1. - ¿Dónde estoy?

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Despierto adormecida y con un dolor tremendo de cabeza.
Noto el frío en mis huesos, estoy en el suelo de un lugar que desconozco.
Alzo la mirada y estoy en una especie de habitación con una bombilla encendida que cuelga del techo y una puerta. Hay algo escrito en ella pero mi visión en estos momentos es borrosa.
Me incorporo y me siento. Me froto los ojos. Mi cuerpo me pesa.
La ropa que llevo también la desconozco, llevo unos pantalones negro con un chaleco rosa.

Un sonido irritante comienza a perforar mis odios.
El sonido hace que mis vello se ponga de punta.
Me tapo mis orejas.
Solo quiero que ese sonido pare, pero no lo hace y se escucha más fuerte.

—¡Para!— Y al segundo de acabar mis palabras eso hace. Se detiene.

Me intento levantar a pesar de que mi cuerpo me sigue pesando.

¿Dónde estoy?

La luz me ciega pero aún así camino hacia la puerta. Apoyo mis manos en ella y leo lo que pone.

SALIDA

¿Salida?
Giro el pomo de la puerta rápidamente y esta se abre.
Al entrar veo mi habitación.

No entiendo nada, ¿qué ha sido lo de antes?

Voy hacia mi cama y me tumbo y me quedo dormida.

Al despertarme sigo en mi cama. Me levanto y me estiro y voy hacia el armario.

Esta toda mi ropa.
Busco algo para cambiarme y quitarme esto pero ese sonido vuelve a sonar pero de una manera diferente. Suena a lo lejos.
Me asusto y tiro la ropa que tenía en las manos al suelo.
Voy hacia la puerta de mi habitación y no sé abre.
¿Pero que cojones?
Me giro y la mirada se me va a mi mesita de noche donde veo que está mi teléfono móvil.
Intentó cogerlo pero no puedo, está pegado a la mesita, intento encenderlo sin moverlo del sitio pero nada, no enciende.
Miro la foto que hay al lado de mi teléfono. Es una foto con mis padres. La cojo y es de cartón, el marco es de cartón.
¿Qué está pasando?
Me vuelvo a sentar en la cama y observo mi habitación.
Y me fijo en un detalle. Mi habitación no está decorada con papel.
Voy hacia dónde he estado observando y toco la pared. Acto seguido de eso doy unos toques con mis nudillos. No es una pared, es una puerta.
Arrancó el papel desesperada por salir de este sitio, hasta que veo el pomo de la puerta y tiro y abre.
Es la habitación de antes, es la habitación donde desperté.
La observo y segundos después la cierro rápidamente y me apoyo en ella.

—¿Dónde estoy?—

—Buenos días.— Dice una voz que me hace asustar.

Es como la voz de Siri pero no tan robótica.

¿Qué está pasando?

La voz no vuelve hablar. Y decido hacerlo yo.

—¿Dónde-dónde estoy?—

—Hola Victoria. Me alegra que por fin hables.—

—¿Dónde estoy?— Vuelvo a preguntar pero esta vez alzando la voz.

—Tranquila, estás en buenas manos.—

—¿Tranquila?—Me paseo por mi habitación de un lado para otro.—¿Buenas manos? ¿De quienes son esas manos?—

No me gusta saber que estoy encerrada, me da pánico.

—¡Quiero salir de aquí!—

—No, no puedes. Por lo menos no aún.—

—¿Qué? ¿Por qué?—

—¿Qué es la soledad?—Quedo sorprendida ante aquella pregunta. No sé qué contestar, no me la esperaba.

Pruebas en el laberinto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora