Capítulo 3.

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BRAD

¿Algo que hacer?

SAMARA

No, estaba durmiendo.

Así como si nada, se desconecta, segundos después el tono de mi móvil suena haciéndome ver que me está llamando. Y descuelgo.

-Hey dormilona -dice con una voz burlona.

-¿Madrugas o qué? -digo desperezándome- porque son las once de la mañana joder -termino de frotarme los ojos.

-Madrugar es despertarte a las 7 de la mañana Sam, no a estas horas -dice riendo.

-¿Me has llamado para reírte de mi o para qué? Porque entonces te cuelgo que tengo cosas mejores que hacer, como por ejemplo dormir -digo cabreada, sí cuando me despiertan suelo tener mala leche.

-No sé, solo llamo para joder -sigue riendo.

Mi cabreo aumenta más y cuelgo. Me meto en el WhatsApp para responder a los mensajes de Martha y Jonnhy, que anoche me dio pereza responder. Cuando un mensaje de Brad me llega.

BRAD

Venga, no te enfades.

SAMARA

Estoy en mi derecho de enfadarme.

BRAD

¿Skype?

SAMARA

Vete a la mierda, Brad.

Lee mi mensaje, pero no contesta, me salgo de su chat y les contesto a Martha y Jonnhy, y todavía Brad sigue en línea por lo que prácticamente está pasando de mí.

Me levanto de la cama para ir a desayunar, pero me apetece joderle un poco más. Voy al escritorio y cojo el ordenador,para después lanzarme a la cama.

-Tu casta -digo mirando la zapatilla que,desgraciadamente, ha hecho que me dé de morros contra el suelo, por desgracia el ordenador cae conmigo. Preocupada me dirijo hacía el ordenador, lo enciendo y suspiro al saber que no le ha pasado nada.

Abro Skype y elijo a Brad, que está conectado. Da tono. No lo coge. ¿Por qué no lo coge? Me rechaza la llamada.

-¿Pero este quien se ha creído que es? Este es gilipollas -digo alzando la voz.

Minutos después, el tono de una llamada me sobresalta. Es Brad.

-¿Ahora sí quieres hablar conmigo? -digo, parezco loca hablando sola, pero me da igual -Pues espera sentado chavalin -cuelgo la llamada.

Dejo el ordenador encendido en la cama, sin salirme de skype para que vea que sigo conectada. Que se joda. Un mensaje de Brad me llega.

BRAD

Dejemos las tonterías, venga va, cógelo.

Sonrío pícara al leer el mensaje, dejo el móvil en el escritorio y salgo de mi habitación para ir a desayunar. Como todos los días a estas horas, no hay nadie en casa. Mi hermano Killiam estará con su novia como siempre, tiene un año más que yo, aunque yo soy la más lista. Mi madre es periodista, tiene 3 hijos, incluida yo. A los 16 tuvo un lío romántico con un pringado que la dejó cuando se enteró de que la había preñado. Nathan, mi hermano mayor, tiene 22 años y vive en Las Vegas. Mi madre a pesar del embarazo siguió estudiando para convertirse en lo que mas deseaba, periodista. Cuando nació mi hermano y mi madre terminó la carrera, conoció a mi padre y ya pues nos tuvo a mi hermano, Cris y a mí. Mi padre es abogado, a los 14 años se fugó de su casa y se fue a vivir con sus abuelos. Sus padres lo trataban mal, por eso decidió irse y estudiar derecho para defender a las personas que lo necesiten.

Me termino el colacao pensando en Brad, si se habrá enfadado, por lo que decido comprobarlo.

Dejo el vaso en el fregadero y subo a mi cuarto, cierro la puerta y me siento en la cama, cogiendo el ordenador y poniéndomelo sobre mis piernas. Y le doy a llamar, cuando antes de llegar al primer tono lo coge.

Al aceptarlo su imagen aparece en mi pantalla, dejándome ver su trabajado abdomen. Dios mío, qué bueno está.

-¿Te has relajado ya, princesa dormilona? -dice acomodándose en su cama.

-Vuelve a llamarme princesa, y te tragas el cuento sapito -digo riéndome.

-¿Sapito? Yo diría que príncipe, ¿donde has visto un sapo con este cuerpo? -dice señalándose el abdomen -¿y un sapo con esta cara? -dice poniendo caras raras, haciéndome reír.

-Pues lo tengo aquí delante -digo señalándolo.

-Y yo tengo una bruja delante y no me quejo -dice cruzándose de brazos.

-Que creído eres -digo negando con la cabeza.

-Me amas -dice lanzándome un beso

-Que te lo crees tu -digo sacándole el dedo corazón.

-Ese dedito por el culo guapa -dice guiñando un ojo.

-Ya que estamos ¿por qué no te lo metes tú? -digo haciendo lo mismo que él.

-O mejor, te lo meto yo -dice sacando la lengua,haciendo que me quede callada y me ruborice. Y para mi desgracia se da cuenta de ello.

-JAJAJA que te has puesto colorada -dice revolviéndose en la cama apunto de llorar de la risa.

-No te rías -digo bajando la mirada a mis uñas color granate -Paso de hablar contigo -digo al ver que no para de reírse.

-Entonces para que ibas a llamar antes? -dice mirándome fijamente.

-Para no aburrirme, bye -digo y antes de dejar que diga nada, cuelgo.

Abro cuidadosamente la puerta para no despertar a nadie y me dirijo a la cocina para picar algo ya que el tonto de mi mejor amigo, Jonnhy, se ha comido todas las palomitas o las ha margastado metiéndoselas en la nariz para después expulsarlas haci...

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Abro cuidadosamente la puerta para no despertar a nadie y me dirijo a la cocina para picar algo ya que el tonto de mi mejor amigo, Jonnhy, se ha comido todas las palomitas o las ha margastado metiéndoselas en la nariz para después expulsarlas hacia abajo haciéndome reír para que no llorase en la película, y luego Martha se ha comido mi hamburguesa y me ha tirado todo el batido a la camiseta al contarle como voy con Brad, que por cierto desde que le colgué esta mañana no hemos hablado más, pero bueno, el me ha picado y ya sabe como soy, y no pienso hablarle yo, que hable el.

Termino de beberme el colacao y de comerme una napolitana, subo a mi cuarto despacio y me adentro en mi habitación,me pongo el pijama y me meto en la cama, reviso por décima vez los mensajes y ninguno de Brad así que apago el móvil y lo meto debajo de la almohada.

-Mira que eres mala -dice Brad cogiendo la pelota.

-¿Mala yo? Pero si soy un solete -digo poniendo carita
de ángel.

-Venga va, vamos a jugar en serio -dice pasando su brazo por mi hombro, por lo que me doy la vuelta, le quito la pelota y la encesto en la canasta.

-¡BOOM! -digo dándole una palmadita en la cara -¿Quién es malo ahora? -digo cruzándome de brazos.

-Desde luego tú no -dice cogiendo la pelota.

Me molesto y decido quitársela, pero la alza y no llego a cogerla. Quedamos muy cerca uno del otro, y nos vamos acercando cada vez más, hasta que nuestros labios están a milímetros y nuestras respiraciones ya están entrelazadas. Cierro los ojos y siento como sus labios van posándose delicádamente sobre los mios. Pero algo falla.

-Samara, despierta - dice una voz- Samara -me agita mi madre, despertándome del sueño.

¿Amor? No CreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora