BAÑO

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Caía como lluvia, y a espuma del mar me rodea, el olor a lavanda y manzanilla.

En silencio, el tiempo se me hacía eterno.

El calor del agua me cubría, y me relajaba.

Todo lo olvide, por un momento la prioridad fui yo.

Solo yo.

Mi cuerpo, cada centímetro de este y hasta sus más oscuro rincón.


Caían como lágrimas tibias y salían de unas pequeñas ranuras que daban mayor ilusión a esas lágrimas.

Caían junto con mis lagrimas. 

Caían junto a mi dolor.

Para darme fuerza.

Esa es la magia de un baño.

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