Después de ese momento incómodo de tener que saludar a mis hermanos Manu nos invita a conocer la casa y a enseñarnos nuestra nueva habitación y nuestro nuevo hogar.
Es impresionante, la casa es muy grande y está super bien diseñada, no me imaginaba para nada que fuera así. Mi madre, mi hermana y yo vamos por delante atendiendo a lo que nos enseña Manu, detrás están mis tres hermanos, yo creo que no les gusta mucho que estemos aquí, a mi tampoco, pero es lo que hay.
- Esta es vuestra habitación chicas, os dejo que os instaléis tranquilas - dice Manu sonriente.
- Gracias - respondemos a la vez Ali y yo.
Se me van los ojos hacía la puerta que está a la derecha, sospecho que esa es la habitación de los chicos porque entran todos en fila en ella, han dejado la puerta botada, seguro que nos están llamando de todo y estarán quejándose de que dos desconocidas sean ahora sus hermanas y estén metidas en su casa.
Prefiero dejar de pensar mal de Javier, Sergio y Daniel y decido entrar en mi nueva habitación e ir poniendo cada cosa en su sitio y meter la ropa en el armario.
- Es super grande esta habitación - dice asombrada Ali.
- A ver cuanto nos dura ordenada - le digo entre risas y con una mirada cómplice
Después de un rato a mi hermana se le ocurre poner música en el móvil para hacer más ameno el ordenar la habitación, al final acabamos discutiendo porque pone reaggueton y yo, prefiero otro tipo de música, decido cambiar de tema para calmar el ambiente.
- Oye Ali, ¿qué opinas de estos? - ella sabe de sobra que con el término "estos" me refiero a mis hermanos.
- Pues ni idea, porque no les conozco pero yo que ellos intentaba que nos llevaramos bien porque vivimos juntos más que nada - dice Ali.
- Ya... pero esque me da miedo, soy muy tímida, no sé como entablar una conversación con ellos para que empecemos a llevarnos bien - digo preocupada y me siento con desgana en la cama.
Ali se sienta al lado mío y me abraza.
- No te preocupes peque, de eso se encargarán mamá y Manu, apenas hemos llegado hoy y ya quieres hacerte amiga de todo el mundo - dice mientras me hace cosquillas para hacerme reír.
- Para Ali - chillo muriéndome de la risa.
*Las 21:00*
Llaman a la puerta de la habitación, es mi madre, viene a ver que tal estamos, Ali y yo creemos que lo mejor es decirla que estamos genial, aunque no sea así, no queremos que se sienta mal por nuestra culpa, sabemos que lleva mucho tiempo esperando para rehacer su vida y para poder estar con Manu.
- ¿Qué tal estáis hijas? - nos pregunta nuestra madre y se sienta con nosotras en la cama.
- Muy bien mamá, la casa es super bonita y la habitación muy grande, aunque tendremos que negociar eso de que Lucía y yo estemos compartiendo habitación - suelta mi hermana tan graciosa como siempre.
- Por todo te quejas ¿eh cariño? - le dice mi madre dándole un beso en la frente a Ali.
- ¿Y tú, Lu? - me pregunta ahora a mí,
- Todo bien mamá - le digo con la mejor de mis sonrisas.
Se levanta de la cama, y nos dice:
- Cuánto me alegro chicas, por cierto id bajando a la cocina que la cena está lista, voy a llamar a vuestros hermanos - cierra la puerta, y se va.
Tengo un dilema, no sé si cambiarme de ropa para bajar a cenar, ponerme el pijama o bajar con la ropa tal cual vine, esto de causar buena impresión no es lo mío... Al final me decido por bajar a cenar con lo que ya traía, unos shorts vaqueros de Stradivarius, una blusa blanca, mis sandalias preferidas, los pendientes de perlas, mi reloj dorado de Casio y en el pelo un moño desenfadado. Espero a que mi hermana se termine de peinar y bajamos a la cocina.
Mis tres hermanos ya están sentados, solo se me ocurre sonreír para parecer simpática y creo que lo único que parezco es idiota.
- Ali, Lucía, ¿os gustan los raviolis? - nos pregunta Manu, nervioso por la respuesta. Él se pone muy nervioso porque quiere que todo salga bien y que estemos agusto.
- Sí Manu, si nosotras comemos de todo - responde mi hermana por las dos.
Manu respira como si se le hubiera quitado un peso de encima y nos sirve la comida.
Durante la cena estamos en silencio, y mi madre y Manu intentan sacar conversación.
- Hijos, ¿por qué no salís con vuestras hermanas mañana por la mañana y así las enseñáis el pueblo y las presentáis a vuestros amigos? - propone Manu.
Ninguno responde, hasta que finalmente Javier dice que es una buena idea.
Terminamos de cenar y subimos cada uno a nuestra habitación, otra vez que no he podido evitar mirar a la puerta de la derecha y lo curioso es que Sergio ha hecho lo mismo, nos hemos cruzado las miradas y él me ha sonreído. Tengo que reconocer que es un chico muy guapo, tiene la misma edad que yo, tiene los ojos marrones, una melena de pelo castaño en forma de casco y tiene un cuerpo delgado.
Entro a la habitación y mi hermana ya está cambiándose, poniéndose el pijama, así que yo hago lo mismo. Abro mi cama, miro un poco las redes sociales, hablo con mis amigos de Santander y pienso en el paseo que vamos a dar mañana por la mañana. Después de un rato dejo el móvil me pongo a escuchar música y me duermo.