Muerte en un arbol seco

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Las nubes recorrían las calles de la ciudad, y el viento recorría las calles, mientras en una casa vivía una pareja muy dispareja. El marido era un político muy reconocido y de gran poder en la ciudad. Y su esposa era una famosa modistas de la ciudad. La casa estaba pintada completamente de azul y las ventanas de rojo. Haciendo que la casa fuera muy vistosa. Aquella casa tenía un patio al fondo de la casa dónde un árbol casi seco sobresalía del lugar, donde una soga colgaba de el. El esposo todas las noches llegaba a aquel árbol y veía la soga detenidamente pensando múltiples veces en suicidarse. Su esposa jamás le prestaba atención ya que era una mujer muy ocupada y casi nunca estaba en su casa. Hasta que una noche en la que el esposo dormía se escucho que la puerta principal se abría lentamente y que alguien entraba sin encender las luces. El esposo escucho aquel ruido y decidió ir a buscar de donde salía el ruido, agarro un palo que servía como arma para defensa y se dirigió hacia la puerta principal, en donde se veía que alguien caminaba lentamente hacía el dormitorio. El esposo levanto el palo y le metió un golpazo hacia aquella persona. Lo cargo entre sus hombros y se dirigió hacia el árbol con el cuerpo inconsciente del intruso. Hizo un nudo y le dio un doblez como si fuera una cuerda para suicidarse. Agarro la cabeza del intruso y la penetro lentamente en el hoyo, jalo la cuerda y ahorcó al intruso.
A la mañana siguiente el esposo abandono la casa, olvidándose por completo del ahorcado que se encontraba en el árbol. La rama que sostenía la soga y al cuerpo se desprendió del cuerpo del árbol aplastando por completo el cadáver, soltando un olor mortal, los vecinos llamaron a la Policía por aquél olor que salía del patio de la casa. La Policía llego horas después, cuando el olor había inundado la mayor parte de las casas que colindaban con el patio. Un Policía llamo a la puerta fuertemente gritando para que le abrieran. Nadie contestó. Cuando el agente se cansó de tocar la puerta se dirigió a la patrulla para abandonar la casa. Al intentar subir a la patrulla el carro no encendió y la puerta de la casa se abrió lentamente soltando todavía más aquél olor tan fuerte. El Policía cruzo la puerta tapando la nariz con un trapo y vio un rastro de sangre que recorría toda la casa y terminaba en el patio. El Policía siguió el camino acompañado de los vecinos. Siguieron el rastro de sangre hasta ver un cuerpo aplastado por una enorme rama. El Policía al ver aquella atrocidad cayo en el jardín rompiéndose la cabeza. Los vecinos sorprendidos se acercaron al cuerpo y dieron un brinco acompañado de un susto. Ya que aquella persona que el esposo pensó que era un intruso era nada más que su esposa...

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