F i v e.

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Ha pasado un tiempo más, mamá me acompaña casa día y papá viene después del trabajo a visitarme. Los he visto muy agotado a ambos.

Por un lado, me siento culpable, si no fuera por esto que me sucede a mí no estarían trasnochados, preocupados y muy pensativos. Supongo que en el fondo jamás imaginaron ser ese tipo de padre que estuviese en sala en sala pendiente de que su hija no sufra algún colapso y muera de la nada.

Pero cada día, juro que trato de ver el lado positivo a todo. Cómo ahora, puedo sentarme a escribir y contarle a este diario que me han obsequiado un tiempo atrás lo que realmente percibo de las cosas en esta temporada tan... ¿Hospitalaria?

Bueno, lo que sea, es lo que percibo.

Ahora mismo me encuentro en el jardín, donde nos permiten estar y pasar el rato. Me gusta mucho aquí.
Es el único lugar que tiene variedad de colores y no solo paredes sólidas y blancas y algunas cosas metálicas como decoración o de emergencia.

Mi novio Joel, desde hace casi 5 años de vez en cuando logra venir a visitarme, me trae obsequios hecho a mano y se queda conmigo por horas. En el fondo, aunque no lo demuestre, sé que todo lo tiene muy triste.
Él no quiere admitir la posibilidad que tengo de morir, solo me recuerda que saldré de esto y que no estoy sola.

Me ha demostrado tanta atención que sin duda lo amo con todas mis energías, al menos con las que me quedan.

Esa es otra, he bajado de peso, y dormir me ha costado mucho.

Pero como ya lo dije antes, 1uieronser positiva. Quiero ser como las vibras que transmite el árbol gigante que está centrado en el jardín.

Que aunque miles de tormentas ha recibido, se mantiene tan firme y bello cada día.

Lo apodé Gin, el gran árbol y compañero de todos nosotros, Gin.

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2022 ⏰

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