Secuestrada #5

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Capítulo 5.

Bianca abrió la puerta del auto y salió corriendo de ahí. Él de inmediato terminó de desvestirse para ir tras ella. Le tenía ganas. Y ahora no tenía por qué negarlo como antes.

- Ven aquí... - le dijo una vez fuera del auto.

- Ven tú... - le dijo Bianca. Llamándolo con las manos, Juan se fijó en ellas... eso solo hacía que se estremeciera más por dentro.

Bianca retrocedió unos pasos, alejándose más de Juan, y llegando a tocar el agua del mar con la punta de sus pies. Un espasmo le recorrió el cuerpo. Estaba helada.

- ¿Vas a meterte sola? - le preguntó él. Bianca le dio la espalda, se metería de una buena vez antes de que sintiera más frío. Juan relamió los labios. - mmm, qué bonito... - se sobó las manos, observando el bonito trasero de Bianca. Con unas finas braguitas que solo enseñaban las nalgas. Cuanto quiso quitárselas en ese momento... pero ella ya había entrado al agua.

Y él la espero aún afuera. Bianca era preciosa, en todas las facetas, pero algo que a él le gustaba muchísimo era verla mojada. En el sentido literal de la palabra. Cubierta de agua. Una Diosa afrodisiaca. Suya y nada más que suya. Decidió entrar al agua también, aguantándose el frío. Empezó a buscarla, palpando. Hasta sentir la cintura de Bianca bajo el agua.

- ¡Juan! - saltó ella, saliendo del agua.

- Ah, eras tú... - dijo él riendo. Se hundió en el agua para perder el frío también.

- ¿A quién más esperabas tonto? - le dijo ella, lo vio salir del agua, fue entonces cuando lo abrazó por el cuello, colgándose de él y enredando sus piernas tras la espalda de Juan.

- A nadie más... - le acomodó el cabello tras la espalda, su cuello quedó libre, para él, para su boca. Se lo besó de inmediato escuchando un pequeño gemido de entre los labios de Bianca. - solo a ti...

- Me habías dicho algo antes de salir del auto. - Bianca le sonrió.

- Sí... - le respondió él. Apretó sus piernas para que le abrazaran más la espalda. Los bóxers pronto reventarían. Necesitaba liberar todas esas inmensas ganas que traía dentro de él. Lo necesitaba. Se había acostumbrado a su delicioso sabor, a sus gemidos, a lo bien que se sentía cuando le hacía el amor, la tocaba y de inmediato estaban los dos... besándose, comiéndose la boca. La manera en la que se amaban era única. - creo que sabes perfectamente como estoy ahora...

- La verdad no. - mintió.

- Pensé que sí. - bajó la mirada, encontrándose con los senos de Bianca. Apretados por su cuerpo, su tibia lengua se posó sobre uno de ellos. Bianca se mordió el labio, apretó la espalda de Juan al sentir su lengua sobre sus dos senos, probándolos como un dulce caramelo. La mataría. - necesito...

- No lo digas... - solo hazlo, pensó. Suavemente besó los labios de Juan. - yo también lo necesito... -

Él sonrió. De inmediato bajó a Bianca de su cuerpo, ahora abrazándole la cintura, posicionó sus manos sobre sus caderas, bajando por ellas hasta el límite. Le bajó las bragas. Bianca se retorcía por dentro, todo esto la enloquecería...quería sentirlo de una puta vez dentro de ella, follándola con todas la fuerzas que tenía su guapo novio. De inmediato hizo lo mismo que él, bajó los bóxers de Juan, mientras ambos se hundían en el agua de nuevo.

- Y si alguien viene...

- Sh... - la cayó él. Besándole en los labios. - casi nadie pasa por esta zona de la playa... y si viene alguien, que suerte va a tener de ver esto.

- Eres un...

- ¿Tonto?

- Sí... - le apretó el cuello. Él la aferró ante su cuerpo. Acercó su miembro a la feminidad de Bianca. Sentía lo caliente que estaba todo haya abajo, amaba esto... joder, jamás se arrepentiría de todo lo que había hecho por ella. Nunca. Arriesgaría su pellejo las veces que fueran necesarias.

Le apretó el trasero, y entró en ella con todas las fuerzas de sus caderas.

Secuestrada. Libro #2. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora