Siete.

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Ese mismo día el doctor me mandó a llamar a su consultorio, lo cual me pareció bueno, ya que pensé que darían de alta a Kellin.

Toqué la puerta del consultorio.

-Adelante- dijeron el otro lado.

-Buenas tardes- estreché la mano del doctor.

-Buenas tardes, tome asiento por favor- y obedecí -le hicimos la tomografía al señor Quinn con la esperanza de saber la razón de su desmayo del día de ayer, pero esta no nos reveló nada, sólo nos queda esperar y seguir teniendo al paciente en observación- 

-Pero ¿él estará bien?- pregunté.

-No puedo asegurarlo, pero por lo pronto, no le diga nada a él, puede alterarlo- concluyó.

-Muy bien, gracias doctor- me paré de mi asiento -con permiso-

-Propio- me dijo y salí del lugar para ir con Kellin de nuevo.

Entré a su habitación y ahí estaba, pero estaba más pálido de lo normal, pareciera que no había mejorado nada.

-Kellogs, ¿te sientes bien?- me acerqué.

-No..mucho- me dijo con un tono de dolor.

-¿Qué pasa? Voy a hablarle a la enfermera- contesté.

-No, espera- tomó mi mano.

-¿Por qué?- me senté en la silla que siempre está a un lado de su cama.

-El dolor de cabeza está aumentando y sólo... sólo quiero que ahora te quedes a mi lado- cerró los ojos y los míos se cristalizaron.

-Estaré aquí siempre a tu lado Quinn, pero, no me hables como si te estuvieras despidiendo, vas a mejorarte- pero mi mente pensó todo lo contrario.

-No me despido, sólo es que escuché al doctor y a la enfermera hablar y estoy aprovechando cada minuto contigo- y mi estómago se hizo un nudo.

-No les hagas caso, la última palabra la tiene el destino y ellos no lo escriben- dije con las lágrimas a punto de salir.

-Dijeron que lo más probable es que tenga o que me dé un derrame cerebral y eso es una muerte segura, y si mi tiempo aquí acabó, es por algo- me vio.

-No digas eso..- y al fin, el mar de lágrimas brotó.

-Victor- dijo Kellin con un hilo de voz -gracias por todo-

-No Kellin..- Apreté su mano -¡No me dejes!-

-Nunca me olvides gruñón,  y recuerda Kellic Quentes siempre fue real- sonrió y cerró los ojos.

-¡Kellin, Kellin!- y el aparato que mostraba los latidos del chico dejó los pitidos paulatinos para convertirse en uno seguido.

Kellin había fallecido...

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N/A: ¡KELLOGS!

Ioro :'v

Amorsito pa'to's xx.

Sueña Conmigo [Kellic]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora