No escucho nada, no puedo mirar claramente, solamente veo destellos de luces, veo la luna justo en el centro de mi vista, te veo a ti; veo tu silueta, es la segunda vez que me pasa esto, ¿quizá sea esto un deja vu?. No puedo respirar, siento que no necesito hacerlo, tengo escalofríos por todo mi cuerpo.
Una mano piadosa me sostiene y me jala hacia ella y cuando estoy fuera tomo aire profundamente, estaba ahogándome porque Paula me empujó a la piscina y caí al fondo. -¿Que demonios pasó aquí porqué de pronto estas bajo el agua?- me preguntaba el papá de Paula muy exaltado y preocupado.
-Se resbaló- dijo Paula al instante. -¿es verdad?- me preguntó su padre, asentí con la cabeza mientras todos los invitados de la fiesta me miraban. Después de aquel "inoportuno accidente" me llevaron de vuelta a casa y le contaron a mis padres lo que sucedió, mis padres agradecieron por traerme de vuelta a casa y me llevaron a dormir.
Esa noche fue el cumpleaños numero 6 de Paula, Paula es la hija de los vecinos de enfrente, mis padres por alguna razón creían que era mi mejor amiga o algo parecido, quizá porque no salia de casa cuando era pequeña y ella siempre venía a mi casa a jugar con sus muñecas.
Paula y yo no nos llevamos nada bien, nos conocimos cuando eramos unas niñas muy pequeñas, mas exactamente cuando nos mudamos a el vecindario. Ese día mis padres me dijeron que fuera al parque a jugar y a hacer amiguitos con quienes jugar, pero para mi era muy complicado hablarle a la gente.
A excepción de Paula por lo que parece, aquel día de Diciembre era muy helado y también estaba nublado, era uno de los climas mas depresivos que recuerdo haber vivido, porque ese día conocí a la chica que vivía en frente, la que no tardó en hacerse notar tirándome del columpio en el que yo estaba sentada.
-Oye niña, que te pasa, así no se monta un columpio, nadie te enseño o qué.- La miré desde el suelo mientras me hablaba de tal manera, pero solamente me quedé en silencio hasta que se fue del lugar.
Todos los vecinos llegaron ese día a mi casa para darnos la bienvenida al vecindario y mis padres hacían que yo me parara entre ellos para que todas las señoras tocaran mis cachetes y dijeran " que cosita tan adorable, es tan linda tu niña, cuando sea grande seta toda una envidia."
Los papás de Paula llegaron también ese día para dar la bienvenida, yo los mire desde mi ventana cuando salieron ellos y Paula de su casa, hasta cuando cruzaron la calle y tocaron la puerta, noté que estaban discutiendo mientras llegaban. Cuando mi papá se dio cuenta de que querían los vecinos nos llamó a mi y a mi madre para presentarnos como una familia correcta.
Los vecinos invitaron a mi familia a una cena esa misma noche, mi padre aceptó y así fue, cenamos en la casa de Paula, los padres platicaban en la mesa y todos de hacían preguntas sencillas como: "¿Porqué se mudaron? ¿En qué trabajan? ¿Cómo te llamas pequeña?" -Candela, se llama Candela- -¿Y qué pasa, te comió la lengua el gato eh?-. Me preguntó a mi después de qué mi madre respondiera, yo no dije nada y mi madre retomó la platica diciendo qué no suelo hablar con la gente nueva.
Paula comía junto a mi, me picaba con su tenedor, me tiraba sus vegetales a los pies y solía acercarse a mi oído diciendo cosas que ya no puedo recordar.
Después de la cena nos despedimos y mientras cruzábamos la calle mi mamá me regañaba diciéndome que fui una maleducada. Me mandaron a dormir, pero yo me sentía muy incomoda, quizá porque mi cama fuera diferente aquella noche o por la mudanza.
Mi cama estaba junto a la ventana así que a cierta hora de la noche sí mi cortina estaba abierta la luna resplandecía directo a mi cara.
Era ya noche y todavía me sentía incomoda, sentía que alguien me observaba, me levante sobre mí cama y miré por la ventana, noté como Paula estaba despierta jugando con sus muñecas justo en la ventana de su cuarto, cuando se dio cuenta que la miraba dejó de jugar y bajó sus muñecas para quedarse mirándome incómodamente.
