... no creo que sea buena idea. Lo rayo con el lapicero, cualquiera diría con esa descripción que me metí algo. Está bien tal vez, solo tal vez lo hice, definitivamente no necesitan saber eso.

Arranco la hoja y la hago una bola.

Mi móvil vibra con una llamada, meto mi mano a la mochila y lo saco sigilosamente. Una de las ventajas de sentarse atrás, veo el número en mi pantalla, desconocido.

Genial, lo que necesitaba. Solo espero que este trabajo no sea real, a lo que voy, es que no tenga que lidiar con visiones.

Le he dicho a Caro que solo me pase las llamadas importantes, pero en ocasiones no me hace caso.

Me dirijo hacia la puerta, y el profesor se me queda viendo.

— ¿A dónde cree que va señorita?—dice mirándome fijamente.

— Solo contestare una llamada—digo, porque no pediré permiso.

— Está bien, por esta ocasión se lo pasare, para la próxima pida permiso, sabe muy bien que no se permiten celulares en clase.

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