V.

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Ruben está escuchando música mientras observa a los pasajeros amontonarse en la entrada del tren. Hoy es miércoles, y mañana sería el día en donde vería a Miguel de nuevo. Ruben se sentía un poco ansioso con la idea de haber esperado un par de días para volver a verlo, pero sabe que ha valido la pena esperar. Una mujer de mayor edad, camina por el pasillo tratando de sostener sin caer. Ruben se da cuenta, con cuidado toma a la viejecita del brazo y la acompaña hasta algún asiento libre. La mujer le da un sonrisa mientras le agradece con un apretón en una de sus mejillas; el castaño se sonroja y se marcha hasta su usual punto. Cuando se da la vuelta, puede reconocer aquel cabello negro entre la multitud de pasajeros.

Estaba a punto de alzar sus brazos y gritar ¡Miguel, Miguel, hey estoy aquí!, pero sería muy inmaduro de su parte, además lo dejaría en vergüenza si es que Miguel no se acerca a él. Así que con cuidado opta colocarse los audífonos nuevamente, y esperar a que el pelinegro se acerque, o mejor dicho, que alguno de los dos haga el primer movimiento.

El pelinegro había salido temprano de clases por una urgencia de la profesora, y como hoy no tenía trabajo decidió que iría a su departamento y ver algunas películas con Alex y Frank. Cuando sube al tren, Miguel espera ver a los agentes de negocios con sus caras largas y a los deportistas descansando en sus asientos, pero lo único que su vista enfoca es aquella melena castaña al fondo de la estación.

Ruben observa por el rabillo del ojo al pelinegro acercarse, y en un amago de querer poder verse bien, trata de cruzar sus brazos pero falla en el intento y así la sombrilla que traía en sus manos cae al suelo. Se limita a recogerla con vergüenza, pero cuando su mano toca el objeto la mano de Miguel también estaba allí.

"Hey, toma" Miguel responde y le entrega el paraguas con una sonrisa. No podía creer que el ojiverde estaba un miércoles en el tren. Y debe dejar en claro que aquella camisa a cuadros asienta muy bien su cuerpo, luce fantástico.

"Uhm, g-gracias" Ruben responde nervioso y baja la mirada jugando con el paraguas.

Miguel observa el paraguas como si estuviera resolviendo un dilema. Ruben lo nota, y frunce el ceño un poco confundido. El pelinegro murmura una maldición, y Ruben lo observa preocupado.

"¿Estás bien?" Ruben pregunta mientras observa al pelinegro suspirar. Se sentía bien poder estar junto a él, era como escuchar Holiday de Green Day.

"Oh, uhm.." Miguel ladea la cabeza apoyando está en la pared de al lado. Se sentía idiota por haber dejado su paraguas en clase. "Dejé mi paraguas" dice mientras observa las afueras, notando las nubes amontonarse en cielo gris.

"Oh, sí quieres podemos compartir la mía" Ruben muerde su labio y aguanta la respiración. Habían dos probabilidades, una que Miguel acepte la propuesta y al otra es que Miguel piense que Ruben trata de adivinar donde vive, lo cual no sería mala idea si lo piensa bien.

"Sé que quieres seguirme hasta casa, pero no te preocupes" Miguel bromea y el rubor en las mejillas de Rubén aparecen. Miguel piense que el castaño se ve demasiado tierno sonrojado, y se imagina como se verá cuando lo tenga en su cama bañado en sudor. Joder, no es buen momento como para pensar en aquello.

Rubén ríe mientras observa el rostro contrario. Miguel deja de mirar algún punto en el tren y observa los ojos verdes de Rubén. Aquellos ojos eran los más hermosos y aquel piercing que adornaba el labio inferior del castaño era lo más sexy que podría tener frente a él. Miguel estaba cayendo, cayendo por el chico del tren.

"Supongo que estaría bien compartir el paraguas" Miguel rompe el silencio y el tren frena, causando que Rubén choque hombre con él pelinegro y este coloque su brazo en la cintura contraria.

Metro Station|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora