Capitulo 1

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 ''Tal vez es algo inexistente para muchos hoy en día, pero para mí ahora significaba la última gota de agua en el mundo, el ultimo respiro en una lenta agonía, el único recurso que me quedo después de él, después de su sentencia y después de verlo casi todos los días privado de su libertad, sin poder salir de las barras de su celda, sin poder tocarme como solo él lo hacía. La esperanza fue lo único que me quedo, la esperanza fue mi única compañía. ''

(Bella)

― ¡Hoy mami, hoy!― su voz era como un dulce eco para mis oídos, un eco el cual nunca me cansaría de oír.

―Hoy es mi amor―le respondí sonriendo y tratando de hacer una hermosa trenza en su largo cabello, ella jugaba con sus manitas aplaudiendo y moviéndose emocionada.

― ¿Crees que a papi le guste mi trenza?― sonreí por tan dulce pregunta.

―Creo que te dirá lo hermosa que eres con o sin trenza― sus manitas se juntaron rápidamente una y otra vez nuevamente.

El sonido de la puerta se oyó de manera rápida y desesperada, para después abrirse mostrando a un niño de cabello con rulos y ojos azul marino correr hacia mí.

― ¡Mami!―grito emocionado. ―Nana me hizo un sándwich de mantequilla de maní delicioso― sonreí abrazándolo, Edward era como estar viendo a su padre.

― ¡Oye! mami estaba haciéndome una trenza― y aquí vamos de nuevo.

―Yo le estaba contando sobre el sándwich que nana me hizo, ¿nana te hizo uno a ti? No lo creo― iban a volverme loca.

―Vengan acá― debo decir que no tenía las agallas de reprenderlos, nunca las había tenido y creo que nunca las tendré. ―Quiero que los dos se pidan disculpas y se abracen― sus miradas se volvieron suaves para terminar abrazándose con ese amor que Harry y yo les habíamos enseñado poco a poco, las peleas entre Edward y Bell Marie siempre terminaban de esta manera y no podía estar más feliz por ello.

―Papi estará aquí con nosotros al fin, papi dormirá conmigo, papi jugara al futbol conmigo y nadaremos en la piscina también― el pequeño y la pequeña estaban felices de poder ver a su padre sin ningún tipo de barras de metal en medio, pero debo decir que Edward tenía una emoción aún más grande que Bell Marie, podía notarla. ― ¿Puedes creerlo mami?―menciono el pequeño, sonreí acariciando las mejillas de ambos.

―Claro que puedo creerlo mi hermoso, pero si queremos llegar rápido tenemos que apresurarnos, así que tu princesa―mire a Bell Marie. ―Ve a donde nana a desayunar mientras yo le ayudo a tu hermano a darse un baño ¿te parece?― Bell Marie sonrió dispuesta a aceptar mi petición, la seguí con la mirada hasta que desapareció por el pasillo corriendo.

― ¡Rápido mami, rápido!―dijo Edward quitándose su pequeña camiseta con euforia.

(Harry)

Jamás había deseado tanto la libertad en toda mi vida, hoy era el día en el cual iba a salir de este lugar, el día en que abrazaría a mis hijos sin tener bloqueos interponiéndose entre nosotros, el día en el cual al fin le comenzaría a demostrar a Bella lo mucho que he cambiado y el buen hombre que puedo ser para ella. En todos estos años ella nunca dejo de venir a verme, siempre traía consigo a Edward y a Bell Marie con ella para que yo también estuviese presente en cada una de sus etapas de crecimiento, después del parto y hasta el día de ayer, nunca perdió ni un día de visitas, nunca me privo de ver a mis hijos a pesar de saber lo que estaba pagando aquí, a pesar de haber sido testigo de todo lo que hice y a pesar de tener en cuenta que aun sin haberlo escogido, era también un asqueroso criminal.

Dulce Espera Dulce Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora