El corte fue preciso como la furia de la tormenta

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Merry estaba al otro lado del río. Yo le gritaba, incesante. Nos habíamos separado y ahora los dos estábamos en peligro. Llovía con una fuerza sobrenatural, el río estaba casi desbordado y no lo podía cruzar. El puente por el que había pasado Merry apenas unos minutos ya estaba destruido por un trueno. No sabía cómo llegar hasta él, ¿por qué demonios tuvo que cruzar solo? Se nos agotaba el tiempo. Creo que no me escuchaba, el ruido de la lluvia al caer más los truenos de fondo interferían entre nosotros. No había otro modo de cruzar, con señas le dije que avanzase hacia la derecha. Alguien se le acercaba por detrás, él no lo veía. Corrí paralelo a él para guiarle a un lugar donde su perseguidor no lo atrapase.Creo...creo que no había escapatoria. Da igual en qué dirección hubiese corrido. El hombre que lo seguía de cerca no estaba solo. Eran más y tenían un único objetivo. Hay veces que no tenemos escapatoria, que nos tenemos que rendir y dejar que pase lo que debe. Pero yo seguí luchando. Le seguí gritando, infatigable. Le grité que se tirase al río. Le hice señas para que saltase. Pero él no me veía, no me oía. Estaba asustado y no sabía lo que pasaba. Se giró en el momento en el que uno de esos hombres se le acercaba. El corte fue preciso como la furia de la tormenta. Él estuvo apunto de saltar, yo lo sé. Me escuchó. Y ahora el río se teñía de rojo. 

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