Quizá no volvamos a vernos, pero jamás nos olvidaremos.

64 9 0
                                    


"Tengo que encontrarla." Me desperté en la oscuridad absoluta. Trataba de recordar los últimos momentos que presencié antes de que todo se volviese negro.

Me acompañaba una niña, la llevé de la mano todo el tiempo, estaba sola y se acercó a mí para buscar protección en medio de todo aquel caos. Ella buscaba a su madre, yo una salida. Recuerdo a unos hombres que se acercaron a nosotras, vestidos homogéneamente y con las mismas armas apuntándonos. Un golpe en la cabeza y la inconsciencia. No hay mucho que recordar, todo son imágenes sueltas y momentos borrosos que aún están por recopilar.

Entre susurros llamé a la niña, nada más despertarme ya la estaba buscando, la necesitaba. Cuando alcé el tono de voz recibí respuesta desde el otro lado de la sala. Era ella. A pesar de la completa oscuridad en la que nos encontrábamos escuchaba su voz que se iba acercando cada vez más a mí.

-¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? Te sacaré de aquí, solo tengo que buscar una salida en medio de esta oscuridad.

Unos segundos de silencio y la niña respondió con voz temblorosa:

-Estoy bien, pero ¿y tú? Tus ojos...¿Por qué están así? Tienen un color extraño.

-¿Mis...qué?- me toqué la cara en busca de algo fuera de lo normal en vano. -¿Acaso puedes ver?

-Claro...¿y tú... te quedaste ciega? - su voz se volvía un susurro.

Cerré los ojos en el instante que derramaba lágrimas. No veía nada. No sé si recuperaría la vista, pero un recuerdo se me vino a la mente, uno que ahora se volvía paradójico y cruel.

Estaba junto a la niña, poco antes de separarnos, asegurándola con promesas vacías que no nos separaríamos, entonces la susurré:

-Quizá no volvamos a vernos pero jamás nos olvidaremos.

Relatos Poco ConvencionalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora