Parte 2.

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Desperté con un sobresalto y miré hacia todos lados sin saber dónde me encontraba. Cuando caché que estaba en el avión, volando hacía Córdoba y que todo había sido una pesadilla, recién pude respirar.

Recordé que me había hecho la dormida para evitar prolongar la conversación con el Zorrón y de weona me habia quedado dormida en serio. De eso ya habían pasado como dos horas y me rugía la guata como dinosaurio en huelga, porque bajo las cincunstancias en que dejé España ni desayuno había podido tomar.

-¿De dónde sacaste eso? -miré al Zorrón que estaba comiéndose un sándwich de jamón con queso.

-El carrito con comida po', ya pasó. Tú estabai durmiendo.

Bufé de rabia porque no me había despertado, pero me dio vergüenza llamar a una azafata para que me trajera algo de comer.

Miré por la ventanilla hacia afuera y, bajo nubes que parecían algodón, pude distinguir un océano inmenso e interminable.

Tragué saliva.

Odio volar y sobre todo odio volar sobre agua. Me acordaba del accidente de Felipito y me daba weá que el avión se cayera. Si se iba a caer prefería morir chocando sobre tierra que sobre el océano.

Me quede entonces pensando en mi sueño. ¿Habría un sueño premonitorio? ¿O habría tenido una visión? ¿Habría pasado eso en verdad? ¿Ibizo había muerto? Puse mentalmente la cara de gatito impactado de WhatsApp y me acongojé, Tenía un nudo en la guata.

Me pregunté si acaso el Español ya había despertado. Era lo más probable, porque le encantaba levantarse temprano. ¿Qué habría pensado al ver que yo ya no estaba allí? ¿Habría leído mi carta? Y lo más importante y que a la vez más me preocupaba: ¿viajaría a Córdoba de todas formas?

Pepi La Fea 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora