·Capítulo 3·

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Me dirigí al interior del pasillo que iba hacia la derecha, estaba iluminado por unos tubos de luz que se juntaban en cuatro para formar una lámpara metida en el techo, aunque siempre había alguna fundida.

Pasé unas cuantas aulas y llegué a la mía. Rezaba porque ningún profesor me viese, técnicamente no puedo estar haciendo esto pero aunque me pillen tampoco es que me puedan hacer nada.

Al final del largo pasillo había una grande ventana que siempre estaba abierta, dándole a todo el pasillo un frescor invernal.

Las puertas de todas las aulas eran iguales, de madera y al lado una pequeña cristalera, aunque en mi clase estaba tapada por un chico.

Me miraba raro, con los ojos entrecerrados, como si supiese quien era.- Hola.- Le saludé un tanto seco con cara de poco amigos.- Hola.- Su tono de voz me resultaba familiar, pero no su aspecto.- ¿Quién eres? Nunca antes te había visto por aquí.- Ahora exigía una respuesta y se interpuso entre la puerta y mi visión.- Soy Dylan O'brien, un antiguo alumno.- Abrió tanto sus ojos que casi parecían salirse de sus cuencas.- ¿¡O'brien!? ¿¡Tú eres Dylan O'brien!?- Me sorprendió su reacción, no le recordaba y él parecía conocerme de toda la vida.- Sí, soy yo.- Le hice un gesto para que bajara la voz.- ¿De qué me conoces?- Sus ojos recorrían todo mi cuerpo.- Conocía a Ángela, fui su novio. Una vez te visité. Por eso te miraba así antes, tu cara me resultaba familiar.- Mi mandíbula estaba tensa, tanto que sentía que mis dientes se resquebrajarían en cualquier momento.

Ángela había tenido otro novio y no me molaba nada. Parecía un chico alto, guapo, sus ojos castaños parecían absorberme con rabia, tenía el pelo castaño y ondulado, y le caía un poco por encima de los hombros.- Ya. ¿Eres más pequeño que Ángela y fue tu novia?- Le miré con superioridad y una sonrisa burlona. Aunque no era yo el indicado para restregarle nada, yo también era más pequeño que ella.- No, soy mayor que ella por dos semanas, repetí curso por enfermedad hace tres años.- Su mirada intensa, clavada en mí como alfileres, parecía atravesarme como una espada a través de mi tórax.- Nunca te había visto en este colegio, ¿eres nuevo?- Esta conversación no tenía ningún sentido pero no sería yo quien la acabaría.- Sí, me cambié a este colegio por Ángela pero ella se fue sin decir nada.- Un profesor del que nunca había visto la cara salió y la clase y miró al chico, le susurró algo y volvió a su clase.- Adiós Dylan, un placer verte despierto.- Abrió la puerta para entrar a clase de nuevo.- Adiós Stuart.- Se paró y se giró en redondo para mirarme.- ¿Cómo sabes mi nombre? Yo no te lo he dicho.- Encogí mis hombros.- Lo oí mientras dormía.- Le sonreí de lado con superioridad y me fui de nuevo a mi casa.

Antes de salir a las escaleras de nuevo se me ocurrió algo.

Avancé de nuevo por el pasillo. Llegué a una clase en la que vi a Hades. Toqué a la puerta, el profesor era Hollow, mi exprofesor de lengua.- Buenos días señor Hollow. El director me ha llamado para llevarme al señor Hades Di Ángelo.- Miré un poco más por la clase.- Y a Rebecca German.- Él me miró unos instantes.- Claro, puede llevárselos.- Ellos se dirigieron hacia mí con una cara pálida y extraña. Salimos de la clase en silencio y al cerrar la puerta Becca se tiró a abrazarme.

¡Dylan! ¿¡Cuándo despertaste!?

No hace mucho la verdad.

¿Cómo no has avisado imbécil?- Esta vez fue Hades quién habló.

He tenido una agenda muy ocupada.- Dije con un tono gracioso y ellos me abrazaron.

Se había acabado el tiempo y salí corriendo al aeropuerto en el coche de Zeus con Allison, Hades y Becca en los asientos de atrás.

¿Por qué Ángela? ¿Por qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora