Capítulo 7

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Salieron a caminar por las calles de Madrid y se encontraron con un bar muy bonito. En ese momento tocaba un grupo de rock pop, Atacados, donde cantaban la canción "Hasta que salga el sol". Se quedaron allí, era un grupo muy bueno, con música muy alegre que les gustó a ambos.

―Muchas gracias por estar aquí esta noche acompañándonos. Ahora queremos invitar al escenario a una amiga muy especial, Laura, y queremos dedicar esta canción a todos los enamorados de esta noche. ¡"Quiero estar contigo"!

Una joven subió al escenario y ambos se sentaron frente a frente para cantar.

―Desde que te cruzaste en mi camino

Siempre la suerte nos ha sonreído

Será culpa del destino

Que yo no te cambio por nada

Y cambiaría todo por tu mirada...

Cantaron y Sebastián se sintió identificado con su letra. Tomó la mano de su acompañante. El grupo cantó de una forma maravillosa, parecía como si la susurraban directo al corazón. Sebastián y Monserrat sentían que aquella canción estaba escrita para ellos.

―La pegatina de mi felicidad, es tu sonrisa pegada, pegada a tu forma de andar, por eso yo... Quiero estar contigo... ―cantó Sebastián con el grupo.

―¿Te la sabes? ―preguntó ella, sorprendida.

―No, pero me calza justo con lo que siento por ti.

Ella sonrió con timidez.

―Me pasa lo mismo ―confesó.

―¿Te das cuenta lo felices que seremos?

―Ya no quiero más corazas.

―No las necesitas.

―¡Sebastián Beltrán! ―Apareció un hombre con los brazos extendidos caminando directo hacia Sebastián―. ¿Cómo estás hombre?

Sebastián se levantó y se dieron un apretado abrazo.

―Tanto tiempo, no me avisaste que vendrías. Te ibas a ir sin visitarme otra vez.

―Te iba a llamar cuando estuviera más desocupado. Tengo una serie de reuniones y la verdad es que llevo poco tiempo aquí, llegué recién hoy ―se justificó―. Además, vine con mi prometida.

El hombre miró a Monserrat con una sonrisa amigable.

―Joaquín Echeñique, señorita ―se presentó.

―Monserrat Aliaga ―se presentó ella de vuelta.

―¿Monserrat Aliaga? ¿La de las empresas de los electrodomésticos? ¿La nueva socia de Sebastián?

―Así es ―respondió ella extrañada.

―Vaya, esto sí es novedad.

―¿A qué se refiere? ―interrogó algo molesta.

―A que todo el mundo de la industria sabe de su unión empresarial, a la que, me van a perdonar, no le encontramos ni pies ni cabeza.

―Ahórrate tus comentarios, Joaquín ―intervino Sebastián con molestia.

―No sabía que no podía opinar ―reclamó el hombre.

―No es el momento ni el lugar ―reconvino Sebastián.

―Tienes razón, además, una cosa son los negocios y otra muy distinta, la amistad. Así es que cuando tengas tiempo, pasen con tu prometida por mi casa, Mariana estará feliz de verte.

Quiero estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora