Metro Station|| Rubelangel

II

Oh diablos, la vida de Miguel es tan injusta. ¿Qué fue lo que hizo para que recibiera tan tremendo castigo tres veces a la semana? Es completamente injusto, alguien allí arriba ha de estar odiándolo.

Los audífonos de Miguel chocan contra la pared, esperando a que el tren llegue a la estación como cada Martes, Jueves y Viernes. Él siempre se viste en un traje casual de negocios, hoy es una camisa de color rojo a cuadros y unos jeans negros. Miguel espera que cuando el clima baje, para que el chico pueda utilizar más sweaters. Miguel piensa que aquel chico se vería extremadamente tierno usando aquellos sweaters navideños o los casuales, en fin para el pelinegro aquel chico se ve jodidamente guapo en cualquier cosa.

Miguel le ha puesto un apodo en su cabeza, slender—el cual es un personaje de uno de sus juegos favoritos—. No hay ninguna manera de que aquel muchacho haya llegado a su punto máximo de crecimiento, y él midiendo unos 1.82, se ve demasiado petizo a su lado. Miguel lo ha estado observando estos tres días a la semana, la manera en la que sus ojos examinan el tren en busca de algún lugar alejado o como mira el suelo perdiéndose en sus pensamientos. A Miguel le gusta obsérvalo, más de lo que debería.

Miguel toma un sorbo de su café, dándole una mirada más a slender, antes de observar el carril. Él reflexiona cobre su vida, fantaseando sobre chicos en el tren; en lugar de sólo salir un fin de semana y buscar a una persona que esté interesado en él también. Es difícil hacer eso cuando él mismo sabe que no podría dejar de mirar a slender por mucho que quisiera.

A Miguel le encanta su sonrisa. Cada vez que slender recibe un mensaje de texto o alguna notificación en su móvil, su rostro se ilumina y sus hoyuelos aparecen formando una sonrisa extremadamente contagiosa, en la cual el pelinegro tiene que mirar el suelo para no sonreír. Miguel se siente un poco celoso por la manera en la que sonríe y atracción por qué, la sonrisa, es muy hermosa. Y el piercing en el labio, ¿Qué debería hacer Miguel sobre el piercing en el labio? Algunas veces slender lo muerde y Miguel sólo quiere saber qué se siente.

Miguel sacude su cabeza, tratando de concentrarse en la canción de Blink-182 que está sonando. Él cree que slender es muy tierno como para escuchar la misma música que él escucha. Probablemente pop. Alguien que luce tan bien no puede tener buen gusto en la música. La canción favorita de slender probablemente sería, Call Me Maybe. Sí, eso es mejor. Pensar sobre los defectos de slender inevitablemente hace que la situación sea mejor.

Miguel realmente no quiere ir a trabajar hoy. Él tiene qué cobrar el alquiler debido, el cual es la próxima semana y es su turno de comprar alguna casa de abarrotes. No es como si en su trabajo pagara bien, pero es conveniente. Él trabaja dentro del campo estudiantil, tomando llamadas y respondiendo rápidas preguntas o, también, transfiriendo gente hacia la persona correcta. Él trabaja de 9 a 3 los martes, miércoles y viernes así él puede ir a sus clases los lunes y jueves. Viviendo fuera del campus en su último año universitario ha sido interesante. Alejandro y Frank constantemente están en los sillones comiendo pizza y mirando malas películas. Miguel se pregunta cómo pueden completar a tiempo sus trabajos finales, él está encerrado en su pieza la mayoría de las noches metido en sus libros. El apartamento es agradable, aunque está ubicado algo lejos de la estación de metro.

El tren arranca y Miguel rápidamente entra. Le gusta saltar en el tren antes de que la gente se amontone y caminen hacia las puertas. Él siempre toma los mejores lugares, rápidamente buscando a través de los corredores. Esta vez, el tren se está moviendo y el pelinegro se relaja apoyando su cabeza en la polarizada ventana y su mano sosteniendo la barra si es necesario o en algún caso el metro frena y pueda sujetarse con rapidez. Slender está cerca del centro del tren, brazo extendido en uno de los aros de la barra mientras intenta no caerse encima de la mujer con un bebé en sus brazos. Miguel deja de mirarlo y observa hacia la nada tratando de que su sonrisa desaparezca. Comienza a murmurar las letras de la canción que escucha y trata de no enfocarse en aquel castaño que está en el centro del metro.