Secuestrada #8

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Capítulo 8.

Juan salió de ducharse. Bianca seguía tendida en la cama como hace media hora. No había querido ducharse con él, lo cual se le hacía rarísimo. Se secó el cabello con una toalla. Traía el típico pantalón de lana que se ponía para dormir cuando vivía en Medellin, y arriba sin camiseta. Cielos, tantos recuerdos. Dejó la toalla sobre la cama y caminó de rodillas por ella hasta llegar al otro filo y encontrarse con Bianca.

- Hola princesa... - besó la comisura de sus labios. Un pequeño juego que le enloquecía.

- Hola... - le saludó ella. Con apenas un hilo de voz. Juan supo que le pasaba algo.

- Vale, dime que está pasando. - abrió las sábanas y se metió bajo ellas con Bianca. El cuerpo de ella se volteó para mirarlo, extendió sus piernas desnudas sobre la cintura de Juan, las cuales él recibió arropándolas con su brazo. La acercó a él jalándoselas. - es por Mateo y Maykel ¿verdad?

Ella asintió, sin querer hablar.

- Oh mi amor... - Bianca le acarició el rostro. - jamás se atreverían a hacerte algo, saben...- se aclaró la garganta. Siempre se le había hecho difícil expresar sus sentimientos. Y más cuando estaba a solas con ella. - saben lo mucho que significas...para mí.

Bianca se acercó para besarlo. Él le devolvió el beso. Acogiendo su lengua en la de ella. Le acarició las piernas suavemente.

- Además saben que si llegan a tocarte les romperé los huevos.

- ¡Juan!

- Es la verdad.

Ella negó con la cabeza mientras reía por su comentario.

- Nadie va a tocar mi chica. - soltó las piernas de Bianca, dejándolas caer sobre las sábanas, mientras él se posicionaba sobre ella y su cuerpo. Relamió los labios y poco a poco se acercó a sus finos labios para besarlos ligeramente. Un beso pequeño. Que ella convirtió en uno más grande. Le apretó la nuca, Juan soltó una risa mientras la besaba, le estaba mordiendo un labio... él hizo lo mismo, Bianca también río, aprovechó para acariciarle los abdominales remarcados. Juan se inclinó para besarle los senos, había quedado con muchas ganas de más después de lo de la playa. Se lo hizo saber.

- Mmm... - susurró ella al sentir la boca de Juan buscar sus pezones. Se le erizó la piel de inmediato.

- Me has dejado con ganas nena... - la llenó de besos sobre el cuello, bajando por su pecho. Aquella blusa le quedaba de lujo. Y ese escote ponía a Juan muy caliente. Pensó que tal vez sería bueno llevar esa conversación a otro nivel. - ¿quieres...

Cuando de pronto Mateo abrió la puerta de la habitación. Primero con un gran círculo en los labios, sorprendido, y después mostrando una sonrisa pícara al observarlos a los dos, uno sobre otro.

- Eh...

- ¿Tan difícil se te hace tocar la puta puerta? - le preguntó Juan girándose, realmente cabreado. Bianca se ruborizó por completo, sintió que su rostro hervía de lo nerviosa que estaba. Mateo no hizo más que reír de nuevo y fijarse en la poca ropa que traía Bianca. "Si no fueras la novia de mi mejor amigo..." pensó.

- Sí bueno...vine a ver si querían comer algo...pero veo que ustedes ya estaban comiendo...

- ¿Qué quieres?

- Los de al lado te han organizado una cena...

- ¿A mí? - preguntó Juan, ligeramente sorprendido. Aunque no tenía por qué, siempre había sido bien recibido en Medellin.

- Sí, la familia de Sara.

- ¿Pataski? - insistió Juan.

- Sí ella. - afirmó Pablo. - siempre le has gustado... - Bianca empezó a prestar atención, aunque no se dio a notar. - y su familia quiere darte la bienvenida, hace mucho que no te ven...como todos.

Secuestrada. Libro #2. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora