Parte I

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Que no me escoja a mí, que no me escoja a mí.

El pequeño pelinegro no podía estar más asustado y más cuando tenían que escoger pareja para un trabajo de jardín. La tía había sido bastante clara: Escoger una pareja y entre los dos desenterrar bichitos -sin comérselos, recalcó- y dibujarlo para exponerlo en clases.

Simple hasta para un niño de kínder, pero Hoseok no lo veía tan así.

En el pequeño curso había un niño castaño al que todos ignoraban por tener un color de ojos distinto y para algunos niños eso les causaba temor por creer que el jovencito tenía poderes, pero solo a uno le fascinaba esa anomalía y ese color tan peculiar que tenía el pequeño TaeHyung.

-Hoseok- El niño subió la cabeza- haga pareja con su compañero TaeHyung por favor.-

Oh no.

Hoseok no podía estar más asustado. Miró a su ahora pareja de trabajo que se sentaba al final, solo. El castaño no había levantado la cabeza ni cuando escucho su nombre, solo seguía dibujando su caballito de juguete que estaba usando de modelo.

No es que Hoseok le tuviera miedo al chico de ojos avellana, es más le gustaban sus ojos, pero el problema era que al pequeño de mejillas bonitas se le removía el piso cuando se trataba de TaeTae, como lo había llamado en secreto.

Era un sentimiento extraño, cositas como lo había llamado el infante, pero no es como el sentimiento que tenía por su hermano menor Jungkook o el sentimiento que tenia por sus papás.

No, eran cositas. Las sentía cada vez que veía al chico en los recreos, solo; debajo de un árbol, viendo un cuaderno con dibujitos. O cuando lo veía comer en una mesa apartada.

No entendía cómo es que no tenía amigos, parecía un niño misterioso y aun así lo ignoraban y dejaban de lado, pero Hoseok también se sentía culpable ya que él tampoco se había acercado al menor.

¡Pero no era su culpa que sintiera cositas cuando quería acercarse!

Armado de valor como un niño grande caminó hasta el puesto de TaeHyung, pero comenzó a sentir cositas en su barriguita y le temblaron las piernas. ¡No! No se echaría para atrás, con cositas en la guata y piernas de fideo caminó hasta el castaño.

-H-Hola.- Tartamudeó. No podía controlar el nerviosismo.

-Hola.- El niño levantó la vista para ver al de cabello oscuro. Volvió a su dibujo.

-¿P-Puedo sentarme?- Hoseok señaló la silla junto a él.

-Si, claro.- Respondió a la nada, sin mirarlo en ningún momento.

Hoseok se sentó junto al chico de ojos bonitos. Temblaba más que el flan que su mamá le había dado de postre. Por fin estaba junto al chico que... que... ¿El chico qué? La verdad no lo sabía o por lo menos, no aún.

El azabache acercó su cabeza a la de TaeHyung para ver el dibujo. Tae, que estaba concentrado en su trabajo levantó la mirada. Su pareja de trabajo estaba mirando muy atento el dibujo, como si estuviera estudiándolo pero estaba muy cerca de él, Lindas mejillas, no pudo evitar pensar.
Un poco incómodo, el castaño carraspeó y Hoseok miro a TaeHyung, ¡Muy cerca!. El niño se sentó nuevamente, con el impulso por estar muy cerca de TaeTae. Se pegó duro contra la silla aplastando su trasero y el mayor se quejó, sobándose sus muslos de bebé.

-P-Perdón.- Se disculpó con una inclinación; el castaño ni le dirigió la mirada.

-¿Eres tartamudo?- Preguntó el menor sin más.

Cositas ☄ VHopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora