Pequeña Cabeza Hueca |Sasuke Uchiha|

Capitulo 2: Soy inmune a ti

El Instituto había terminado. Hotaru me había abandonado, al parecer sus padres la necesitan temprano en casa. Doble camino dando vuelta a la derecha, ese era el pasillo más corto para salir, pero para mi suerte ahí está él, Sasuke Uchiha, comiéndose con una chica, aunque en realidad la palabra correcta sería atragantado, Sasuke acorralaba a la chica contra los casilleros y ella no siquiera se inmutaba; mi mente me decía que tenía que moverme de ahí antes de que se dieran cuenta de mi presencia, pero para mi desgracia mi cuerpo estaba estático y cuando al fin pude tomar control de mis acciones y estaba apunto de volver por el pasillo del cual había salido, la mirada de ambos estaba en mi. Mis mejillas se ruborizaron, una sonrisa ladeada estaba plasmada en los hinchados labios de él, y la chica me miraba mal, rápidamente di media vuelta y caminé lo más que me permitieron mis piernas.
La tarde comenzaba a hacerse rojiza, varios autos y personas pasaban a mi alrededor, yo por mi parte aún me regañaba mentalmente.
Definitivamente Sasuke era un mujeriego, de eso no había duda.
Introduje la llave en la cerradura de la puerta de mi apartamento.
Las cajas de la mudanza estaba aún sin desempacar, con un largo suspiro aventé el bolso de mis cuadernos en un rincón. Tal vez otro día cuando me sintiera con ánimo organizaría todas mis cosas. Me eche en el sillón de dos asientos que estaba al otro lado del departamento, estaba cansada, recuerdos venían a mi mente y no se iban, la contestadora sonó avisando que tenía un nuevo mensaje.

-Querida soy yo, llamanos cuando llegues al departamento, estamos preocupados por ti. Ha pasado ya bastante tiempo, porfavor.

-Aun no ha sido suficiente tiempo para mi- susurré estando consiente de que nadie podía escucharme.

Tenía sueño, mis párpados se cerraron lentamente y después todo se volvió oscuro.

La mañana siguiente fue aún peor, llegaba tarde para asistir a clase, llevaba el cabello revuelto y enmarañado, agradecí que al menos si me hubiera dado tiempo el lavarme los dientes.
Cuando llegué hasta el aula con la respiración agitada, el profesor aún no llegaba. Me dirigí hasta mi asiento, y con los dedos de las manos intente acomodar un poco mi cabello.

-Vaya, parece que a la señorita Mori se le ha hecho tarde- la voz a mis espaldas pronunciando mi apellido sólo hizo que empeorara mi mañana.

-¿Y acaso eso es tu problema?- solté brusca, no tenía ninguna intención de sonar amable, y menos con él. No me gustaba y no, no me había rechazado rompiendo mi corazón. Mi odio hacia él era natural, Sasuke era un egocéntrico creedor de ser el centro del mundo. En un tiempo el no fue así.

-En realidad no. Pero como sea. He venido a preguntarte ¿Por que ayer me estabas espiando?- vaya al parecer su ego no podía llegar más lejos, sin poderlo evitar solté una risita burlona e irónica.

-Oh Uchiha, no puedo creer que seas tan vanidoso, ¿yo?- me señale a mi misma - ¿espiarte?, Pfff por favor, sigue soñando. A estas alturas deberías saber que soy alguien difícil para caer en tus redes- ahora el se encontraba en frente de mi, un poco inclinado, tomándolo desprevenido lo agarre del cuello de la camisa y acerqué su oído a mis labios y le hable en un susurro -¿Y sabes por qué?- no espere a que contestará -porque soy inmune a ti.

-Eso ya lo veremos, querida Akimi- en un rápido movimiento el también había hecho lo mismo conmigo, claro que sin el agarre. Su cálido aliento rebotó contra mi cuello, haciendo que mi piel se erizara, al separarse me dedico una sonrisa, entonces caí en cuenta que se había percatado del efecto que había tenido en mi.