Capitulo Uno: "Muerte"

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Y aquí estamos. En medio de la llanura,rodeados de flores amarillas,azules,y muchos colores que acabaron por teñirse de rojo. Desde mi caballo podía ver todo el caos que en tan poco tiempo se había armado. Desde caballeros que hacían uso de su escudo para protegerse de la pirotecnia,hasta magos que a base de pociones resistían los fríos hechizos de ventisca. 

Agarré la empuñadura de mi arma,y desenvaine la espada metálica hacia el enemigo como signo de ataque. Galopé hasta mi enemigo y acabé con su vida de una estocada. Este cayó a los pies de mi caballo,moribundo hasta caer presa de la perdida de sangre. Lo confieso,la idea de los asesinatos me aterrorizaba,pero incluso en este momento,seguía en pie firme. ¿El por qué? Supervivencia,pude suponer. 

Escuché gritos de un hombre a mis espaldas. Un grito que sonó tan fuerte,que pude sentir como su garganta se desgarraba completamente hasta quedar afónico. Me di la vuelta,para ver cara a cara el problema que había sucedido. Me topé en la lejanía con los múltiples ojos de una araña de Nostaghar. Una raza de arañas que,a parte de su aspecto gigantesco,tenía un potente veneno capaz de paralizarte y,en grandes cantidades,volverte loco.  Está me vio,y no dudó en avanzar hacía mi con la gran velocidad que sus ocho patas le permitían. En cuestión de minutos la tuve enfrente de mí,apunto de usar sus zarpas para devorarme vivo,si no fuera por que el filo de mi espada pudo detener la agresión. 

A mi izquierda,una fila de magos que,debido a su indumentaria,pude suponer que eran novatos,no tuvieron piedad con la bestia que amenazaba mi vida. Sus hechizos eran débiles,pero debidos a la cantidad de magia usada,fueron capaces de acabar con ella ante mi. 

Jadeé debido al esfuerzo usado en bloquear a la araña. Me bajé de mi caballo y dí unos pasos hasta alcanzar una cobertura donde poder tomar un respiro. Al llegar,me senté con la espalda pegada al muro,evitando así que algún hechizo o flecha pueda impactar en mi. Otro soldado tuvo la misma idea que yo,y corrió hacía donde yo estaba. Pude ver que estaba herido,y no solo eso,de vez en cuando parecía tener espasmos y ataques de esquizofrenia que le llevaron a atacarme. No fue difícil hacer un desarme,ya que el estaba lo suficientemente cansado como para poder llevar a cabo un combate. Pude ver las mordeduras de la araña en su cuello,que explicaba la agresión del soldado. Sé que no había cura para este síntoma. Que recibirlo era como tirarse a las arenas movedizas,y no poder escapar,hundiéndote y ahogándote poco a poco. Aún así no podía acabar con el,algo me lo impedía,así que acabé por atarlo al lugar y salir corriendo. 

En efecto,todo era una catástrofe. Me entrenaron para esto,pero no pueden extinguir el miedo. En medio de la línea enemiga,un pensamiento frenó mis pies por completo. ¿Por qué estar aquí? Yo no elegí pelear,pero abandonar ahora puede ser un delito muy grave que me llevaría a la muerte en mi propio país. Pero,si corro el riesgo de quedarme y pelear,podría ser asesinado por cualquiera del equipo enemigo,o quizá por la locura de los infectados que se suponían que estarían en mi equipo. Ante la confusión,me movía de un lado para otro,indeciso. Podría desaparecer. Podría hacerme creer muerto. Y así corrí.

Me adentré en la arboleda del bosque,camuflandome entre los arbustos. No miré para atrás,ni tampoco me apetecía realmente . Sabía que si seguía avanzando,quizá en una o dos noches acabaría por llegar a el pueblo mas cercano. Villa Filo era un humilde pueblo,que corre la desgracia de estar muy cerca de la guerra. Desgracia para ellos,por que yo agradecía mi fortuna,por que allí podría conseguir algún carro,caballo o cualquier transporte que usar para poder abandonar la zona lo mas rápido posible. Gracias a Gertain,tenía una bolsa de oro con el que poder comprar algo. 

Lo siguiente es desaparecer. Hacer creer que mi muerte es real,y, posiblemente podré mantenerme vivo en algún pueblo remoto. Y sé que falto a mi deber. Que soy un desertor cobarde,y tan egoísta que prefiere escapar mientras que miles de sus compañeros,o mejor dicho ex-compañeros,acababan muriendo. Sea como sea,prefiero mantener mi cuello intacto. Nunca pedí ser un defensor ni nada de eso. Y me da igual lo manchado que acabase mi nombre,porque ese día, Arxel Reinarr moriría.

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Guerra De BestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora