CAPITULO 3

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¡Bien! Hoy es el cumpleaños de Sarah. Cumple 18. Ya es mayor de edad y por eso ha organizado una fiesta genial. Mi madre se ha engatusado con un vestido del escaparate de su tienda favorita y me lo ha comprado.

- ¿Que tal? ¿Te sienta bien? ¿Te gusta el vestido?

- Sí, mamá. Me está perfecto.

- Bien porque ya te vale, dejarlo todo para el final...

- No te preocupes tanto mamá, que no es mi graduación.- Me río con ella

- ¿ A quien a invitado Sarah?

- A todos los de su clase y a todos los de la mía. Es que se conoce a todo el mundo. Ya sabes como es ella.

Mi madre me dedica una sonrisa preciosa y se va.

Sarah y yo no hemos pasado toda la mañana hablando por el móvil. Tengo ganas de verla, porque no hemos hablado desde hace cinco días.

Le conté que me hice un solo amigo y que se llamaba Angelo, y como ella es así, empezó a gritar y ha decirme que me gustaba. Por más que la dijese que no me interesaba en absoluto- que era una auténtica mentira- no me hacía caso. A sí que le ha invitado.

Eran la ocho y media, y tenía que estar allí a las nueve.

- ¿Donde es, cariño?- Me pregunta mi padre al tiempo que me da un beso en la frente. Yo ya estaba saliendo por la puerta.

- En Websity, el bar ese que es demasiado moderno para tu gusto- Hago una mueca divertida y se ríe.

Llego tarde, como siempre. Ha sido culpa del maquillaje. Estaba perfectamente, cuando al lavarme la cara, el agua toco mis ojos y el rimel se esparció. Iba a salir de la habitación cuando me tropecé con mi espada. Supuestamente no tendría que tener espada por solo soy una simple humana, pero esa era la espada muchos recuerdos.

El otro día mi madre y mi padre me dieron una charla bastante larga, en la que me contaron muchas cosas. Si hubieses sido desconocidos los que me hubieran contado esa historia no les hubiera creído, pero al ser mi padres... En fin. Me dijeron que la espada que tengo es de mi verdadero padre, yo no les entendí pero no me dieron más explicaciones. No suelo llevar la espada porque sería llamar la atención y no me gustaría que todos los ángeles y demonios me miraran todo el tiempo. Todo esto es muy raro. Puede que mis verdaderos padres sean otros pero a mi eso no me importa. Gabriel y Astharot son los que me han cuidado todo el tiempo, sin importarles de quien era hija. Eso es lo que importa, ¿no?

Llego allí. No hay nadie en la puerta.

Entro y veo a Sarah parlando, como siempre. El ambiente está genial. Me encanta este bar, porque siempre tiene aires de discoteca. Me acerco a ella.

- Por fin has venido.- Me abraza y me siento un poco culpable por no venir a la hora.

- Tenía dos teorías. Una era que te había pasado algo, y la otra que no querías venir.

Me río.

- Pues debes haberte llevado un buen chasco.- Me vuelvo reír.

La suena el teléfono y después de un rato lardo cuelga y me dice:

- Me tengo que ir un momento. Ahora vuelvo.- Frunzo el ceño- Por motivos de trabajo.

Y se va. No me da tiempo a preguntar a que se refiere. No lo consigo pillar. Bueno da igual. Voy a la barra a pedir algo. Tengo bastante sed. Noto un escalofrío. Me giro...

- Hola

Me sobresalto. Hay un chico que conozco de algo... Ah! si es Angelo.

-Que susto me has pegado. Hola

- ¿ Que tal? Tengo que contarte algo.

- ¿Y todo este misterio?

- Ven.- Me señala un cuarto vacío.

- A eso si que no. Lo que me tengas que decir dímelo aquí.

- No puedo. ¿No te fías de mi?- Había una parte de mi que decía que el no me haría daño, pero mi parte desconfiada no lo admitía. He de reconocer que sus ojo me hacían estar segura.

- No es eso...- Se le veía en la cara una mirada triste.- Bueno iré contigo. Pero como pase algo es tu culpa.

Le doy un cozado amistoso y sonríe.

Cuando estamos más apartados, empieza:

- Mira, yo te voy a contar una cosa no me puedes interrumpir por favor y cuando termine llegan las preguntas. ¿Me lo prometes?

- Vale- le digo inocentemente- Aunque no se yo si lo voy a poder cumplir

- Bien. Se que no te lo han dicho tus padres, a sí que prosigo. Como sabes este mundo existen ángeles y demonios. Antiguamente los dos estabamos enfren...

- Eso ya lo se. Me sé toda la historia.- Cuando me doy cuenta de que he interrumpido es demasiado tarde.

- Te dije no me interrumpieras.- Me dice enfadado. Y tiene razón.- Pues esta guerra se está derritiendo. Ahora hay ángeles aliados con deemonios, por amor, por conveniencia propia... Como tus padres. Tú eres un segundo alma. No me mires con esa cara que ahora te lo explico. Quiere decir que ya has vivido antes y has resucitado, aunque se te hallan borrado casi todos tu recuerdos anteriores, pero espero que a mi por lo menos me recuerdes. Naciste, otra vez, gracias a los arcángeles. Pero hay gente que te busca.- Hace una pausa y me mira.

- Creo que eso es todo por ahora.

- Pero... creo que casi todo lo entiendo, pero..¿ porque tendría que fiarme de ti? La verdad es que me resultas familiar ¿ Es por mi otra vida? ¿y quien me busca?

- Una a una. Me conocías de la otra vida. Te pilló un tranvía, pero al querer vengar a tu padre no pudiste ir por el túnel de la luz. Cuando llegue ami cuarto estabas tu allí. Eso quiso decir que estabamos enlazados y hasta que no resdolvieramos lo de tu padre no te podrías ir.

- Y no te podría dejar en paz. ¿Pero quien me busca?

-al ver resucitado tienes uno poderes especiales y en cuanto a quien te busca.. es difícil de explicar.

Entonces me coje la mano y dice:

- Por favor no te fíes de nadie que no conozcas.

- A ti hace poco que te conozco.

- Si, pero si te hubiera querido matar ¿ No lo habría hecho ya?

- Bueno si... pero todo lo que me has contado es desconcertante.

Y de repente desaparece como el rayo.

Vuelvo a la fiesta e intento no pensar en nada.

Dos velas para el diablo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora