capitulo uno

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Esta historia se desarrolla en un pequeño pueblo de la provincia de Puerto Plata, República Dominicana. El municipio de Luperon, lugar de bellas palmeras y bellos atardeceres. Aqui vivia Hector.

Creo que él era de ese tipo de persona que se enamora tan fácil, que se detiene a observar las simplezas de una mujer tan fácil. En realidad era de esos hombres a la antigua ( de los que ya no existen) le regalaba agrados o detalles, le escribia, le hablaba bonito y Ese.. Ese era su grave error que no sabia distinguir entre lo que era conveniente y lo que en realidad solo le podía destruir el alma.

Con el tiempo todo fue cambiando. Nada era igual y el sospechaba que el amor se estaba acabando.

Duraba noches enteras llorando aquel amor que en realidad no podia ser. Eran como dos piezas distintas. Eran iguales pero no encajaban. Y él.. Él siempre creyendo que todo se podia solucionar. Bien dicho es lo que se dice por hay acerca de que los enamorados no sienten ni padecen.

Poco a poco dejo de llamarla. Con el tiempo ya ni se hablaban como se debia. Aprendieron a olvidarce y entender que el amor se les fue de las manos.

El siguio su camino y ella...
De ella nunca más se volvió a saber. Dicen por hay que se casó, que se arrepintió de dejar lo que le convenia por un momento de pasión. Que ahora llora noches enteras recordando lo que una vez tuvo entre sus manos y lo dejó partir.

Otros dicen que vive en otra parte del país. Que está estudiando y que tiene una relacion confortable. Tambien se dice que sigue en el mismo lugar, sigue jugando al amor porque en realidad solo siente venganza haciendo una y otra vez lo que una vez le hicieron a ella.

A Ciencias ciertas no se sabe con exactitud cuál es su paradero. Lo cierto es que el la dejó. Que lloró noches enteras derrumbando el castillo que construyó para los dos. Pero hoy. Hoy es otro. Se dice que con el tiempo dejó de recordarla, dejó de amarla y era el mismo de antes.

Al fin podia sonreir y no llorar.
Al fin ya no era prisionero de aquel amor que nunca fue suyo, suya fue la ilusión de encontrar a la mujer de sus sueños ideada en aquella joven de piel oscura y ojos negros como la noche. Sintura delgada y altura exacta para besarla no solo en la boca, mas bien en la frente para ocasiones especiales y en el alma con tan solo una mirada desde arriba hacia abajo.

Ella Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora