Todo sigue igual

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Sonó mi despertador, para ir a la escuela no me quería levantar, sabia que las cosas serian igual que en los otros años, las personas me verían como la rarita de la clase la inadaptada. Pero en sin no me importa. Yo voy a la escuela a aprender no a otra cosa.
Baje a desayunar, iba con mi cabello todo enredado, descalza y nisiquiera en pijama por que duermo con un mini short y una blusa de tirantes.
Mi padres y mi hermana me estaban esperando
-¿Lista para ir a tu nueva escuela?
-Si claro
Le conteste a mi madre con una sonrisa, aun que sabia que también iba a odiar esta escuela.
Llegue a la escuela caminando. No me gustaba el uniforme. Era una falda de tablas con las calcetas blancas hasta las rodillas y una chasarilla blanca con mi nombre.
Fui a mi salón y por suerte era la primera en llegar, me senté en la parte trasera del salón, pegada a la ventana.
Podia escuchar el canto de los pájaros y el viento moviendo el listón y el cabello de mi coleta. Mientras solo tenia mis codos recargados en la butaca y mi mano en mi mejilla. Estaba tan perdida en mis pensamientos.
Entraron los demás alumnos y el profesor pasaron las horas, hasta que llego la hora de la salida. Estaba ya tan aliviada.
Como no nos dejaron tarea por ser el primer día de clases,cuando llegue a la casa solo me quite el uniforme para quedar en ropa interior e irme a dormir.
Siguieron pasando los días y esos días se hicieron semanas, nada cambio. Aun que me seguía sintiendo sola, aveces le decía a mi mama que ya no quería ir a la escuela, o pensaba el para que estaba viva si nadie me necesitaba a nadie le importaba mi existencia.

Nunca más volveré a estar sola Donde viven las historias. Descúbrelo ahora