III-Él y ella.

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Bueno, se que les dije que actualizaría los viernes, pero hoy es mi cumpleaños y quise publicar hoy.
Que lo disfruten.



No podían creer que hubiera funcionado.

Él había accedido a los cambios añadidos por Charity.

Ella no podía quejarse de las razonables exigencias de Rick.

Y todas las empleadas de Sweet Rose estaban más que encantadas.

¿Qué decir de las clientas?

Muchas chicas que acudían a otros cafés de la zona, y muchas más, habían cambiado de preferencias desde que en las revistas Chicos actuales y Novedades de hoy se anunció la compra y asociación del local Sweet Rose por parte del guapo y aclamado Rick Hader.

El público masculino no quedaba atrás.

Al hacerse público esto, en las revistas y diarios, una foto de Rick y Charity -la primera de muchas- salía en las portadas como primera plana. Todos se preguntaban: ¿quién era la rubia a su lado? La señorita Blu cada vez fue siendo más acosada por admiradores y periodistas. Querían conocerla cada uno por distintos motivos.

¿Cuál fue el resultado de la situación?

Él aumentó de forma despampanante las ventas.

Ella tuvo que comprarse un auto.

~·~

- Al parecer si fue una buena idea firmar aquel contrato contigo después de todo, niño rico.

Él ya se acostumbró a sus apodos y ella se divertía creando uno nuevo cada día.

- Todo un éxito en su totalidad, señorita Blu.

La chica le miro angustiada.

- En serio, por todos los dioses, deja de llamarme "señorita Blu"; me volverás loca.

El se acostó sobre su escritorio -ahora tenía uno en la anterior oficina privada de la chica- y le miro divertido. Muy divertido. Le agradaba la forma en la cual su cabello solía desordenarse y el sol le daba un brillo angelical a su tonalidad rubia. Los labios en una constante mueca burlona. Ella le resultaba muy mona.

- ¿Cómo le he de decir entonces, señorita Blu?

La chica entre cerro los ojos.

- Charity. Ese es mi nombre; Cha-ri-ty. Charity. No es complicado.

Una estridente risa burlona salió de entre los finos labios de Rick.

- Vamos, se cual es tu nombre, Charity, pero sólo si tú me llamas por el mío. Es lo justo.

- Si, lo es. Pero eso no quita el hecho de que té siga poniendo apodos, Rick.

- Puedo vivir con eso.

- Más te vale; no voy a cambiar.

- No quiero que lo hagas.

Un agradable silencio se instaló entre ellos.

- Deberías ser más dulce.

- ¿Qué?

Ella se enderezo en su silla, en postura casi defensiva. El se apoyaba de sus codos y la miraba fijamente, viendo y analizando sus reacciones, después de todo, sólo llevaban dos semanas de trabajo juntos y él quería conocerla. Ya no era ella, ya no era él; eran él y ella. La rubia algunas oportunidades se mostraba disconforme, sólo tenía que mirar las nuevas finanzas para olvidar la incomodidad y molestia. Era complicada, pero no menos que él. Eso si, le extrañaba que con un comentario reaccionara de tal forma.

Lady [Agrio pero dulce #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora