Clary&Alec❤

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One-shot

El instituto, a pesar de ser un lugar casi desconocido para Clary, le resultaba extrañamente acogedor. Llevaba poco tiempo allí, con el dolor y el miedo que provocaba la ausencia de su madre aún presentes.

Pero de alguna forma lograba relajarse de vez en cuando.

Esa tarde no era el caso.

Después de más de tres intentos fallidos de dibujar a Jace (siempre había algo que no lograba capturar en sus dibujos. Quizás el brillo divertido y arrogante de su mirada o la constante presencia de la agilidad en él, aunque no se estuviera moviendo, pero algo definitivamente faltaba) Clary había decidido tomar un descanso y se dirigía a la biblioteca en busca de algún libro que lograra alejar sus pensamientos de la realidad.

Entró en la biblioteca, abriendo las puertas de par en par, esperando ver a Hodge sentado en un de los sillones, con Hugo, siempre fiel, en su hombro. Pero allí no había nadie.

Con un suspiro inaudible se dirigió a una de las estanterías y pasó los dedos por las portadas de cuero de los libros, leyendo los títulos a su paso.

Muchos trataban sobre los acuerdos, la ley y las runas angelicales. Otros, sorprendentemente, eran de literatura fantástica. Muchos libros sobre los seres que, días atrás, Clary habría declarado como sólo-existentes-en-los-libros-y-películas.

-Mi vida es una fantasía -susurró la pelirroja, soltando otro suspiro.

-¿Tú crees? -la voz de Alec a sus espaldas la sobresaltó.

Se volteó inmediatamente y los ojos azules de Alec la recibieron con curiosidad. En ellos no brillaba su hostilidad habitual y sus labios no estaban crispados en una mueca de disgusto como siempre hacían cuando se encontraba con él.

-Uhm... -tartamudeó suavemente, intimidada por su cercanía. Aún podía sentir su aliento en el oído, siseandole furiosamente: Aléjate de Jace-. Sólo buscaba algo para leer.

-Déjame ayudarte -murmuró él, claramente disfrutando el ponerla nerviosa.

Se estiró, alcanzando uno de los libros de los estantes más altos. Prácticamente pasó sobre Clary para alcanzarlo, acercándose tanto ella que lo único que Clary podía percibir era su presencia. Su olor, su temperatura, su cercanía. Casi jadeó, pero se obligó a mantenerse impacible.

Alec finalmente se alejó un par de centímetros y le ofreció un libro a Clary. Ésta lo tomó, sin siquiera mirar el título, reacia a apartar su mirada de esos ojos azules.

-Gracias.

Alec no dijo nada. Tan solo alzó las cejas como asentimiento. Tampoco se movió o hizo ademán alguno de retirarse. Quieto como una estatua, estudió a Clary de arriba a abajo.

Ella esperaba que él se moviera primero, ya que le bloqueaba el paso, pero su mirada recorriendola detenidamente la puso nerviosa. Trató de apartarlo con la mano para pasar por un lado y volver a la seguridad de su habitación, pero el brazo de Alec voló hacia un costado, bloqueándole la salida.

-Espera -dijo soltando una leve risa- que no he terminado contigo.

Parecía nervioso. Y molesto. O quizás incómodo.

Fuera lo que fuera, no era bueno.

Clary se mantuvo lo más quieta posible, pero sus manos temblaban. Juro por el ángel que te mataré. Tragó saliva y se cruzó de brazos, buscando ocultar el temblor. Le había dicho esas palabras no hace mucho..., ¿quizás ahora quería cumplir su juramento? Clary no se dejaría intimidar.

-¿Y? ¿Qué quieres? -preguntó, alzando la barbilla. Alec alzó las cejas una vez más y guardó silencio-. ¿Qué? -insistió ella.

-¿Cómo lo haces? -preguntó finalmente, sacudiendo la cabeza. Volvió a mirarla, como si fuera un puzzle cuyas piezas no terminaran de encajar y repitió-: ¿Cómo lo haces?

Perfume[Alec Lightwood] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora