Persecución

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Habían pasado dos días desde el incidente en el callejón Diagon y Hermione sentía que ya no podía con la incertidumbre; mientras preparaba una poción para curar los mareos se preguntaba:

<<¿Por qué habían intentado seguirme?, ¿Podrían haber sido mortífagos?, ¿Quién más, sino ellos?>>

Siguió removiendo y añadiendo ingredientes en el caldero hasta que la poción alcanzó el color turquesa deseado y la textura idónea, vertió la poción en varios recipientes pequeños de cristal y los guardó juntos con los demás que ya tenía, las provisiones de pociones estaban casi listas, limpió el contenido del caldero y se dispuso a ver el estado de su mochila que todavía contenía toda su ropa, en los últimos días solo había sacado la que iba a ocupar y vuelto a introducir la que se había quitado, afortunadamente ya había podido separar y organizar todo el contenido de la mochila.

A mediados de la tarde decidió salir de casa, había pasado preparando pociones y haciendo ajustes en la mochila con expansión, tomó el tren subterráneo sin un rumbo especifico y caminó por un centro comercial, observó como las personas sin magia iban y venían, entraban en tiendas, comían en el área de comidas, se preguntó que quizás, de no haber sido por esa carta, varios años atrás donde le informaban de su vacante en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, sino hubiese sido por esa carta, muy posiblemente estaría en una de esas mesas en el área de comidas compartiendo con otras chicas, el solo pensarlo le dio risa, no se miraba con otras chicas hablando de chismes y programas de televisión baratos; después de haber caminado y despejado un poco su mente retomó el camino de regreso a casa, de cierta manera se sentía protegida en el mundo muggle, los mortifagos no la buscarían en un lugar como ese, apresuró el paso, quería llegar antes del anochecer puesto que aún tenía una poción que terminar.

El subterráneo iba un poco lleno y por tanto no se percató que la seguían nuevamente, ésta vez, un hombre y una mujer con gabardinas negras, ambos usaban gorras para ocultar su rostro, habían encontrado a la chica sangre sucia caminando por la estación del subterráneo, era tal cual la habían descrito, las ordenes eran atraparla sin matarla, el señor tenebroso la necesitaba viva, la carne viva serviría más que la carne muerta, así que hicieron lo mejor posible para que ella no se diera cuenta, ellos no fallarían como los dos idiotas en el callejón Diagon quienes, obviamente ya habían obtenido su merecido castigo, tuvieron el cuidado de subir en un vagón diferente y caminaron hacia donde se encontraba ella, deteniéndose a distancia prudente para no ser notados, con mucha suerte quedaría a tiro de una maldición imperius y así se la llevarían.

Seis estaciones después la chica se bajó del tren y caminó por la estación rumbo a la salida, casi la habían alcanzado sin que los notase, el hombre deslizó su varita de entre las mangas de la gabardina, sacándola para efectuar la maldición, estaba a punto de lanzarla cuando un hombre se les atravesó en el camino, bloqueando el espacio entre la varita y la chica.

-Apártate, ¡muggle!, dijo el hombre, empujando al que se había interpuesto.

En el instante que Hermione escuchó la palabra "muggle", giró rápidamente, vio nuevamente a dos que se movían en dirección a ella, se sorprendió y sintió miedo, pero no era hora de entrar en pánico, apresuró el paso para salir de la estación, estaba a pocas cuadras de casa, lo que le planteaba dos ideas, la primera, no podía dejarlos descubrir su casa, eso pondría riesgo adicional a su familia, la segunda idea era, tratar de perderlos y luego aparecerse en casa.

Con eso en mente salió de la estación, era ya entrada la noche, unas pocas estrellas brillaban en la distancia cuando Hermione cruzó una calle llena de tiendas, introdujo sus manos en las bolsas de la chaqueta y sujetó la varita, expandir un poco el interior de esa bolsa había sido una buena idea, mientras caminaba buscó en el entorno cualquier superficie reflejante para poder ver a sus perseguidores, al no encontrar nada optó por cruzar en una esquina, efectivamente, un hombre y una mujer caminaban apresurados, la mujer tenía ya la varita en su mano, temía que aún no habían atacado por no hacer magia enfrente de tantos muggles, puesto que en la calle habían unos pocos transeúntes, para su pesar, la calle donde había cruzado se encontraba vacía.

Prácticamente el corazón le dio un vuelco, se encontraba sola y muy vulnerable, sacó su varita y empezó a correr, pocos segundos después vio como dos hechizos impactaban en el suelo, uno a cada lado, inmediatamente se giró y apuntó al aire frente a ella y gritó:

--¡Incarcerous!--

Siguió corriendo con la esperanza de haberle dado a uno, pero ésta se desvaneció cuando un hechizo pasó muy cerca de su cabeza y otro impactó en el suelo adelante de ella, rápidamente trató de calcular donde estaba alguno de ellos, giró su mirada, apuntó y lanzó un hechizo:

--¡Expulso! --

Esta vez escuchó algo parecido al grito de un hombre, había dado en el blanco, no tendría mucho tiempo, pero había ganado unos segundos, casi estaba saliendo de la calle vacía, a su derecha había un callejón, se dirigió a éste mientras otro hechizo hizo un agujero en el pavimento delante de ella, lanzó otros dos hechizos, para tratar de aumentar la distancia entre sus perseguidores, pero aparentemente solo la mujer la seguía.

En la entrada del callejón había un contenedor de basura, Hermione se refugió agachándose y haciendo del contenedor un escudo, dos hechizos más golpearon el suelo con luces azules y rojas.

Nuevamente calculó la fuente de los hechizos y se arriesgó exponiendo su cabeza y la mano con la varita, vio como la mujer alzaba su varita y una luz violeta salía en su dirección.

--¡Protego!, --Hermione alcanzó a protegerse, un pequeño haz de luz violeta alcanzó a atravesar su escudo, pero se diluyó en el aire.

Hermione se asomó un poco y gritó:

--¡Accio varita! --

Una varita voló por el aire y cayó muy cerca frente a ella, <<bien, >> pensó Hermione, <<con uno desarmado, será más fácil>>

--Dame tu varita, --le dijo la mujer al hombre.

Otros dos hechizos golpearon el pavimento, primero uno verde esmeralda y luego otro rojo como el anterior.

--¿Qué haces, tonta? --dijo la voz del hombre, ¡el señor oscuro la necesita viva! --

--¡Sangre sucia!, gritó nuevamente la mujer, --¡devuélveme mi varita! --

La sola mención de Voldemort aumentó el miedo de Hermione, ahora era el momento de huir, respiró profundamente para concentrarse mientras más hechizos golpeaban el pavimento y el metal del contenedor, asomó la punta de la varita y lanzó el último hechizo:

--¡Aqua eructo!--

Una gran cantidad de agua salió de la varita convirtiéndose en un torrente, sin pensarlo más desapareció haciendo un pequeño ¡crac!

"El señor oscuro lanecesita viva", esas palabras resonaban aún en su cabeza cuando Hermioneentró en la casa, ahora bastantes cosas tenían sentido, era lógico, Harrysiempre había demostrado ser bastante leal a sus amigos, hacerla prisionera laconvertía en una carnada fácil para atraer a Harry hacia Voldemort.

Hermione solitariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora