Aprender.

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Rene.

—¡Cierra la boca no sé de qué rayos hablas! — Digo poniéndome de pie, dispuesta a volver al edificio donde vivo. Jaqueline me toma el hombro con fuerza y me devuelve al asiento.

— ¡Ya basta! Atrévete a decirme que no es verdad. — Me cruzo de brazos, coño.

—Esto no es asunto tuyo. — Me enojo.

—Claro que no lo es, pero tú sí y necesitas un empujoncito o mejor dicho una patada en el trasero.

—Con la nalgada me basta. — La miro enojada, estoy segura que tengo la mano marcada.

—Bien entonces ¿Qué rayos has hecho? Estoy segura de que trataste de alejar a Sophi cagándola más.

La cara de Jaqueline esta crispada por el enojo.

—Gracias por tu fe, en fin le dije que me había acostado con más gent ...

¡PAFF!

Mi rostro ya tiene otra huella digital más.

—Genial. ¿Invito a las demás? — Digo enojada sin tocarme la mejilla siquiera.

—Cierra el pico, necesito paciencia contigo. ¡Eres tan idiota Rene! — Se queja Jaqueline mientras se masajea las sienes frunciendo el ceño.

—Gracias. — Digo enojada. —Hice lo que cualquier persona haría.

— ¿Escapar?

—Si. Cualquiera hubiese hecho lo mismo en mi lugar.

—Yo no. — Se enoja.— En el fondo todas las personas pensarían lo mismo que tú, hasta que saben lo que es enamorarse. ¿Te sirvió de algo?

—No. — Susurro. — Si no, no estaría tan llena de mierda.

— ¿Qué otra idiotez hiciste?

—Nada más.

— ¿No te acostaste con ella?

—Cierra el pico. — Digo roja. — Claro que no.

Me mira como si hubiese visto un fantasma.

— ¿Qué ocurre? —La miro preocupada.

—Nunca te había visto así de sonrojada. — Dice mirándome con cariño.

—Cállate Jaqueline, ¡cállate! — Digo enojada.

— ¿Te das cuenta de que, si lo asumes y ya, esta mierda se termina no?

—Jaqueline hija de puta. — Digo enojada. — Tiene diez años menos que yo.

— ¿Y qué? No eres la primera ni serás la última que está con alguien menor.

— ¡Es menor de edad, razona!

—Lo que pasa aquí, es que no tienes los ovarios para aceptarlo y punto. Sophi te quiere, no tienes que decirle a alguien y nosotras no vamos a abrir la boca, puedes esperar.

— ¡Tiene mi apellido! — Le reclamo

— ¿Y qué? Yo tengo el de Eli. — Me mira pesada. — Partamos por la base. — Me molesta. — Ella te gusta, tú le gustas, puedes aceptarlo y terminar con esto de una buena vez o, puedes negarlo y vivir amargada buscando a Sophia en el rostro de todas las personas con las que te revuelcas. 

La miro con las cejas arqueadas y la boca entreabierta, mis lágrimas amenazan con salir y me muerdo la mejilla. Creo que la tengo hecha mierda.

—Joder. — Suspiro. —¿Por qué a mí? —Yo, tan buena que era. 

El cambio de mi vida. (DIFERENCIA DE EDAD-PROHIBIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora