AFERRANDOSE A LA ESPERANZA

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Observe el cadáver de mi astillado amigo con el tacto de mis congeladas manos, poco a poco; no porque me gustara ser detallista ni nada por el estilo -se me congela los huesos-, no puedo apresúrame aunque quiera, mi cuerpo esta adormecido por la baja temperatura. Localice una de sus extremidades colgando por los bordes, un poco más arriba de unas gritas. Con la poca fuerza que me quedaba lo forcé hasta romperlo, desmembré a mi compañero de juegos -soy culpable su señoría-, luego ya en el suelo recosté mi espalda en medio del pequeño árbol, la nieve no dejaba de caer sobre nosotros (en verdad estoy pensado que esa cosa es un "alguien") nunca pensé que pudiera pesar la nieve en mis hombro, rezo por los que se burlan de mi allá arriba que esto funcione.

Busque en mi chaqueta la caja de cerillos que normalmente traigo conmigo, en los bares que normalmente visito dejan una sextilla con varios en ella, como cortesía -basura!-, en ese tipo de lugares no existe tal cosa más que la melancolía que se ahoga en alcohol. Rasgue un trozo de tela de mi camisa de cuadros abotonada y la envolvió con pelusas en la de la rama (ya que el árbol no estaba dotado de hojas, supuse que eso serviría de algo). Abrí la caja de cerillo y con la punta de mis dedos los conté -2, 4,6,8....8?-, ocho oportunidades para tener luz, calor; para intentar no morir de este infierno.

Espere a que el momento fuese el mas silencio, a que los ecos del viento cesasen; deje de respira y con fuerza pase el cerillo por el borde de la caja -¡rayos!-, no funciono, mi primer intento y nada –patético- (río de mi mismo) al instante lo volví intentar un par de veces hasta que el silencio fue entorpecido por el ruido de un cerillo prendiendo. Acerque la pequeña llama a la tela que envolvía la rama, poco a poco el fuego consumía aquel trozo de tela; lentamente hasta llegar a la madera y poco después en mi mano tenía una antorcha, una esperanza y no una estúpido pedazo de madera inservible -lo siento querido amigo, nada personal-.

¿Había dicho esperanza? Bueno hay que tenerla para sobrevivir, "sino nos aferramos a algo, nunca lograremos nada" (decía mi madre) –no la extraño-, jamás vi tan fijamente el fuego cómo lo estoy haciendo ahora, ni las noches de noche buena cuando era niño cuando me recostaba en la chimenea; podría perderme en el. Le di vistazo a mi querido compañero de viajes –es más pequeño de lo que pensaba-, esto servirá para hacer una fogata (ya que esto no me servirá para calentarme) –y tampoco creo que dure mucho-.

Tome de la mano a mi acompañante, camine  sentido contrario de la colina en que nos deslizamos hace poco. Lo arrastre y arrastre con la antorcha apuntando al suelo, en ocasiones a los lados – ¡maldición!-, ¿Qué mas podría hacer? ¿Qué mas, que maldecir  al primero que me viniera a la mente? Ya estaba harto de esto. Solté el pequeño roble, corrí desesperado sin importar que se apagase el fuego; hasta que recuperase la poca cordura que me quedaba ya estaba en lo que posiblemente sea mi salvación o lo que podría ser, el fin de mi viaje – ¿un bote o una tumba?-. Regrese por mi compañero de viajes lo tome nuevamente de su mano y lo volví arrastrar, pero esta vez tenía una dirección una esperanza a que aferrarme –Oye te llamare Gonter-, no me pregunten por qué Gonter, no tengo razones especiales –bueno Gonter mi nombre es...-, y de nuevo me quita el aliento mi esperanza – ¿en que estaba? no importa, vamos Gonter; aferremonos a esta esperanza-.

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⏰ Última actualización: May 12, 2017 ⏰

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