Trato echo.

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Todo podría comenzar con cosas tan pequeñas como pulsar un botón y podría acabar matando tu vida. Mi nombre es Samantha Pitson, tengo 16 años, y no se que coño estoy haciendo con mi vida. Hace dos días que llevo fuera de mi casa escapando como puedo, no tengo a donde ir y hay personas buscándome por todas partes. Tengo ganas de llorar, pegar a quien sea y comer lo que sea. Miro la tarjeta que me dio Jace por si quería cambiar de opinión y hacer el trato,, consiste en que yo manipulara un ordenador a cambio de que él me libraría de todos estos subnormales llamados mafias que andan buscándome. Te explico lector. Cuando yo tenia 6 años y mi hermana solo unos meses mis padres murieron a causa de un accidente, un hombre circulaba en dirección contraria y se los llevo a los dos, eso fue algo que me marco, el hombre salio ileso del accidente pero mis padres se llevaron la peor parte. Desde entonces empecé a hacer lo que me diese la gana, nos acogieron en un internado hasta que mi primo cumplió los 18 y nos adopto (mas o menos), él es millonario gracias a sus padres (mis tíos) que tambien fallecieron cuando él tenia 16 años por enfermedades graves, y desde entonces mi hermana y yo vivimos con él, lo quiero muchísimo. Los mafiosos que me buscan es porque hackee una cuenta de banco de un billonario mafioso y lo doné todo a una asociación de ayuda por África. Lo que no entiendo es como supieron que fui yo. Es prácticamente imposible, yo se que no cometí ningún error así que no se como ocurrió. Miro la tarjeta discutiendo en si debería llamar a Jace o no. Prácticamente no lo conozco de nada pero el si parece conocerme, sabe la muerte de mis padres y lo que hice con él dinero, pero no tengo ni idea de  como lo sabe. Dejo de discutir conmigo misma y decido llamarlo, es mi única esperanza. Voy hasta un locutorio y hago la llamada.
-¿Quien eres?- me pregunta una voz desde él otro lado.
Tu abuela mongolo, llamo para  preguntar si has merendado. Idiota.
-Soy Sam, llamo para decirte que necesito hablar sobre él trato. -respondo fría.
- Vaya, pero si eres la encantadora que me apuntaba con una pistola de agua-respecto a eso, si, se dio cuenta de que era de mentira- no vemos en Sol a la 9 de la noche, al lado de apple- cuelga.
¿Pero quien coño se cree para colgarme a mi? ¿Es gilipollas o se lo hace él retrasado mental? Pff. Y encima quiere que vaya a sol, la plaza mas grande de España donde hay miles de personas diariamente con estas pintas. ¡Joder! ¡Que no me e duchado en dos días idiota!. Salgo del locutorio corriendo para no pagar la factura ya que no llevo ni un centavo encima. Oigo al dueño del locutorio insultándome y gritandome groserías que prefiero no recordar.
Después de unas dos horas esperando ya llego la hora y tengo que ir a Sol. Cuando llego me quedo esperando apollada en la tienda de apple, espero, espero, espero y él idiota no aparece. Además de colgarme me hace esperar él estúpido y como no se digne a aparecer are lo posible por encontrarlo y cortarle los huevos. Busco entre la gente a unos ojos verdes claros, sinceramente es precioso, tiene pelo castaño con unos ojos verdes y un cuerpo que se nota que esta bien trabajado, y su sonrisa ya ni os la podéis imagiran, perfecta. Me dispongo a irme después de media hora esperando cuando oigo una voz detrás mía.
-¿Sabes? Deberías darte una ducha.- y a ti te deberian quitar los órganos para dárselo de comer a un perro carnoso ya que así arian mas por la sociedad.
-¿Te dignas a aparecer?- le digo de brazos cruzados.
-Vayamos al grano, ¿aceptas él trato?- me pregunta sin importarle nada y mirando su teléfono.
-Aun no me digiste que es lo que tengo que hacer.-
-Simple, hakeas una cuenta para mi.
-Digiste que no querías dinero.-le digo cruzándome otra vez de brazos.
-¿Quien te ha dicho que quiera él dinero? - me mira directamente a los ojos.
¿Deberia confiar en él?
-Aceptare él trato con una condición.
-¿Cual?- me mira con él ceño frunciado.
-¿Como sabes quien soy? - le pregunto.
Me mira y se rasca la nuca.
-No te lo voy a decir.- ya esta, lo odio.
-Entonces no hay trato.- digo con una sonrisa y me doy media vuelta para irme.
-Pues suerte al volver a casa y no encontrarte con esos mafiosos.- ugh, idiota, odio admitir que la gente tiene razón pero es que esta vez él tiene razón y me tengo que joder. Hago una mueca de fastisidio y vuelvo a dar la vuelta mirándole fijamente.
-Esta bien, trato echo.

SamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora