Pinke pie cupcakes

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El aire era cálido y el sol brillaba, todo los ponies en Ponyville estaban teniendo un día glorioso. El centro de la ciudad se encontraba lleno de multitud de ocupados ponies que llenaban las calles. Cada uno de ellos parecía tener un lugar específico a donde ir. Todos excepto Raimbow Dash; su lugar estaba en el cielo. Ella volaba libremente por el aire, acelerando de un lado a otro, agitando las copas de los árboles y perturbando el aire. La pegaso azul pasó por encima del patio de la escuela, tan solo para impresionar a los pequeños ponies, luego subió varios cientos de pies y comenzó a caer picada tan rápido como pudo. Segundos antes de golpear el suelo, su alas se abrieron y ella regresó a claro azul del cielo. Rainbow se sentía viva. 
De pronto, Dash recordó que ella debía estar en otro lugar, se suponía que debía encontrarse con Pinkie Pie en 5 minutos. Dash había tan sumida en sus ejercicios que casi se le olvida que Pinkie le había pedido encontrase con ella en Sugarcube Corner a las tres. Pinkie no le había dicho porqué ni qué iban a hacer, pero Dash sabía que con Pinkie, podía esperarse cualquier cosa. Dash no estaba segura si realmente quería ir. Se encontraba tan feliz con sus acrobacias que pensó que podría dejar plantada a Pinkie y seguir volando. Pero su conciencia no se lo permitió. Ella sabía que eso podría lastimas los sentimientos de Pinkie; después de todo, Pinkie le dijo que iba a ser algo muy especial tan solo para ambas. Dash consideró esto y pensó “¿Por qué no?” ¿Qué tenía que perder? De seguro debían ser más bromas. Pinckie debía haber encontrado un puñado de cosas graciosas que hacerle a la gente, y ellas se habían divertido bastante la última vez. Dash se apresuró para ganar el tiempo perdido y aceleró hacia su cita. 
Cuando Dash entró a la tienda, fue inmediatamente bienvenida por su amiga, quien saltaba de emoción. “Yey, ya estás aquí! Te estuve esperando tooodo el día” dijo el pony saltarín. 
“Disculpa si estoy un poquito tarde, Pinkie. Estaba haciendo mis ejercicios de la mañana y perdí la noción del tiempo” se excusó Dash. 
Pinkie ser rió y respondió en un tono alegre, “Oh, está bien, estás quí ahora, ¿qué son un par de minutos adicionales? He estado taaan emocionada pensando en todas las cosas divertidas que vamos a hacer, no he parado de saltar desde que me levanté osea casi se me olvida respirar, he estado tan feliz.” 
Dash soltó una risa algo incómoda. Siempre había apreciado el estilo de vida feliz y despreocupado de Pinkie Pie, pero la sobreexcitación de Pinkie la estaba asustando un poco. Pero Dash mantuvo su rostro relajado. Si Pinkie estaba así de emocionada, lo que fuese que tuviera planeado tenía que ser bueno. 
“Entonces, lista para comenzar, Raimbow Dash? Ya tengo todo listo,” dijo la pony rosada. 
Dash se emocionó “Puedes apostarlo, Pinkie. ¿Entonces que tienes planeado? ¿Le haremos una broma a alguien? Ya tengo un buen par en las que he estado pensando. O tal vez tu tengas algunas que quieras que pruebe o podemos…” 
“¡HACER CUPCAKES!” Pinkie anunció alegremente. 
“¿Cocinar?” Dash estaba desilusionada. “Pinkie, sabes que no soy buena cocinando. ¿Recuerda la última vez?” 
“No hay ningún problema. Solo necesito tu ayuda haciéndolos. Yo haré casi todo el trabajo,” explica Pinkie. 
Dash pensó esto por un segundo “Ah bueno. Supongo así está bien. ¿Qué es lo que necesitas que haga?” 
“Esa es la actitud. Toma, aquí tienes.” Pinkie le entrega a Dash un cupcacke. 
Dash estaba confundida “Pensé que te iba a ayudar a cocinar.” 
“Así es. Hice este para ti antes de que llegaras.” 
“Entonces, ¿seré como una catadora o algo así?” 
“Algo así,” dijo Pinkie. 
Dash tomó el pastelito y lo puso en su boca. Lo masticó un poco y se lo tragó. Nada mal. “Ok, ¿ahora qué?” Dash preguntó. 
“Ahora,” le dice Pinkie, “tú tomas una siesta.” 
Confundida, Dash abrió la boca, pero instantáneamente sintió su cabeza más ligera. Una ola de mareo le comenzaba afectar, y segundos después se colapsó en el suelo. 
Cuando Dash recuperó la conciencia, se vio a sí misma en una habitación oscura. Intentó mover su cabeza, pero se dio cuenta de que unos seguros de cuero la mantenían firmemente en su lugar. Intentó mover su cuerpo, pero unas correas en su pecho y extremidades que se conectaban a un aparejo hecho de una serie planchas a su alrededor la mantenían quieta, además, mantenían sus piernas bastante separadas. Tan solo sus alas estaban libres, y se agitaban fuertemente mientras Dash se forcejeaba por escapar. Mientras ella se movía, Pinkie entró de súbito a su línea de visión. 
“Linda, estás despierta. Ahora podemos comenzar” Pinkie dice graciosamente. Se sumergió en la oscuridad, y rápidamente surgió empujando un pequeño carrito cubierto con una manta. 
“Pinkie, ¿qué está pasando? ¡No me puedo mover!” Dash dice desesperada. 
“Pues obvio, eso es porque está estada,” respondió Pinkie. “Es por eso que no te puedes mover. No creía que necesitabas que te lo dijeran.” 
“Pero ¿Por qué? ¿Qué está sucediendo? Pensé que habías dicho que te iba a ayudar a hacer cupcakes.” 
“Estás ayudando. Verás, ya me quedé sin mi ingrediente especial y te necesito para conseguir más.” 
“¿Ingrediente especial?” Dash tenía la respiración pesada y comenzaba a entrar en pánico. “¿Qué ingrediente especial?” 
Pinkie se ríe y responde “Tú, tontita” 
Los ojos de Dash se abrieron totalmente y su gesto se transformó en pánico. Luego comenzó a reírse y dijo, en un tono que bordaba la histeria, “Wuu, realmente me atrapaste, Pinkie Pie. Quiero decir, ¿engañarme para creer que me ibas a transformar en un cupcake? Tengo que admitirlo, la mejor broma hasta ahora. Tú ganas, eres la mejor.” 
Pinkie simplemente rió más. “Aw, gracias Dash. Pero hoy no he hecho ninguna broma, por eso no puedo aceptar tal honor.” 
Dash se estremeció de nuevo. “Vamos Pinkie, esto ya no es gracioso.” 
“¿Entonces por qué nos estamos riendo?” Antes de que Dash pudiera contestar, Pinkie tomó la manta y la apartó del carrito. En el carrito había un contenedor lleno de varios afilados instrumentos médicos y cuchillos cuidadosamente organizados y afilados, junto con una enorme bolsa médica. 
Dash estaba ahora en modo pánico puro. Se comenzaba a hiperventilar. Su mente se desesperó e intentó razonar con la pony rosada. “¡No puedes hacer esto Pinkie! ¡Soy tu amiga!” 
“Ya sé que lo eres y es por eso que estoy tan contenta que estés aquí. Podremos compartir tus últimos momentos, solas tú y yo” Pinkie se estaba llendo nuevamente. 
“Pero, los otro ponies se preguntarán donde estoy. Cuando las nubes se acumulen, vendrán a buscarme y te descubrirán.” Exclamó Dash desesperadamente. 
“Oh, Dash,” dijo Pinkie. ”No te preocupes, hay varios pegasos adicionales que pueden encargarse de unas cuantas nubes. Y además, nadie se dará cuenta. Quiero decir, ¿Cuánto tiempo crees que he estado haciendo esto?” Y con esta ominosa declaración, las luces se prendieron de repente y el resto de la habitación quedó revelado. 
“Oh no.” Dash se llenó de terror ante la imagen que se presentaba frente a ella. La habitación estaba decorada con el loco gusto de Pinkie Pie. Intestinos coloridos colgaban por las paredes como guirnaldas, cráneos de distintos tamaños y colores brillantes se encontraban incrustados en las paredes y órganos inflados con helio amarrados al respaldar de las sillas. Las mesas y sillas estaban hechas con huesos y la piel preservada de ponies muertos. Dash se sobresaltó al fijarse en la pieza central de la mesa más cercana e ella. Las cabezas de 3 potrillos, sus ojos estaban cerrados como si estuvieran dormidos, usaban gorros de fiesta hechos con su propia piel. Con estremecimiento de terror, Dash reconoció a una de ellas como la compañera de clase de Applo Bloom Twist. Los ojos de Dash se fijaron en una pancarta encima de la habitación. Hecha con cuero de varios ponies, las palabras “La vida es una fiesta” estaban escritas en ella con rojo sangre. 
La atención de Dash fue traída de regreso con silbato de fiesta que golpeaba su nariz. Ella miró a Pinkie Pie, quién estaba parada justo frente de ella. La pony fiestera estaba usando vestido hecho de piel, con varios cutiemarks en él. En su espalda colgaban 6 alas de pegaso, todas de diferentes colores. Mientras la pony terrestre se llenaba de emoción, su collar compuesto de varios cuernos de unicornios sonaba estruendosamente. 
“¿Te gusta?” Preguntó Pinkie “Lo hice yo misma.” 
Desesperadamente, Dash le ruega a la pony sonriente que tiene en frente. “Pinkie please, lo siento si te hice algo. No quiese hacerlo, Por favor déjame ir. Te prometo que no se lo diré a ningún pony.” 
“Oh Dash, no hiciste nada. Simplemente tu número salió, y bueno, yo no hago las reglas. No podemos retroceder ahora.” 
Dash comenzó a llorar. ¿Cómo esto podía estar pasando?” 
“Aww, no te pongas triste Dash,” dijo Pinkie ” Mira, esto te animará. Te traje una amiga.” 
Aparentemente de la nada, Pinkie sacó un cráneo pintado de azul y amarillo. Era del tamaño del de un pony, pero tenía otra forma, la de un halcón. 
Dash entró en shock. “¿Esa… es… ella es?” 
“Hey, Dash vámonos de aquí, estos ponies son tontos. Dweeb dweebs dweebs,” fingió Pinkie. “La atrapé justo antes de que se fuera de la villa. ¿Recuerdas cuando dejé la fiesta por unos 20 minutos? Ese no era tiempo suficiente para jugar con ella por supuesto; tuve que esperar hasta después de la fiesta para hacerlo. Pero amiga, valió la pena. Tan solo el sabor pagó el trajín. Los grifos saben a 2 animales a la vez, es increíble. Sé que ella no tenía un número pero ¿hubiese habido otra oportunidad para probar un grifo? Probablemente debí haberle preguntado de donde venía para poder conseguir más, pero se me olvidó. Pero debo decir, ella fue una gran contrincante. Duró bastante, lo que fue muy divertido. Tuve la oportunidad de jugar con alguien que no era un pony y probé nuevas cosas. Es una lástima que tuviera una boquita tan sucia. Dijo tantas cosas malas, que tuve que arrancarle la lengua. Tú sabes, malas palabras causan malos sentimientos, Rainbow Dash.” 
Dash no tenía nada que decir. Ella simplemente descansó en sus adoloridos huesos. 
“Bueno” dijo Pinkie con aire de haber concluido, “es suficiente calentamiento. Es hora de comenzar.” 
Dejando en el suelo el cráneo de Gilda, el pony rosado tomó un escalpelo en su pezuña y caminó hasta el flanco derecho de Dash. Sin ningún miramiento, Pinkie posó el filo una pulgada por encima de la cutie mark de Dash e inició un corte circular a su alrededor. Dash gritó de dolor e intentó desesperadamente de safarse, pero las correas se lo impidieron. Terminada la incisión, Pinkier tomó cuchillo de hoja curva del carrito. Poniendo gesto de concentración, apartó el músculo de la piel y logró sacar el pellejo. Dash apretó los dientes y entre las lágrimas observó como se le arrancaba la piel. Pinkie se dirigió al otro lado del pony y repitió el proceso en el flanco izquierdo. Una vez que había terminado, Pinkie tomó ambas marcas en frente de su amiga y comenzó a moverlas como si fueran pompones. Dash simplemente miró. Sus costados ardían como nada que ella hubiese sentido antes. 
Dejando los parches de piel a un lado, Pinkie tomó un enorme cuchillo de carnicero y caminó hacia la espalda del pegaso azul. “Espero que no te importe, pero creo que estirarás el ala.” Pinkie se rió. Ella tomó la ala izquierda en su boca y jugó con ella por unos cuantos segundos, moviéndola tanto que el dolor de los costados de Dash se intensificó de nuevo. Luego, apartando el ala, golpeó con el cuchillo la base de esta. Instantáneamente, Dash gritó y dobló el ala. El movimiento hizo que le fallara la puntería a Pinkie por lo que le hizo una herida profunda en al espalda de Dash. 
“Te tienes que quedar quieta Dash, o seguiré fallando.”Le advirtió Pinkie mientras Dash luchaba. 
Pinkie tomó otro impulso y golpeó de nuevo la base. Lo hizo una y otra vez. La sangre salpicaba por el aire, pero Pinkie se dio cuenta de que no iba a ninguna parte. El cuchillo no iba a atravesar el hueso. 
“Hmmm, supongo que olvidé afilarlo. Intentaré otra cosa,” dijo decidida Pinkie mientras tiraba el cuchillo por encima de su hombro. Entre el dolor y las lágrimas, Dash escucho el sonido de una caja de metal abriéndose y cerrándose. 
“¡Lo tengo! Dime Dash, ¿Por qué le llaman aserradora? Porque cierra; y eso no lo puedo hacer con cuchillo.” 
Pinkie puso la herramienta en la ya abierta herida del último intento. Parada en sus cuartos traseros, aserró el ala con sus cuartos frontales. Sin mucho esfuerzo, la sierra pasó por el hueso y la piel. El solo sentimiento de los dientes de la sierra hizo que Dash quisiera vomitar. Miró débilmente mientras se le retiraba el ala y la ponía en una mesa. Pinkie se dirigió a la siguiente ala y comenzó a aserrar. Dash no se resistió esta ves; ella se había rendido ya no luchaba ni gritaba de agonía. Abruptamente, el aserrado se pasó. Pinkie no había terminado, el ala estaba colgando de un pedazo. 
“Oye Dash,” Pinkie dijo “¡Piensa rápido!” 
De improviso, Pinkie jaló el ala con toda su fuerza. El hueso se rompió y quedó solo la piel, luego esa ser rompió. Este forcejeo había arrancado un buena parte de la piel de su espalda. Su cuerpo se estremeció ante la inesperada herida. Su pelvis se tensionó, Dash sintió un tibio líquido por sus piernas, y su fuerte e interminable sinfonía de dolor llenó la habitación. Sin capacidad de contener el aliento, se desmayó. 
Dash se despertó sorpresivamente. Un hilo de orina llenaba el suelo. Mientras su visión se acostumbraba de nuevo a la luz, ella notó a una muy decepcionada Pinkie Pie quitando enorme jeringa de adrenalina de su pecho. Cruzando los brazos, la frustrada Pinkie Pie se paró en frente de su víctima. 
“¿Acaso nadie te ha enseñado modales? Es de mala educación quedarse dormido cuando alguien te invita a pasar el tiempo que él. ¿Acaso te gustaría que yo entrara a tu casa y me fuera a dormir? Oh, lo siento Dash, eres tan aburrida que creo que me tomaré un descanso. ¿Acaso crees que me gusta hacer esto sol? Te dije lo emocionada que estaba cuando me enteré que sería la última. Estaba tan feliz de tener una amiga conmigo mientras trabajaba. Pero NOOOO. Tenías que ser desconsiderada. Sabes, yo pensé que eras fuerte. Pensé que podrías soportar cualquier cosa. ¡He tenido a potrillos que ha soportado más que tú! ¿Quieres que sea niñera? ¿Ah? ¿Así es como quieres que te recuerde, como una bebé?” 
Mientras Pinkie descansaba para tomar un respiro, Dash parpadeaba y gemía débilmente. Su espalda estaba en agonía, sus costados le ardían y había un intenso dolor en una de sus piernas. Mientras parpadeaba de nuevo, notó que Pinkie se ponía algo rojo en la boca y comenzaba a masticar. Notando esto, Dash la miró, Pinkie rápidamente tragó lo que tenía en la boca. 
“¿Qué?” Preguntó Pinkie “Ah, ¿esto?” Ella tomó otro pedazo. “Bueno, mientras TÚ estabas dormida, me impacienté un poco y me conseguí una pequeña muestra. La tomé de tu pierna, no estás mal. ¿Quieres un poco?” 
Sin esperar respuesta, Pinkie metió el pedazo de carne en la boca del pegaso. Dash se asqueó y lo escupió inmediatamente. Pinkie se agachó y tomó el pedazo de carne. “Si no lo querías, pudiste haber dicho que no.” Pensó por un momento y se tragó el pedazo de carne “Como si nunca hubieras probado mis cupcakes antes.” 
Comiendo, se fijó en la pequeña lata en el carrito. Quitó la tapa, revelando que estaba llena de carbón al rojo vivo. Descansando encima de los carbones, había varias agujas de tamaño grande. Mientras la adrenalina llenaba sus venas, Dash fue invadida por el pánico otra vez. Tomando la lata, Pinkkie se posó a la izquierda de Dash. Con unas pinzas en su boca, Pinkie cuidadosamente tomo una aguja y la posiciona en la comisura entre la pierna y la pezuña. Luego tomó un martillo y comenzó a apuntar cuidadosamente. 
“¡No Pinkie!” gritó Dash. “NO NO” 
El martillo bajó y la aguja atravesó su piel. El ardiente dolor fue simplemente demasiado. Dash gritó y jaló de las correas, causándose heridas. Pinkie intentó poner otra aguja, pero no podía apuntar bien, y dejó salir un gruñido de frustración. Cuando Pickie puso el martillo por detrás de su cabeza para hacer dar un buen golpe, Dash estalló en llanto. 
“¡PORFAVOR PARA! ¡PORFAVOR PORFAVOR PARA!” 
Pinkie giró sus ojos. Dejando a un lado el martillo y las pinzas, regresó al frente de su amiga y miró al quebrado pegaso. Gilda no lloró tanto cuando tenía un parasprite vivo atracado en su garganta. Pinkie reflexionó por un minuto que debía hacer después, de la nada, tuvo un rayo de inspiración. 
Rotando el engranaje del aparejo, Pinkie apoyó a Das en su espalda, se dirigió a las piernas, llevando consigo sus herramientas y clavó una púa ardiente en la base de las pesuñas de la pegaso. Mientras Dash gritaba de dolor, Pinkie regreso a su carrito y sacó una enorme batería un controlador, que llevó a donde estaba trabajando. Puso los cables de cobre en las púas que es encontraban en las pesuñas de Dash, luego le hizo un guiño a Dash y activó el interruptor. 
La electricidad atravesó el cuerpo de Dash. El pony azul reaccionó de inmediato, su cuerpo tembló y sus músculos se tensionaron. Su cintura quedó suspendida en el aire y sus ojos se voltearon y dejó salir un profundo grito de su garganta. Pinkie rió y bailó en su lugar, se agachó y aumentó la potencia. Dash convulsionó incontrolablemente y su vejiga se vació de nuevo. 
Después de unos 5 minutos, Pinkie apagó el aparato. Hebras rosadas se tallaban en el pelo alrededor de sus pesuñas y carne cocinada comenzaba a humear. Pinkie volvió a poner a Dash de cabeza e intentó que el delirante pony le prestara atención. 
“¿Dash? ¡Dash! Raimbow Dash, ¡Despierta!” Dash gimió y se las arregló para recuperar débilmente su conciencia. Pinkie estudió su obra, luego sacó su maleta médica y saca una enorme jeringa, “Muy bien, tiempo del último round.” 
Dash se concentró en la aguja, lo que Pinkie tomó como una pregunta sobre qué era eso.
“Esto solo es una cosita para quitarte el dolor,” Informó Pinkie mientras caminaba hacía la ya arruinada espalda de su víctima. Dash se quejó mientras Pinkie clavaba una aguja en la espalda baja del pony. Regresando al frente de su amiga otra vez, Pinkie se sentó y aclaró. 
“En unos cuantos minutos, no podrás sentir nada por debajo de tu tórax. Entonces podrás estar despierta para ver la cosecha.” 
Dash comenzó a llorar de nuevo “¿Pinkie?” 
“¿Sí?” 
“Quiero ir a casa,” Dash gimió. 
“Sí, puedo ver que eso quieres,” le respondió el pony fiestero. “A veces, simplemente quisiera rendirme y decir ‘ya me casé de esto’ e irme a dormir. Pero, ¿sabes algo? No puedes huir de tus responsabilidades. Tienes que obligarte a ti misma a afrontar los nuevos desafíos que se presenten. Es la única forma en la que se puede avanzar en la vida.” 
Dash inclinó su cabeza y lloró. 
Los minutos pasaron y la droga hizo efecto. Eventualmente, Dash se adormeció completamente desde su pecho hasta sus piernas. En este punto Pinkie se acercó con un escalpelo. Sonriendo a Dash, Pinkie hizo un enorme corte en la pelvis, justo por encima de su entrepierna. Volteando el cuerpo de Dash, Pinkie hizo una incisión similar por debajo de sus costillas. Finalmente, Pinkkie hizo un largo corte vertical por el estómago de Dash que conectaba ambas incisiones. Pinkie cuidadosamente abrió el abdomen y cogió sus intestinos. Mientras ella separaba los órganos del resto del tracto digestivo y los sacaba por la nueva cavidad, Pinkie estaba llena de júbilo. Riendo mientras destripaba a su amiga, ella comenzó a hacer bromas. Dash, cada vez más cansada por la pérdida de sangre, trataba desesperadamente de no mirar el macabro acto de comedia. 
“Mírame, ¡Soy Rarity!” dice riendo Pinkie, poniendo un intestino alrededor de su cuello salpicando sangre por todas partes. “¿Acaso esta bufanda no es hemosíiiiiiisima?” 
Regresando al interior, cortó un pedazo más pequeño de intestino delgado. Sacando el exceso de excremento, Pinkie se puso el órgano entre los dientes, moviéndolo de un lado a otro. “Los dentistas dicen que debes usar hilo dental todos los días, Dash.” 
Dash ya no podía notar lo que sucedía. El shock estaba causando que se desvaneciera. Decepcionada, Pinkie regresó a lo órganos de su compañera, deteniendo su rutina. 
“Aw, todavía no te vayas Dash.” Pinkie comenzó a sacar el resto de los órganos de Dash, deteniéndose cada vez “Sé que puedo ser un verdadero páncreas, pero solo me hago hígado por ti. Tienes que aprender a animarte. Muchacha, estos chistes se ponen mejor, hay que tener estómago para ellos.” 
Pinkie puso los restos del cuerpo descartados en un balde, deteniéndose un poco en el último “Oh una gaita” dijo, poniendo el final de esófago en su boca y el estómago en su brazo. Sopló y algo de ácido tocó su lengua. “¡Eww! Oh mira, ahí están tu cupcake, Dash.” 
Dash ya no oía a su torturadora. Había perdido la consciencia minutos atrás. Pinkie, insatisfecha, inyectó a Dash otra dosis de adrenalina. Dash despertó por última vez, su corazón palpitaba, sangre tibia caía sobre su pecho en grandes cantidades. No duraría mucho esta vez. 
Pinkie volteó de nuevo a Dash, acercándose al pecho del pony azul, con el escalpelo listo. 
“Sabes, Raimbow Dash, estoy decepcionada. Pensé que durarías más. Realmente quería pasar más tiempo contigo antes de que llegáramos aquí. Pero supongo que es mi culpa, debía tomar las cosas un poco más despacio. ¡Fue un verdadero placer conocerte Dash!” 
La hoja atravesó la piel de su azul garganta y subió hasta su barbilla. Y de nuevo abajo. Lo último que sintió Dash fue el dolor de la piel de su garganta siendo arrancada de su cráneo y el metal de la hoja en sus dientes. 
Luego de esto, se había ido. 

Pinkie se miraba en un espejo. Ella había hecho un muy buen trabajo manteniendo intactos incluso los párpados, guiñó el ojo y Dash guiñó en respuesta. Pinkie sonrió. 
Pero aún así, ella estaba triste, porque su amiga se había ido. Dash solo duró 50 minutos, ni cerca de lo que Pinkie hubiese querido que durara. Miró de nuevo el cadáver en medio de la habitación, los últimos de los fluidos de su amiga cayendo en un charco. Sip, no más Rainbow Dash. 
Después de mirarla, Pinkie asintió. Se dio cuenta del hecho de que no había mucho daño en el cadáver. “De hecho” murmuró la pony rosada, “creo que…” Una idea surgió en su cabeza. Ellas era buena cociendo y tenía todas las piezas, todo lo que tenía que hacer, era ponerlas juntas de nuevo. Sí, solo tenía que hacer unas cuantas reparaciones y bingo, tendía a Rainbow Dash para siempre. De hecho, pensó Pinkie, eso es lo que haré a todas mis mejores amigas cuando sus números salgan. Estaba emocionadísima, se fue directo a su máquina de coser para comenzar. Los cupcakes podían esperar; Pinkie tenía una amiga que hacer. 

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