Lost.

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[Valquiria Aishi]

Apreté los puños y tragué saliva, la oscuridad desapareció dando paso a un lord sith, era un hombre relativamente joven, cabello rubio y ojos azules, usaba ropas negras y su sable color escarlata brillaba en contraste con nuestros sables azules, creando entre todos una luz morada, pero, por alguna razón, conocía esos ojos, el nos miró a todos pero su fría y malvada mirada azul conectó con mi mirada haciendo que retrocediera.

—Tú...—murmuré, el lord sith sonrió de manera malvada.

—Que gusto verte otra vez, Valquiria.—dijo el, temblé y apreté aun más los puños, haciendo que los mismos se hiciesen daño con el sable, mi maestro me miró otra vez.

—¡Tú!—grité, lágrimas de rabia se acomodaban en mis ojos, no esperé ordenes, ni a nadie, solo me lancé en contra de ese asqueroso asesino, solo escuché a alguien gritar mi nombre antes de empezar a luchar con el sith.

Cegada por la rabia y el odio por ese ser yo luchaba, lanzando estocadas con mi sable doble, el lograba esquivar todos mis ataques, podía ver a mi maestro ayudándome y a los demás en busca del otro lord sith.

Los dos teniamos clara ventaja sobre el sith, pero este era poderoso, con cada estocada que daba, el la devolvía el doble de fuerte, mi maestro daba lo mejor de si para que el sith no me hiriese.

Pero falló.

El villano logró desarmarme y si no fuera por que me moví, el hubiera acabado con mi vida, pero si logró herirme en la espalda, formando una larga herida en mi espalda, del largo de mi columna vertebral, solté un alarido de dolor y caí al suelo, lo último que vi fue los ojos de mi maestro antes de caer inconciente.

...

Desperté en la tienda médica del campamento, adolorida y medio dormida por la anestesia, pude visualizar a mi maestro con el maestro Kenobi y Caleb, un poco más lejos vi a Haruko y a Aesho.

—La nave llega pronto, no te preocupes Anakin, estará bien.—escuché decir al maestro Kenobi, iba a hablar pero estaba demasiado débil, así que decidí volver a dormir.

Estaba en los grandes prados de Dantooine, persiguiendo algunos animales por que se habían escapado de la granja, tampoco quería estar en casa, a pesar de tener casi siete años, sabía muy bien lo que pasaba.

Mis padres valoraban más a Tobías, mi hermano, por ser padawan del maestro Mace Windu, un gran maestro jedi, yo solo servía para ser granjera, pero, un día, logré levitar un objeto, estaba asustada, asustada de la fuerza, asustada de su poder y de lo que hace, no quería irme de casa, dejar a mamá, a papá y a Meg, mi hermana de tres años de edad.

Una vez que volví a casa, noté que todo estaba destrozado, las fotos familiares en el suelo, solo podía escuchar el llanto de mi hermana, y a mi madre tratando de calmarle.

—¿Mamá?—pregunté entrando a la pequeña habitación donde se encontraban, mi madre me vio con sus ojos verdes, apagados por el miedo, abrazaba a mi hermana, pero la falta de mi padre me dio curiosidad.—¿Dónde está papá? 

No terminé de hablar cuando sentí algo, sentí frío, y odio, mi madre sollozó en silencio y me dio a Meg en brazos, yo estaba en una especie de shock, no sabía que ocurría, solo escuchaba a mi madre decirme que corriese lo más rápido que pudiese.

Lo cual hice. Al cabo de segundos, estaba corriendo, no, estaba huyendo, con una confundida y aterrada Meg en brazos, podía sentir ese frío y ese odio acercarse más a mi, no tenía ningún lugar en donde esconderme, estaba tan inmersa en mis pensamientos que no había visto una pequeña piedra y me tropecé, haciendo que mi hermana también cayese.

Me levanté torpemente, buscando a mi hermana de manera desesperada, no muy lejos de mi divisar su cabellera castaña en el suelo, entre la grama, empecé a caminar hacía ella, con miedo, pero el llegó antes, tomando a mi hermana por el cuello y enterrando su sable escarlata contra el pecho de la misma, me limité a gritar de horror, lágrimas se acomodaban en mis ojos y empezaban a salir.

—Midori me lo debe, eres realmente poderosa, Valquiria.—dijo aquél villano acercándose a mi, yo retrocedía, quería correr pero algo me decía que me iría peor si lo hacía.

De repente, una luz azul se interpuso entre mi y el hombre de ojos azules y cabello rubio, pude ver a mi salvador, Tobías...

... 

Abrí los ojos, estaba en el centro médico, en el templo jedi, todavía con el dolor en mi espalda, no podía ni moverme, solté un gemido de dolor, alertando a la otra persona que estaba ahí, una mirialana, la reconocí por su piel verde y sus tatuajes en forma de diamante de color azul oscuro en la zona de las mejillas.

  —No te muevas, por favor.—dijo con amabilidad.—Ya llamaré a tu maestro y a tus amigos.

Dicho esto, ella se retiró, momentos después, apareció junto a mi maestro, quien se acercó a mi casi corriendo, haciéndome sonreír, o al menos hacer una mueca.

  —Estaba muy preocupado por ti, Valquiria.—dijo el mirando que todo estuviese...mejor que antes.

—¿Que pasó?—pude decir, con mucho dolor.

—Peleamos contra un sith, al parecer te conocía.—dijo mi maestro con confusión, yo me limité a suspirar.

  —Necesito que te sientes, es una larga historia.—dije en un murmuro, vaya, seis años de ese traumático día y todavía me afecta, tragué saliva y vi como mi instructor se sentaba para yo empezar a contarle.—El fue quien asesinó a mis padres y hermana de tres años, yo tenía siete años en ese entonces, estaba afuera de casa cuando el llegó y acabó con mi padre, cuando llegué, mi madre me dio a mi hermana en brazos y me dijo que huyese, le hice caso, finalmente, después de tanto correr.—hice una pausa, las lágrimas se empezaban a acomodar en mis ojos, hice una mueca e intenté no romper a llorar.—tropecé, haciendo que mi hermana y yo cayéramos al suelo, el nos alcanzó y asesinó a mi hermana, frente a mis ojos, todavía recuerdo como su cuerpo caía al suelo, si no hubiera sido por mi hermano, no sé que sería de mi.

Las lágrimas caían de manera violenta por mis ojos, lo peor de todo, es que no pude salvarlos, no pude salvar a nadie, no tenía el poder de salvarlos, ni ahora, que tengo más poder que antes, sigo siendo la niña asustada de Dantooine, siempre lo seré.

Pero todos esos pensamientos negativos fueron interrumpidos cuando sentí unos brazos rodearme, era Anakin, quien ahora me abrazaba, con cuidado de no hacerme daño en la espalda.

  —Sé como te sientes Val, pero, estás aquí...—dijo el, nos separamos, también tenía los ojos llenos de lágrimas.—Perdí a mi madre cuando era un padawan, ella era mi todo, me sentí acorralado en un callejón sin salida.

El resto del día, conversamos, para conocernos mejor, ya que tendré varias semanas en observación y reposo, el me dio un holocrón con algunas clases, y cuando mi maestro se fue, me prometí una cosa.

Ser la jedi más poderosa de la galaxia.

A/N: ¡Hola! Otra vez me disculpo por subir el capítulo tarde :(( 

Bueno, hoy quise indagar un poco más en el pasado de Valquiria, sip, ¡Adoro hacerla sufrir! xd

Y bueno, prometo que el siguiente capítulo si será el domingo.

En multimedia está el tema de Valquiria y Anakin (Si, sé que es de Doctor Who, pero escribí las escenas de Val y Ani con esa canción y me imagino muchas cosas con ellos dos justo con esa canción y well...)

Que la fuerza los acompañe!

-MTA.

Twilight Of The Jedi. [Libro #1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora