I. Solos somos más bonitos.

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Somos el resultado de lo que un día quisimos escribir y no llegamos a terminar.
Así. Indefinidos, irregulares. Inacabados.
Los que amamos más la tristeza de las cosas bonitas porque somos conocedores de que los finales felices nunca acaban bien.
Los que presumimos de ser un gato con una sola vida, una mirada que hiela y 6 balas en el corazón que lo mantienen clavado en su sitio.
Que deseamos que llegue el otoño
para que haya algo más triste que nosotros,
aunque a veces abrimos la boca para reir
y no para coger aire.
Huracanes
a los que nos llevan por delante
e incapaces de frenar cuando nos piden más despacio.
Somos una inagotable fuente de cambios
fieles a nuestros vicios.
Nuestras vísceras en suelos de templos que un día fueron nuestros
y ahora besan otros.
Solos somos más bonitos porque somos más nosotros,
porque nos tenemos más enteros.
Voy a ser feliz y voy a dejar de escribir mierda porque me gusta más bailar descalza por casa que todo esto. Y porque esto soy yo y ya lo avisé al principio.


Esto no son poemas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora