EL SUCESOR

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En Europa antes de que los grandes territorios fueran regidos por Reyes, estos eran gobernados por quién fuese el mejor guerrero, pero existía una excepción como en cualquier caso, en el antiguo territorio de Mitrenstein los gobernantes debían de pertenecer a la clase más adinerada de todo el lugar, en el caso de Mitrenstein esta familia era de apellido Bárez, esta familia estaba conformada por 5 integrantes, la madre Amanda Lorca, el padre Javier hijo de Javier "el basto", las hijas, Gabriela Lorca de Enríquez y Esperanza Andrea y el hijo heredero al trono Alexander Lorca, además de los empleados de la casa real de Mitrenstein que en su totalidad eran 160 personas dispuestas sólo para complacer a la familia.

Los acontecimientos que hicieron llegar al joven príncipe a escapar de los lujos y el poder son los que hoy atormentan a sus padres que lo esperaron para hacer oficial el traspaso de poderes de Mitrenstein a su hijo.

Los Reyes angustiados buscaban a su hijo perdido mientras que él estaba buscando el lugar en donde se vería nuevamente con su amigo de infancia para escapar del poder. Los Reyes se encontraban en el trono real discutiendo.

-¡Debemos avisar a la policía secreta! -propuso la reina.

-¡No! podrían filtrar la información a los medios, y ese sería nuestro fin -Sentenció el rey

-¡Pero tenemos que hacer algo Javier! -gritó exaltada la reina- ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras podrían estar torturando a nuestro hijo! debemos investigar a cada persona con la cual haya podido compartir información acerca de su destino. Guardias –gritó.

-Si su majestad -contestaron al unísono.

-Traigan a Lucila.

-Sí, de inmediato su majestad -contestaron y se retiraron.

-¿Estás segura de contárselo? -cuestionó el rey-

-Es arriesgado, lo sé, pero él confía más en ella que en nosotros... Nos puede ayudar.

Al llegar Lucila frente a los Reyes estos le contaron lo sucedido:

-(...) Por eso que necesitamos de tu ayuda Lucila -finalizó el rey

-Por favor eres la única esperanza que tenemos de encontrarlo... Ayúdanos -imploró la reina.

-Lamentablemente no puedo hacerlo su Majestad –mintió.

-¡Dios mío! Tú eres madre y debes saber lo angustiada que estoy... No puedo vivir sabiendo que él está perdido.-dijo en sollozos la reina.

-Lo sé mi reina, pero no puedo recordar ningún comentario que pudiese haberme dado el Príncipe Alex, él es muy cerrado, cuando lo visito rara vez me dirige la palabra, y cuando lo hace tan solo son órdenes. –dijo angustiada la sirvienta más leal de Alexander- Pero... Ahora que lo pienso hay una persona a la cual Alexander le contaría todo esto -exclamó Lucila cediendo al ver a la reina entre llantos.

-Por favor Lucila, este no es el momento para alertar al pueblo de que nuestro hijo a desaparecido con alguien de la baja sociedad -vociferó el rey.

-¡¿Qué acabas de decir Javier?!-exclamó la reina, un silencio sucedió a sus palabras- Lucila por favor retírate -Lucila salió de la sala- Ahora me vas a decir todo lo que sabes...-el rey no dijo nada- Javier, por favor, nuestro hijo está desaparecido y tú puedes saber algo que nos puede ayudar a encontrarlo... -suplicó la reina.

Mientras el rey recordó lo pasado hace 3 semanas atrás, cuando el príncipe le confesó...

-Padre, No soy a quien tú quieres para el trono de Mitrenstein.

-Alexander, tú eres el heredero de esta nación que hemos forjado desde tiempos inmemoriales, eres mi hijo, no existe persona más idónea para gobernar.

El Prohibido SucesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora