Un buen día un hombre decidió ir de camping a la montaña y allí hizo un fuego. Sin pensar en las consecuencias un gran incendio iba consumiendo el bosque. Las llamas bailaban por entre los árboles y cualquier lugar que se les antojase.
Una llama se acercó a la zona donde el fuego se había apagado y pudo ver unas cenizas.
-¿Qué haces aquí?- le preguntó una ceniza
- ¡Bailar!- le respondió ella ilusionada mientras movía sus caderas
- Pues sigue bailando. Cuando el fuego se apague tu y todas las llamas moriréis y miles de nosotras habrá por todas partes
La llama se deprimió ante las palabras de la ceniza y dejó de mover sus brazos al ritmo de alguna música que sonaba en su cabeza.
- Pero nosotras solo bailamos, no hacemos nada malo para morir
- Vosotras hacéis que este bosque se convierta en muerte, osea, en nosotras. Acabáis con la vida de las plantas de aquí y arrebatáis la casa de los animales que se hayaban en este lugar. Creo que es suficiente, ¿no?
Pasaron los días y el fuego todavía no había sido extinguido. La llama y la ceniza tuvieron tiempo suficiente para hablar. Ella le explicaba que jamás pensaba que bailar, lo que más le gustaba en este mundo, fuesen tan perjudicial y solo seguía un instinto.
- Tú sabes lo que soy yo, pero yo no se nada de ti. Cuéntame
- Soy una ceniza.- respondió seco - me dedico a simplemente existir
La llama últimamente se sentía más débil. Bailaba sin ganas y cada vez se hacía más pequeña.
- Ceniza, ¿qué pasará cuando deje de bailar?
- Morirás y habrá una nueva ceniza
- ¿Por qué eres así? Tan seco y apagado - preguntó exasperada - Por tu culpa voy a morir. Me quitas las ganas de bailar.
- Pues entonces baila y busca otro rumbo lejos de mi- dijo sin mirarla a los ojos. Y como lo dijo ella se fue.
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Grandes, Pequeñas, Dulces Y Saladas Historias
FantasySolo eso, historias cortas, sino te gustan, cierra la boca