Capítulo 18

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Sebastián le hizo una seña a su chofer para que se acercara de inmediato.

―Llévala al auto y quédate con ella, ¿viniste con los otros como te mandé?

―Sí, señor, esperan órdenes.

―Bien, que dos se queden con ustedes y los otros que me vengan a ayudar con las maletas, anda mucho delincuente por aquí cerca ―ordenó mirando de reojo a Brayan que seguía allí como si nada.

―Está bien, señor.

Sebastián vio alejarse a su mujer y a su chofer y se giró para mirar al ex de su novia.

―Déjanos en paz, deja en paz a mi mujer, de otra forma tomaré otras medidas contra ti y si Elena viene contigo, dile que no tendré contemplación, ahora estamos en mi territorio y no dudaré en enviarlos a ambos a la cárcel, así que si no nos dejas tranquilos, ya sabes ―amenazó con voz ronca.

―¿Me estás amenazando?

―¿Qué crees?

―Que no me gusta que me amenacen.

―Y a mí no me gusta que molesten a mi novia.

―No sabes con quién te estás metiendo.

―Lo sé perfectamente, eres un delincuente al que voy a tener bien vigilado, así que da cualquier paso en falso y tardarás mucho tiempo en volver a ver la luz del sol.

Brayan tragó saliva, estuvo un año en la cárcel y ya no quería volver a ese lugar otra vez.

―Ahora ándate y no te aparezcas nunca más cerca de nosotros ―exigió Sebastián al tiempo que dos hombres se paraban al lado de él y otro tras Brayan.

―Fue Elena la de la idea.

―Ella no tenía idea que Monserrat y yo estábamos juntos.

―Claro que lo sabía. Ella hizo todo.

―¿Cómo? Yo empecé con ella después que ya tenían su cita.

―No sé, pero ella, o sabía que andaban juntos o que lo iban a estar, el asunto es que cuando me contactó, Monserrat ya tenía su cita con alguien en España, yo fui el reemplazo de quien Elena había puesto para molestarla.

―Te usó.

―Algo así.

―Pero tú te dejaste, ¿por qué?

Brayan dio un paso hacia atrás.

―No somos amigos para contarte algo tan personal.

―¿Personal?

―Sí, es personal y no tengo ganas de contártelo.

―Sigues enamorado de ella ―ironizó Sebastián.

―No es de tu incumbencia.

―No tienes que negarlo, se te nota. Supongo que cuando te enamoraste de ella, ya era muy tarde.

Brayan no contestó, salió del aeropuerto sin mirar atrás, ni siquiera se acercó al coche donde se encontraba Monserrat.

Sebastián, acompañado de sus tres hombres, salieron de ahí, Sebastián se subió junto a su mujer en el asiento trasero de su coche, con el chofer y un guardia en los asientos delanteros, y los otros dos lo escoltaban tras de ellos. Sebastián no quería correr ningún riesgo y había contratado hombres para la protección de su novia y la de él mismo. La última vez que vio a Elena, ella lo amenazó, en realidad, amenazó a Monserrat, ella quería que él la dejará para volver con ella, como si eso fuera posible.

Quiero estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora