Ludmila,
Te volví a ver, pero no estabas igual que antes. Tu sonrisa no era la misma, estabas más flaca, tus ojos eran un agujero sin fondo. Pero lo que más me dolió en el corazón fue que cuando cruzamos miradas se te resbaló una lagrima y todo por mi maldita culpa.
Soy un idiota
Pero siempre seré TU idiota
