Grandes, Pequeñas, Dulces Y Saladas Historias

Las pisadas del fantasma de mamá

Era pleno verano y Jackie, un niño de cinco años, moreno y ojos marrones, fué a la playa junto con su padre. La madre de Jackie murió cuando él tenía tres años por cáncer de mama y el padre del niño quería hacerle olvidar los malos momentos.

Él jugaba, inconscientemente, con la arena, pero Jackie era un chico listo y muy observador, notó que alguien le miraba fijamente y se dio la vuelta. En la arena se veía un rastro de huellas humanas y decidió seguir el rastro.

Pasaron una o dos horas desde que se alejó de su padre, pero ese era el tiempo pasado para él, porque en realidad había pasado una semana que había estado siguiendo las huellas, con un afán que hacía que no necesitase ni comida ni agua, algo se la proporcionaba de alguna manera y para un adulto esto sería imposible, pero para un niño sería algo mágico que suele pasar en algunos lugares y a ciertas personas.

Jackie se cansó de caminar y se sentó en la arena, se dio cuenta de que estaba perdido y comenzó a llorar como el niño pequeño que era.

Unas manos de mujer le acunaron y cuando subió su cabecita vio a su madre y lloró con más intensidad.

- Jackie, vente conmigo y sigue mis huellas, así podremos estar juntos, así podre protegerte del mundo

Jackie reaccionó ante sus palabras y se puso rígido.

- Mamá no puedes seguir protegiéndome, tu tienes que irte y yo tengo que crecer para ser igual de alto que tú, quiero estar con papá y hacer muchas cosas cuando sea un niño grande, quiero que estés orgullosa y poder hacer lo que tú no pudiste. Te lo prometo mami.

Jackie era un niño decidido y mucho más listo que los demás niños de su escuela. Él quería hacer cosas buenas, como le decía su madre.

- ¿Estás seguro?

- Sí, y además no quiero preocupar a papi. Nos veremos mamá, te quiero, no te olvides de mí.

- Yo también te quiero y nunca te olvidaré

La madre de Jackie le dio un beso en la frente y él fué por el camino contrario a el que ella se dirigía, y no se fué llorando, se fué feliz.

Las pisadas del fantasma de mamá

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