Capítulo 4: No te incumbe

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Si el día anterior había sido de lo peor, este no se quedaba atrás.
Era uno de esos días en el que mi mente daba y daba vueltas a algún tema, no era que me molestara pensar detalladamente sobre algo, sólo que horas más tarde me dolería la cabeza, siempre era así.
Estaba nuevamente sentada en mi sitio del aula, en esta ocasión había llegado a tiempo, el salón comenzaba a llenarse conforme pasaban los segundos, chicos y chicas entraban; observé que algunas chicas llegaba con una gran sonrisa en el rostro, parecían felices, llenas de vida y teniendo personas que se preocupaban por ellas.
Sin siquiera pensarlo me comparé, pensé en que yo también había sido alguien como ellas, antes de que todo se desmoronara y la realidad me golpeara. Pero no sentí tristeza, ni añoro por llorar o algún otro sentimiento, no sentí nada, estaba vacía por dentro.
Una voz me sacó de mis pensamientos, solté un suspiro, la voz era de Hotaru.

—Oye mujer, ¿pero qué diablos ha pasado contigo?— dijo ya a un lado de mi poniendo sus manos sobre la madera que estaba enfrente de mi.

—Hola Hotaru, buenos días para ti también— le dije haciendo como que no la había oído. Eso la hizo fruncir el ceño y verme con sus ojos entrecerrados.

—Nada de buenos días— su cara estaba roja del enojo, puse los ojos en blanco. Siempre se enojaba por pequeñeces — ayer he ido a buscarte a tu casa para que me pasarás la tarea y resulta que me encuentro con la sorpresa de que ya no vives ahí.

Solté un suspiro, ella esperaba una reacción algo más 'dramática' o que sé yo. Sin embargo no recibió nada de parte mío.

—Si querias la tarea simplemente me hubieras enviado un mensaje, no tenías que hacer tanto drama.

—¡¿Drama?! ¡¿Cual es tu problema?! Voy a buscar a mi mejor amiga a su casa y de repente me dicen que te fuiste a quien sabe donde— su rostro ya no representaba furia, ahora solo se podía ver en el algo que no podía decir con seguridad.

—No veo necesario el porque contarte sobre mis asuntos personales— espete seca.

—¿Acaso no soy lo suficiente amiga para qué confíes en mí?— susurró más para si misma.

—Hotaru, no empieces. Eres mi amiga, pero yo ya soy lo bastante grandecita como para ver por mis propios asuntos, así que que no te metas en algo que no te incumbe.

—Entiendo...— su voz sonó baja y sus ojos se empezaron a cristalizar, iba a llorar. Cuando al parecer ya no aguantó más las lágrimas se pasó la manga de su suéter por los ojos.

Durante las próximas cuatro horas Hotaru me había estado evitando, al finalizar la clase de Ciencias la busqué por el comedor, ya que era la media hora para tomar el almuerzo; definitivamente me estaba evitando, decidí darle todo el resto del día para que se le pasará su actitud, también más tarde me disculparía.
Me dirigí a una mesa que estaba al fondo del comedor y deje caer sobre ella la bandeja con la comida, no tenía apetito, la comida parecía no ser comestible, sólo me dedique a revolverla con la cuchara, posiblemente se trataba de un raro puré. Ya aburrida saqué mi celular, al encender la pantalla la mire con melancolía al ver el fondo de esta; enseguida lo desbloquee y mande un mensaje a Deidara.

'Asistiré...
-Akimi.'

Segundos después recibí una respuesta de parte de él.

'De todos modos no te habría permitido faltar.
-Deidara'

Decidí ya no contestarle.
Cuando comencé a jugar nuevamente con la comida, alguien tomó asiento en frente de mi. Alcé la mirada y una sonrisa apareció en su rostro lo que me hizo soltar un suspiro de frustración.

Pequeña Cabeza Hueca |Sasuke Uchiha|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora