Escoria

28 1 2
                                    

Han pasados cinco días desde que estoy en esta casa, de momento ellos están siendo amables conmigo y no he tenido problemas con ninguno,  Marcy casi no está porque dijo que ella tiene una familia y tiene que estar con ellos, también dijo que cuando confíe más en mí, me llevará con ellos y viviré en su casa. Por otro lado, Julio y Julián viven aquí, casi nunca salen, solo para comprar cosas. Casi no cruzamos palabras y solo una vez me dejaron ir con ellos  a la tienda cuando estaba Marceline, al parecer ella es su jefa. 

Extraño a mis amigos y a mi familia, aunque hayan dicho que ellos me trajeron aquí porque ya no me querían, no entiendo. Los primeros dos días me la pase llorando sin entender nada, todo era confusión y después eso se convirtió en tristeza y justo ahora no sé como sentirme, dejé de llorar pero todavía siento un nudo en el estomago cuando pienso en ellos. 
Ahora mismo acabo de levantarme y son las nueve, es domingo asique no tengo mucho que hacer. Me dijeron que mañana empezaré las clases, estoy un poco nerviosa, pasar de ser una de las chicas más populares a ser nueva es un gran cambio y no sé si estoy preparada. 
Voy hacia el baño, me tomo una ducha, hago mis necesidades y bajo a desayunar. Por suerte la cabaña tiene dos pisos y es bastante grande, por lo que casi no me cruzo con nadie.  Hace unos días recordé lo que había pasado cuando murió mi madre, y eso desbloqueó un recuerdo de mi infancia.

*flashback*

Tenía 6 años y estaba en la puerta de mi casa jugando con un gatito que encontré en la calle, mi madre me regañaría por traer un animal a la casa sabiendo que es alérgica pero no podía dejarlo solo, así que me quedé toda la tarde con mi nuevo amigo en el portal de la casa.

 Al atardecer veo pasar a unos niños, eran mucho más grandes que yo y nunca los había visto por mi manzana, iban haciendo mucho ruido, pateaban cosas y reían entre ellos. los ignoro y sigo jugando, paro de jugar cuando escucho la voz de uno de ellos, dirigiéndose a mí. 

-Hey, niña! ¿puedo ver tu gato?- dice y levanto la mirada, sonreía de forma petulante mientras los otros niños de fondo reían. 

Yo, en mi inocencia, sosteniendo a mi gatito, levanto las manos, mostrándolo. El niño se acerca. 

-¿Lo puedo sostener?- asiento y el sonríe. lo toma y los demás comienzan a reír aún más.- Me lo llevo.- dice y comienza a caminar sin siquiera haber dejado que respondiese. 

-No, es mío.- Digo lo más alto que puedo en un intento de parecer fuerte, me levanto a seguirlo. 

-¿Ah sí? ¿Es tuyo? no veo que tenga collar.- Y con eso comienza a caminar hacia sus amigos de nuevo.- Miro con impotencia hacia todos lados, buscando algún adulto que pudiera ayudarme, desgraciadamente la calle se encontraba desolada a parte de ellos y yo. Ya estaba oscureciendo y tenía miedo.

-Por favor, no te lo lleves, es mi gatito.- digo al borde del llanto.

Los niños comienzan a reír y uno de ellos toma al felino de las manos del primero y dice.

-Entonces atrápalo.- Después de decir eso, impulsa al gatito hacía arriba y cuando está cayendo, le da una patada con todas sus fuerzas, este sale volando e impacta contra la pared de una casa vecina. No termina de levantarse y otro de los niños riéndose se acerca a él y lo pisa, pude escuchar como crujieron sus huesos y en su agonía un pequeño maullido escapa de su boca, pidiendo auxilio.

 Eso termina por sacarme de mi conmoción. Entre lagrimas empiezo a correr hacía mi pequeño amigo pero uno de los niños me detiene y comenzamos a forcejear, lloro y les pido que me suelten.

 Empiezan a maltratar al animal en frente mío, de improvisto el suelo comienza a temblar y caen fuertemente al suelo, como si pesaran, todos ellos están en el suelo excepto yo, en la ira del momento, quiero patear sus cabezas pero decido enfocarme en mi gato, los miro con odio y cuando mi atención va hacía mi mascota, ésta yacía en el suelo, sangrando. Todo se vuelve rojo y dejo de pensar, luego de eso solo recuerdo mucha sangre y mi madre gritando de horror... 

*fin de flashback*

Había olvidado por completo eso, como si tuviera un bloqueo y de repente todo es claridad. ¿Qué habrá pasado con esos niños? 

 Después de eso se me hizo fácil aprender a controlarlos. Estuve buscando en Internet y lo que tengo es poderes psíquicos en sí, pudiendo manipular varias cosas, puedo controlar la gravedad, leer mentes, controlar elementos, poder parar el tiempo, me costó mucho practicar algunas cosas, ya que no tenía gente para practicar leer mentes o así, pero lo demás fue bastante fácil, siento como si hubiese hecho esto toda la vida.

Cuando termino de desayunar llega Marcy, me sonríe e igual lo hago. Le digo un pequeño "con permiso" y salgo de la habitación.
Subo a mi habitación y me acuesto, no tengo nada que hacer por un buen rato, sacó mis auriculares y pongo play a la lista de música. Por suerte me habían dejado usar mi teléfono móvil con la condición de no contactar a mi familia y amigos "vaya, que confiados" pensé, pero la verdad es que no pensaba contactarlos y ellos lo sabían. A la quinta canción se me empiezan a cansar los ojos, acabo de despertarme hace no menos de 2 horas, ¿Cómo puede ser que tenga sueño?

 
Despierto al sentir que alguien se acuesta a mi lado, abro los ojos y veo que es Julián, tiene los ojos cerrados, lo empujó para que salga de mi cama ¿Qué hace en mi habitación?
Abre los ojos y me mira con unos ojos siniestros, inhalo con fuerza y mis fosas nasales se llenan del hedor a alcohol, me sonríe, una sonrisa macabra, una sonrisa que no era del Julián que apenas conozco, me levanto del todo y me alejo de la cama, él copia mi acción y se acerca a mi tambaleándose, mi mente empieza a maquinar y me doy cuenta de sus intenciones. Cuando voy a correr hacia la puerta, él aún estando en ese estado es rápido y logra sostener mis brazos antes de que llegue tocar la puerta y me los sostiene fuertemente.
-¿Sabes? Estuve esperando que nos dejen solos desde que llegaste y ahora que tengo la oportunidad no la voy a dejar ir.- Su asqueroso aliento me golpea de lleno en la cara y quiero vomitar, no tanto por su olor si no por sus palabras que no dejan de repetirse como si mi cabeza no quisiera procesarlo.
-No creas que vas a poder conmigo, cerdo asqueroso.- Le respondí peligrosamente intentando tener una actitud altanera, mi sonrisa demostraba seguridad aunque no la tuviera, yo sabía que podía hacer algo teniendo mis poderes, pero tenía miedo de que al momento de usarlos no me salga del todo bien.
-¿Eso crees? Vaya que tienes agallas para contestarme así.- Dijo con los ojos brillando de lujuria o enojo, no lo se.
-Claro que sí, no eres más que un ser inferior a mí, no te tengo miedo.- Se que exageraba y sonaba bastante... ¿mal? al decir eso, pero si iba a hacer lo que quería conmigo yo iba a darlo todo antes.
-Vaya que te crees mucho, cielito, veamos si no eres sólo palabras.-
Con eso, me acercó a él tomando con una mano mi cintura y con la otra sostenía mis muñecas encima de mi cabeza, me sonrió, acerco su cara a la mía y me beso con fuerza. Fue tan rápido que me tomó por sorpresa. Sus labios, sus asquerosos labios estaban tocando los míos. Lo mordí hasta sentir sangre y un gemido de dolor por su parte, me soltó y se alejó de mi tocándose el labio, la ira y el desconcierto se leían en su cara. 
Estaba por sonreír, pero su mano interrumpió eso al impactar contra mi mejilla, me golpeó con tanta fuerza que casi caigo al suelo, pero intenté con todas mis fuerzas no caer, sentía que si caía iba a perder la batalla, sentí mi cara caliente y al segundo la cólera invadía mi cuerpo.  
Él me tomo otra vez y de un jalón me logró tirar a la cama, sorprendiéndome otra vez por su agilidad en ese estado, se colocó encima mío con una pierna de cada lado, tomo la camisa de mi pijama y la intentó quitar con una mano, sonreí y su mirada confundida me hizo reír, me sentía desquiciada. Llámenme loca, pero él no sabía lo que hacía. En su momento de confusión aproveche a empujarlo, pero no lo pude mover mucho ¿Cómo es que un hombre ebrio podía tener tanto equilibrio? Tomó mis manos y las sostuvo contra su pecho, me sonrió y yo lo hice de igual manera, cada uno con una razón diferente.
Otra vez intentó hacer lo mismo y ahí empezó el forcejeo y cuando tuve la oportunidad logre tirarlo de la cama y fue cuando intente usar mis poderes. Me concentre en su centro de gravedad y como mucho esfuerzo logre que se pegara al suelo, que se hiciera más pesado y no pudiera levantarse, ahí es cuando intente algo que había visto en un video de una canción donde una niña retuerce el cuerpo de un hombre asique trate de hacerlo levitar y funcionó, ahí estaba él, asustado, gritando y rogando que no le hiciera daño, pero bueno, él se lo buscó, supongo.
Acabe con su vida en cuestión de segundos, lo siento, pero no quiero que haya malos en mi mundo, él era una escoria que no merecía vivir.

Los Elegidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora