Capítulo 8

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Siento que me golpean por atrás, me doy vuelta y no hay nadie. Lo único que entiendo es que la vida no es entendible, a lo largo de mi corta vida me di cuenta de que la vida está hecha para que el dolor reine, y que nosotros, los plebeyos, aprendamos de él. Tengo certeza de que la vida no es un castigo pero que tampoco es una rosa sin espinas. Sé muy bien que está mal que el dolor en esta vida reine, pero si él no reinaría, ¿De quién aprenderíamos?. Pasaste tantos malos momentos y te aguantaste tanto que ya cualquier detalle que no te guste te afecta, no sabes que hacer, la única opción que queda es seguir la vida, o si es que estamos muertos, la muerte...

Todos me dicen "No quiero vivir más", pero ni siquiera saben si están vivos. Quizá la vida sea sinónimo de muerte, y la muerte sea sinónimo de vida. O quizá el ahora no sea vida ni muerte, sino un simple sueño extenso.

Miro la hoja donde escribo y a mi lado veo una sombra, miro y no hay nada, o ¿Si lo hay y yo no lo logro ver?

Mi vida es una lucha eterna entre la desesperación y la tranquilidad, pelean para apoderarse de mi ser, la tranquilidad es muy fuerte, pero la desesperación tiene mucha más fuerza. Cada día es un día menos, pero siempre hay un obstáculo más.

Tengo un pensamiento muy diferente a las otras personas, no entiendo cómo pueden decir que están mal a todo el mundo, yo solo se lo digo a mi mundo.

Mi mente le teme a las alturas pero aun así vuela, mi alma me teme pero está dentro de mí.

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