1- Recluta.

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[cucuuuuu mag al habla! soy un desastre haciendo sinopsis rip..... en fin el fanfic va precisamente de eso, de que va a ser el team magma quien venza y se va a liar parda (?) no prometo updates regulares porque a lo mejor en una semana subo dos capitulos o a lo mejor pasan tres años y nada (?) a ver como funciona la inspiración jakajaa :____ en fin a ver si os gusta, este cap no es muy largo pero bueno, está todo super apresurado porque siempre me entra el ansia al escribir (?)]




"Dámelo, ahora" exigió Maxie, su voz no daba lugar a réplica.

Miré la pokeball que descansaba en mi mano, todavía con hollín y heridas provocadas durante el combate contra Groudon. Levanté la mirada hacia el hombre que tenía delante y suspiré, agotada. Había perdido, no había nada más que hacer. La heroína de Hoenn había fracasado.

Moviendo el brazo con miedo, como si todo mi cuerpo se negase a entregarle la pokeball que albergaba al pokemon legendario, deposité la pokeball en su mano. Él la miró antes de cerrar el puño con fuerza, y se rió. Fue entonces cuando unos brazos tiraron de mí hasta alejarme de aquel monstruo. Era Brendan, acompañado de Wally. Ni siquiera me atrevía a mirarles a los ojos, no después de esto.

"May, tenemos que irnos de aquí cuanto antes" gritó Brendan mientras tiraba de mí; Wally, sin embargo, se quedó atrás. Grité su nombre, ignorando los propios gritos de Brendan y sus esfuerzos para retenerme. El peliverde se giró para mirarme, sonriendo. Pero era una sonrisa triste, y me percaté de que tenía la cara empapada.

"¡Brendan, por el amor de Dios, tenemos que volver! ¡No podemos dejarle aquí, Maxie va a matarlo! ¡Déjame ir ahora mismo, tengo que salvarle!, grité mientras pataleaba, intentando zafarme de los fuertes brazos de Brendan. Cada vez Wally estaba más lejos de nosotros, acercándose cada vez más a Maxie. Vi como sacaba una pokeball y volví a chillar su nombre, rogándole que no lo hiciese, mas me ignoró.

En mis intentos de pataleo, Brendan se las ingenió para sacar su Latios y montarnos a ambos en él para escapar de Arrecípolis cuanto antes. Fue en ese instante, en el que comenzamos a dejar el suelo atrás, cuando vi que el Camerupt de Maxie acababa no solo con los pokemon de Wally, sino con él mismo. Grité su nombre una última vez.


El vuelo lo pasamos en silencio, sin rumbo fijo. Había dejado de llorar, simplemente por el hecho de que no me quedaban lágrimas que derramar, y Brendan ni siquiera se inmutó. Ya no quería huir, ni esconderme, ni luchar. Simplemente, me daba igual lo que fuese a ocurrir ahora, porque lo aceptaría sin rechistar. Después de ver morir a Wally, ya poco me importaba el resto. Era uno de mis mejores amigos, y lo había dejado morir sin ni siquiera tratar de protegerlo — y no solo eso, también había puesto en peligro a toda la región ahora.

Cuando descendimos al suelo de nuevo, fue en Pueblo Lavacalda. Acceder a pie hasta él era complicado, así que por lo visto Brendan decidió que era un buen lugar para escondernos por ahora.

Cuando bajé de Latios, me alejé tanto de Brendan como pude, como si su contacto me asquease, aun sintiendo sus brazos reteniéndome e incapacitándome de salvar a Wally. Algo dentro de mi pecho volvió a romperse cuando pensé en Wally, en la sonrisa que me mostró antes de sacrificarse. Nos estaba ganando tiempo para que al menos nosotros pudiésemos huir. Sollocé, con las cuerdas vocales aún dolidas de tanto gritar apenas unas horas antes. Cuando me calmé, entré al Centro Pokemon buscando algún rincón algo apartado donde estar hasta que se me ocurriese algo para parar esta locura. Brendan dijo que iría a comprar cosas a la Tienda de al lado, provisiones y otras cosas, pero ni siquiera me molesté en escuchar lo que decía. Me sentía dolida y traicionada, aunque seguramente él se sintiese igual -o incluso peor- que yo; después de todo, si no hubiese sido por mi culpa, Wally no tendría que haber muerto, y nada de esto habría pasado.

Nothingness.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora