CAPÍTULO UNO

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—  He conocido alguien estupendo para ti

Esas, tal vez eran las palabras que menos quería oír de parte de Sarah, mi hermana mi menor. Suspiré y cerré los ojos cuando escuché su voz al otro lado del teléfono, había sido una mañana un tanto difícil, a pesar de que como siempre, había disfrutado mi caminata diarai por las mañanas de dos kilómetros, desde mi casa en la avenida doce, hasta la fundación "Empezar de nuevo", de cual era dueña y ejercía mi profesión de psicóloga. Disfruto caminar temprano por las mañanas, me ayuda a organizar mis pensamientos. Como psicóloga de niños y adolescentes, puedo necesitarlo muy a menudo después de tener que escuchar abrumadoras historias de personas con tan pocos años de vida pero con tantos problemas. Caminar, me ayuda a hacer un repaso y a prepararme mentalmente para el día, pero nada me prepara para las locuras de mi hermana menor.

–Sarah ya sé de qué se tratan tus "cosas muy importantes" y de verdad ahorita no tengo cabeza para escuchar nada de eso, estoy ahogada en trabajo

Sarah había regresado hace un par de meses de Nueva york con su esposo y mi sobrino pequeño y dice estar preocupada porque después de mi última y ambivalente relación hace ya 2 años no he vuelto a salir con nadie más y sinceramente, no tengo interés en hacerlo por ahora. Mi mundo en este momento es esta centro terapéutico que con tanto esmero,  he podido hacer realidad, pero para mi hermana, a mis casi 30 años se me está acabando el tiempo. Y está dispuesta en ayudarme a buscar alguien con quien rehacer mi vida.

—Anahí escúchame, de veras no te arrepentirás

—Lo mismo me dijiste con Ignacio y vaya que me arrepentí. Resultó ser un acosador — Suspiré profundo — Sarah ya no más por favor

—No es malo Ignacio, simplemente le gustaste mucho, eso es todo. Pero en fin, este es diferente, es todo un caballero Any no sabes, es precisamente tu tipo. Es rubio, ojos claros... Brillante, ingenioso, exitoso. Encantador. ¡Tiene su propia empresa! –Anahí escuchaba aburrida la descripción que le daba su hermana. Miró su reloj y vio que no le quedaba mucho tiempo

—Está bien, dime cuando lo conoceré — Dije, con toda la intención de terminar pronto con la conversación

—Genial! eso me gusta hermanita que seas más abierta — Exclamó, emocionada — Mira, se llama Mauricio, es primo de Eugenio — Se refería a mi cuñado — Y pues acaba de regresar de Suecia, estaba allá viviendo un largo tiempo y Eugenio decidió organizar una cena para ésta noche para darle la bienvenida y estás invitada Any.

—Perfecto ahí estaré. ¿A las 7?

—7:30 –Corrigió

—Perfecto. Te prometo que ahí estaré.

—Si ahí estarás porque te iré a buscar

—Bien. Tengo que colgar, Dale un beso a Dieguito de mi parte. Adiós

Corté la llamada, liberándome de mi hermana. Anormal sería que nunca se preocupara por mí, pero realmente a veces es incómodo y llega a parecer ella la hermana mayor (aunque sólo nos llevamos 17 meses de diferencia) Parte de mí quería escuchar a mi hermana, olvidarme un poco de la oscuridad en mi vida y buscar a un hombre que me haga feliz, pero simplemente no quiero volver a sufrir. Demasiado he tenido que soportar, y confiar en un hombre, ya no es una opción para mí. Al menos no en este momento.

El día continuaba, y mi secretaria me lo recordó cuando entró a mi consultorio, informándome acerca de mi nueva paciente. Acababa de ingresar la noche anterior, había sido traída por su chofer casi a fuerzas. Me entregó una carpeta con los datos de la paciente e inmediatamente los revisé.

TERAPIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora