Trazando palabras

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A Catalina le importaba poco ser vista como una adolescente "Anormal". Mientras sus compañeros gastaban sus días metidos en sus telefonos y demás aparatos electrónicos, ella pasaba su tiempo en el jardín de su casa o dentro de su habitación, escribiendo cartas.

Escribía incluso en sus horas de almuerzo, en los minutos libres entre una clase y otra e incluso en el autobús.

La gente sentía curiosidad sobre que clase de cartas escribía. Ella no tendría problema con darles una respuesta, si tan solo fuera facil de contar.

Cuando se trata de un día soleado salía y se acostaba sobre el césped, pero en temporada de lluvias prefería quedarse dentro.

Su escritorio daba frente a la ventana con vista al patio trasero, de modo que se sentaba ahí con varías hojas regadas por la mesa y un frasco lleno de lapices.

Entonces perdía la noción del tiempo y las horas corrían sin control mientras mantenía un lapiz entre sus dedos, trazando palabras en las hojas con el sonido de la lluvia callendo sobre el cristal, de fondo.

En el cajón de su escritorio guardaba una fotografía. Cada vez que escribía, la cojía y la acomodaba junto a su pared de modo que pudiera verla. El rosto calido y atractivo que aparecía junto a ella en aquella imagen le daba inspiración para continuar, y entonces las palabras le venían como agua en el río.

Cada vez que terminada una carta, añadía un corazón al final. A veces se preguntaba si estaba siendo demasiado cursi, pero luego dejaba de tomar importancia.

Doblaba las hojas y las metía dentro del cuaderno, donde las guardaba. Después, corría al parque y se sentaba en un sitio tranquilo y solitario.

No era necesario escribir el remitente, tampoco el destinatario.

Esa persona sabría a la perfección que eran para ella y sobre todo quién las enviaba.

Le gustaba pensar en que las recibía y que las leía con una gran sonrisa, bajo el sonido de su música favorita.

Aunque no esperaba respuesta alguna, a ella le bastaba con escribír lo que pensaba, mostrar sus sentimientos y dejar de tener aquella sensación de ahogamiento, la cual la mantenía distante de la realidad.

 y en las noches frías, donde solo la luna podía acompañarla, porque las estrellas se habían marchado con esa persona que le rompío el corazon, la punta de carbón del lapiz corría por el papel contando su historia.

 Una historia que solo ella conocía, la cual ocupaba siempre su mente, no la dejaba continuar con su vida. Le dolía cada cicatríz cada golpe de caidas pasadas, pero la mas dolorosa, estaba en su mente y corazón, el recuerdo de esa sonrisa perfecta que le habían arrebatado sin pedir permiso, el momento en que había perdido la unica persona que ella pudo amar.

 Quien sin fijarse le había dado los momentos más felices de su vida, con esos hermosos ojos que radiaban tranquilidad,con esos pequeños momentos de locura.

Ella soñaba con tenerla cerca con abrazarla y decirle por primera vez que la quería, que no la dejaría ir.
 
Mientras caminaba hacía su casa, las lagrimas se confundían con la lluvia que caía,  ahora estaba en una tormenta, la lluvia caía en su interior, y también a travez de su ventana, como si las nubes supieran exactamente como se sentía

Esté es una cuento que escribí para mi colegio,
Como todo me inspiré en la chica anónima
De la que tanto hablo.

Esto es para usted.
...Espero te guste, chica de ojos bonitos...

Querida TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora